¿Es seguro y saludable reutilizar el aceite de freír?

ConsumoClaro

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Durante muchos años fue una práctica normal usar el aceite de freír en más de una ocasión, incluso apurarlo hasta que adquiere un tono oscuro que indica que el líquido está altamente degenerado por las reacciones oxidativas conocidas como reacciones de Maillard.

Esta costumbre fue seguramente heredada de los años de carestía, así como del precio tradicionalmente alto del aceite, especialmente el de oliva.

Pero también procede de una cierta percepción de que el aceite solamente es otra herramienta en la cocción de un producto que no interviene en su estructura, algo totalmente erróneo, ya que se trata de un producto vivo que evoluciona con la temperatura y se mezcla con el producto al que fríe.

El aceite se desnaturaliza tanto como el resto de alimentos. De hecho, en gastronomía no está permitido darle al aceite de freír más de un uso, y los expertos así lo aconsejan en el ámbito doméstico, pero la costumbre de reutilizarlo todavía persiste entre muchas personas.

La Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU) asegura en este artículo que podemos reutilizar el aceite hasta 25 veces, pero especifica unas condiciones que no son reales para la mayoría de consumidores:

  • Disponer de una freidora con tapa, para minimizar el contacto con el oxígeno.
  • Controlar la temperatura por debajo de los 180ºC.
  • Freír en tandas en continuo, no dejando que el aceite se enfríe

Es decir, son unas condiciones más propias de cocina de restaurante que de un hogar normal, donde se fríen pocas cantidades y después se guarda el aceite en un vaso o recipiente.

Como explica la OCU, “a medida que aumenta el número de frituras verás que el aceite se va degradando y hay que cambiarlo; lo sabrás porque se vuelve rojizo, le sale espuma y apenas calienta”. 

A continuación te ofrecemos tres razones por las que es mejor que emplees aceite fresco cada vez que quieras hacer una fritura, ya que aunque veas un ahorro en reutilizarlo, en realidad si el aceite a cada fritura tiene peor calidad puede perjudicar tu salud.

1. En la fritura se forman compuesto tóxicos

Como se dijo, el aceite es un producto vivo que se degrada frente a la subida de temperatura, de modo que sus ácidos grasos se convierten en compuestos altamente perjudiciales al reaccionar, o bien con el oxígeno o bien con distintos componentes del producto que freímos; o bien al unirse entre ellos formando largos polímeros.

Tal como se explica en este artículo de la Revista Española de Nutrición Comunitaria, en un primer tipo están los radicales libres, producto de la ruptura de los dobles enlaces de los ácidos grasos.

Estos radicales son enlaces abiertos que tienen una gran capacidad oxidativa sobre la materia, aumentando el riesgo de cáncer, trastornos cardíacos y problemas en el sistema inmunológico.

Otro subproducto que se puede crear por aumento de la temperatura por encima de los 100ºC es la acrilamida, sobre todo si estamos friendo un alimento rico en azúcares y pobre en materia proteica.

Según la OCU, “la formación de acrilamidas es menor cuando se emplea aceite de orujo y más alta con los aceites de semillas”. La organización de consumidores también destaca que “el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer, como el de riñón, útero y ovario, aumenta cuando nuestro cuerpo digiere y transforma las acrilamidas”. 

Finalmente, cabe no descartar la conversión de algunos ácidos grasos en grasas trans por hidrogenación de los dobles enlaces de las cadenas de carbono insaturadas. La adición de grasas trans a alimentos industriales está prohibida en Estados Unidos y la mayor parte de las empresas tampoco las utilizan en Europa por su incidencia sobre el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Todos estos procesos se dan a temperaturas entre los 100ºC y los 180ºC, si bien la degeneración del aceite se acelera más allá de esta última temperatura. Hay que tener en cuenta que superar los 180ºC es algo normal cuando freímos en sartén y sin control del calor, por lo que el aceite que usemos deberá ser descartado. 

2. El aceite pierde su eficiencia

Debido a su degeneración, el aceite reutilizado pierde sus propiedades humectantes, que son las que impiden que el alimento se deshidrate mientras se cuece, con lo que la fritura será de peor calidad y se notará en la textura y el sabor del producto cocinado.

Según la OCU, “la pérdida de peso y la absorción de grasa o aceite son menores cuando se usan aceites con alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, como ocurre en los aceites de oliva, orujo de oliva y girasol alto oleico”. Por lo que en caso de uno usar estos aceites, esto es usar aceites de semillas, la eficacia se verá todavía más reducida.

En este sentido, un estudio de la Universidad de Jaén con inteligencia artificial aplicada a los aceites que se usan para fritura determina que un aceite de oliva virgen extra puede usarse hasta 40 veces sin que pierda su eficacia, siempre siguiendo las condiciones ideales explicadas al inicio del artículo.

Este estudio aconseja de media entre tres y cinco frituras para una eficacia óptima del aceite, siempre dependiendo del producto que se fría, ya que a mayor porcentaje de hidratos de carbono más rápido degenerará, y lo mismo si se utilizan harinas y rebozados, ya que desprenden muchas impurezas.

3. Aumentará el riesgo de ingerir los subproductos contaminantes

Por otro lado, el aceite reutilizado penetrará más en el nuevo alimento frito, haciéndolo más graso y su vez introduciendo los polímeros y compuestos tóxicos dentro del producto que vamos a ingerir, de modo que con mayor probabilidad penetrarán en nuestro organismo.

A cada reutilización que hagamos, aumentará el número de compuestos tóxicos, así como su penetración en los alimentos, de modo que estos estarán más contaminados y aumentaremos a largo plazo (si frecuentamos esta práctica) el riesgo de padecer los tipos de cáncer arriba descritos.

De todos modos, si decidimos reutilizar el aceite más de una vez podemos seguir los consejos que nos da la OCU en su artículo para que no penetre tanto en el interior del producto que se fríe:

  • En primer lugar, deberemos freír trozos lo más grandes posible y evitar los trozos muy laminados o muy pequeños, donde el aceite penetra con mucha facilidad.
  • También deberemos freír en el aceite bien caliente, lo que significa rondando los 180°C o más, con lo cual también degenerará más deprisa. La razón de esto es que en alta temperatura el producto hará rápidamente una costra que impedirá la absorción prolongada del aceite.
  • Usaremos un aceite lo más fresco posible, es decir, con una o unas pocas frituras, ya qué este tendrá mayor eficacia y freirá con mayor rapidez el alimento.
  • Finalmente, usaremos aceite de oliva de la mejor calidad posible, o bien aceite de girasol alto en oleico. El motivo es que estos aceites presentan una gran proporción de ácido oleico, una grasa muy resistente a la temperatura y a la oxidación y que por tanto no introducirá tantos compuestos tóxicos en el alimento frito.