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A pesar de los estereotipos que la sociedad ha marcado para el físico femenino, tener un pecho grande no es, la mayoría de las veces, algo saludable. Un tamaño grande de las mamas puede convertirse en fuente de molestias y problemas no solo físicos, sino también psicológicos.
Los problemas de tener pechos grandes
Las mujeres con una talla grande de pecho suelen tener dificultades en su día a día para practicar ejercicio físico. También pueden aparecer problemas relacionados con el sistema esquelético que se traducen en distensión del cuello, dolor de cabeza, de hombros, tórax y de espalda. Y es que el simple peso de los pechos, junto con una mala postura, puede ser suficiente para provocar estos problemas, que en ocasiones pueden conducir a un dolor crónico.
Según un artículo publicado en Nature, estos dolores conducen también a dolores de cabeza y deterioro del rango de movimiento e, incluso, pueden aparecer problemas de eccemas en el nivel del surco submamario o hiperpigmentación de la piel por roce con el sujetador, así como alteración del centro de gravedad que puede causar alteraciones neurológicas por la tensión de los nervios, que acaba en adormecimiento de brazos y manos.
A la hora de hablar de tamaño de los senos y de corpiños debemos hacer referencia a dos términos: la talla y la copa. La talla es el número (75, 80, 85, 90, 95, 100…) y se refiere a la medida del contorno del pecho.
La copa se muestra en letras, de la más pequeña a la más grande (A, B, C, D, E, F) y se refieren al volumen del pecho. La copa hace que un sujetador no dañe los senos y define el aspecto y el tamaño de las mamas.
Una investigación muestra que las mujeres con una copa para el pecho de tamaño D o superior (desde la más pequeña, la copa A, la más pequeña, la B, la C, la D, la E y la F, estas tres de las más grandes que pueden encontrarse) tienden a tener mayores curvaturas de la columna vertebral y suelen adoptar posturas incorrectas, que se traducen a su vez en dolor.
Estos problemas suelen acentuarse con el paso de los años y, si no se hace nada para corregir las malas posturas, pueden llegar a aparecer problemas como desgaste de los discos.
Cómo reducir el dolor de espalda
Las opciones para aliviar el dolor de espalda van desde cambios en el estilo de vida a otras opciones más radicales como la cirugía. Para empezar, podemos considerar:
- Un talle de corpiño adecuado: usar el corpiño adecuado es una de las principales formas de minimizar problemas. Según un estudio realizado sobre el tamaño de los senos, la talla y el dolor de espalda en mujeres jóvenes, el 80% de las participantes usaban una talla incorrecta, de las que el 70% usaba corpiños demasiado pequeños. Un buen corpiño ayuda a distribuir y soportar el peso, sobre todo en mujeres con espaldas estrechas.
- Fisioterapia y ejercicio para fortalecer la estabilidad: trabajar con un especialista puede ayudar a mejorar la postura. Tener los músculos centrales fuertes permite, no solo contrarrestar el encorvamiento que suele producirse en estos casos, sino también combatir el dolor de espalda y facilitar las actividades diarias. Dar un mejor apoyo a esta zona reduce el dolor en general. La natación es el deporte más aconsejable para reforzar la zona dorsal.
- Mantener un peso saludable: el aumento del tamaño de los pechos se produce a menudo en países donde la obesidad también es un problema. Y es que el seno femenino es, en gran medida, tejido graso y glándulas. Por tanto, además de los factores genéticos, su tamaño también está relacionado con el contenido de grasa.
- Cirugía de reducción de mamas: aunque es la última opción, puede ser la única forma de resolver el problema de forma permanente para algunos casos. Según una investigación de la Sociedad estadounidense de Cirujanos Plásticos, antes de la cirugía la mitad de un total de 179 mujeres con senos de tamaño D tenían dolor lumbar casi constante o dolor en el cuello, hombros o espalda baja. Tras la cirugía, solo el 10% presentaban estos problemas.
M.Ch.