MÉXICO - ELECCIONES 2024 Análisis

AMLO empezó el año electoral con una promesa cumplida y una región replanteada

Susana Santos

2 de enero de 2024 14:53 h

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El presidente mexicano de izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pudo celebrar el 15 de diciembre la apertura del primer tramo del Tren Maya,  llamado Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), que conecta la localidad de Medias Aguas del Estado de Veracruz con el puerto de Salina Cruz del Estado de Oaxaca. “Celebro que se haya tenido la visión de reiniciarlo, de rehabilitar los puertos, de rehabilitar las vías, de tener listo el ferrocarril para carga y pasajeros”, declaró ese día durante su conferencia de prensa matutina, que se llevó a cabo en Oaxaca con motivo de la inauguración de la obra.

De acuerdo con el Vicealmirante Raymundo Pedro Morales Angeles, director del CIIT, este tramo comprende 227 km de vía, con una capacidad de carga de hasta 5 mil toneladas por viaje, con hasta 65 vagones y 270 contenedores, recorre 4 estados115 municipios y más de 9 mil localidades. Y  suma, la rehabilitación de las estaciones Salina Cruz, Ixtepec, Mogoñé y Medias Aguas, y la construcción  de las  Chívela y Donají

Un megaproyecto personal del presidente AMLO

El Tren Maya, también llamado Transístmico por su prevista  conexión con el Istmo de Tehuantepec y Guatemala,  fue anunciado por el presidente AMLO (AMLO) en diciembre de 2018  como un proyecto para “mejorar la calidad de vida de las personas, cuidar el ambiente y detonar el desarrollo sustentable”. El megaproyecto,  que supone  una inversión de al menos 30 millones de dólares, implica la construcción de un circuito ferroviario de 1.554 km, conectando ciudades, pueblos y sitios turísticos en los estados de ChiapasTabascoCampecheYucatán y Quintana Roo. En su recorrido se encuentra la presencia de los pueblos maya,  yucateco, ch’ol, tseltal, tsotsil, y otros.

El tren, con 19 estaciones y 15 paraderos, servirá para el turismo, transporte de mercancías y desplazamiento local. De sus siete tramos, cuya inauguración se ha previsto en tres fases, la primera, de Campeche a Cancún, se cumplió el 15 de diciembre. Restan  la segunda, de Cancún a Palenque, el 31 de diciembre; y la tercera, para el recorrido completo, el 29 de febrero de 2024.

El Tren Maya, ¿un tren militar?  

Desde su inicio en el 2018, el  Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) había sido designado  como encargado del megaproyecto. Sin embargo,  a partir de febrero de 2022 como fue anunciado por el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) se quedó a cargo  de las tareas operativas y administrativas del tren, sus estaciones y paraderos, mediante la empresa paraestatal Olmeca-Maya-Mexica (OMM), que  también opera en la Mexicana de Aviación, once aeropuertos nacionales y seis hoteles a lo largo de la ruta del Tren Maya..

El protagonismo concedido por AMLO a las FFAA no ha dejado de suscitar críticas observaciones sobre los proyectos que llevan a cabo. “Entre 2006 y 2021, casi 250 tareas gubernamentales, que antes eran gestionadas por autoridades civiles, fueron transferidas al Ejército después de que López Obrador llegara al poder hace cinco años” señala el Frankfurter Allgemeine Zeitung . El diario alemán de Frankfurt, capital de las finanzas europeas, precisa en estos términos su interpretación: “el presidente nacionalista de izquierdas aumentó el presupuesto militar y transfirió amplias tareas de seguridad, construcción y administración al ministerio de Defensa y a la Marina. El Ejército gestiona ahora instituciones y proyectos con una facturación anual de dos dígitos de miles de millones de dólares, incluida la administración aduanera del país, que recauda unos 60.000 millones de dólares al año. El Ejército también construirá y explotará dos acueductos, un nuevo aeropuerto y varios hoteles. También se le ha encargado la construcción de 2.700 sucursales del estatal Banco de Bienestar en todo el país”.

Al transferir a las FFAA  tareas y proyectos que deberían ser llevados a cabo por personas e instituciones civiles, AMLO logró cumplir con  éxito la puesta en marcha del Tren Maya,  de manera  rápida y poco burocrática. Sin embargo, la influencia de los militares en el Estado y la política se ha hecho tan fuerte que la evolución difícilmente pueda revertirse, a pesar que el primer mandatario en la celebración del 110 aniversario del Ejército Mexicano, lo haya negado:   “Pese a lo que sostienen nuestros adversarios (políticos), la mayor participación de la Fuerzas Armadas en tareas de seguridad no implica ni autoritarismo ni militarismo, o militarización del país; por el contrario, ha quedado demostrado que la sociedad se siente más segura y protegida con el cumplimiento de esta misión por parte del Ejército”.  

El Tren Maya, emblema del sexenio en que gobernó MORENA

El tren se enlazará con otros actuales proyectos federales, como la nueva refinería de Dos Bocas, en el estado de Tabasco, que busca lograr el autoabastecimiento energético nacional. Otro, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), que busca unir los océanos Atlántico y Pacífico por ferrocarril, ofreciendo diez parques industriales a lo largo del corredor con incentivos fiscales para atraer inversiones nacionales y extranjeras.

La importancia del Tren Maya compromete proyectos energéticos, industriales, de infraestructura turística y de comunicaciones  cuyo potencial puede  transformar radicalmente el territorio en sus dimensiones sociales, culturales, demográficas, económicas y ambientales.   Con todo, y a causa de todo, se abren los interrogantes sobre quiénes serían los principales beneficiados por estas transformaciones; y si es razonable la distribución social de riesgos y oportunidades.

La materialización del megaproyecto  ha generado polémica por los cambios en el trazo; el riesgo de colapso por las condiciones del suelo kárstico en el tramo 5inconsistencias en el requisito fundamental de la Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA); la inadecuada consulta indígena; vulneración del patrimonio arqueológico; casos de  denuncias de fraude en las negociaciones con ejidatarios; dudas sobre su viabilidad económica; el progresivo aumento de los costos constante;  conflictos  sindicales y partidistas en contratos de construcción; la construcción del tramo 5 Norte, 6 y 7 y la operación a cargo de la SEDENA; el desacato de resoluciones judiciales y su blindaje según palabras del propio AMLO como asunto de “interés público y de seguridad nacional”.

Una región dibujada, y desdibujada

Los cuidados de protección a lo  ambiental, social y legal cedieron ante la coyuntura política partidista. La administración de AMLO parece haber previsto que la culminación de esta obra emblemática contribuye y muy fuertemente como  respaldo político al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y a la candidata presidencial del partido, Claudia Sheinbaum Pardo, en la elección del 2024.

El futuro, que había prometido  AMLO -“se inaugurará en diciembre llueva, truene o relampaguee” -,  se ha cumplido en parte;  como se sabe la infraestructura en su totalidad está aún incompleta, y con la nueva administración federal se iniciará un nuevo periodo político. Acaso  una  última oportunidad para la voluntad de actores civiles, que ofrecieron no poca resistencia. 

Detalla el diario de Munich Süddeutsche Zeitung “Hubo repetidos intentos de detener la construcción; se presentaron objeciones, se organizaron manifestaciones, artistas y celebridades se opusieron públicamente al proyecto. Hubo resistencia no sólo en México, sino también en Europa, ya que empresas como la francesa Alstom participaron y siguen participando en el Tren Maya, al igual que (la red ferroviaria alemana) Deutsche Bahn. Hubo incluso ataques a sus trenes por parte de activistas”.

Sin embargo, como se ha visto, la sola voluntad de la sociedad civil no basta. Y pareciera que  todos los esfuerzos fueron en vano. El futuro por venir dirá.

AGB