El histórico conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por el enclave de Nagorno Karabaj tuvo este lunes un giro inesperado con el anuncio de Nikol Pashinian, primer ministro armenio, de que su país aceptaría que la región sea parte de la “integridad territorial” azerbaiyana a cambio de que se respete la seguridad de los armenios que viven en el territorio.
“Armenia está preparada para reconocer los 86.600 kilómetros cuadrados de Azerbaiyán, suponiendo que Azerbaiyán esté dispuesto a reconocer la integridad territorial de los 29.800 kilómetros cuadrados de Armenia. El territorio de 86.600 kilómetros cuadrados de Azerbaiyán incluye Nagorno Karabaj”, afirmó Pashinian en una conferencia de prensa en la capital, Ereván.
El premier recalcó que “todas las administraciones armenias anteriores ya habían reconocido la integridad de Azerbaiyán” y estableció como condición indispensable que ese país ponga fin de inmediato al “genocidio” de la población armenia, según informó la agencia de noticias Europa Press.
Pashinián insistió en que “la cuestión de la seguridad de los armenios, que no puede ser olvidada por Azerbaiyán, por lo que de lo contrario podrían seguir con su política de genocidio contra los armenios en Nagorno Karabaj”. El anuncio generó quejas de dirigentes de la oposición y una declaración de rechazo del parlamento de Artsaj (Nagorno Karabaj), que advierte que la decisión “causó indignación e ira” en la región.
Ereván y Bakú -la capital azerbaiyana- tienen agendadas nuevas negociaciones el jueves en Moscú, con la participación directa del presidente ruso Vladimir Putin, conversaciones que parecen camino a quedarse bajo un nuevo cuadro a partir de la definición de Pashinian. En una serie de conversaciones a principios de este mes en Bruselas, Pashinian y el presidente azerí, Ilham Aliyev, confirmaron su compromiso con la Declaración de Almaty y el reconocimiento mutuo de la integridad territorial de ambos países.
Por otra parte, el jefe del Ejecutivo armenio subrayó que en las negociaciones mantenidas por su canciller y el del país vecino, a principios de mayo bajo el auspicio de Estados Unidos, las partes “empezaron a hablar más directa y abiertamente a partir de determinado momento”.
Las exrepúblicas soviéticas de Armenia y Azerbaiyán se enfrentaron en dos guerras en poco más de 30 años, una en 1990 y otra en 2020. En ambas ocasiones fueron por el control del territorio, donde separatistas armenios apoyados por Ereván proclamaron una república independiente en 1991. Las seis semanas de hostilidades en el otoño de 2020 concluyeron con una victoria de Azerbaiyán, la cual recuperó amplios territorios en Nagorno Karabaj y sus alrededores, que obligaron a Armenia a aceptar una tregua mediada por Rusia.
Sin embargo, pese al armisticio, los enfrentamientos en este enclave y en la frontera entre ambos países persistieron. A fines de abril, las tensiones se redoblaron cuando el gobierno azerbaiyano anunció la instalación un primer puesto de control vial a la entrada del corredor de Lachin, el único eje que une Armenia con el enclave separatista, ya sujeto a un bloqueo de meses que provocó cortes de energía y apagones.
Por su parte, Armenia consideró esto una violación del alto el fuego negociado en 2020, por lo que esfuerzos internacionales por calmar la situación se intensificaron en las últimas semanas. A principios de mayo, se celebraron en Washington intensas conversaciones durante cuatro días, patrocinadas por Estados Unidos. El domingo pasado, Pashinian y Aliev se reunieron en Bruselas para negociar bajo el auspicio de la Unión Europea.
El jueves pasado, tras ese encuentro en Bélgica, 31 partidos opositores de Armenia y Arjsat emitieron un documento en el que evaluaron que “cualquier propuesta de negociación que ignore el derecho a la autodeterminación e implique que las autoridades armenias acepten a Artsaj como parte de Azerbaiyán carece de base legal”. Las primeras críticas del anuncio de Pashinian de hoy provino de la Asamblea Nacional de la República de Artsaj (Nagorno Karabaj).
“De hecho, con su compromiso, Nikol Pashinyan viola flagrantemente las disposiciones de la declaración de independencia de Armenia y la Constitución de la República con respecto a Artsaj, en particular el principio imperativo de la decisión del 8 de julio de 1992 del Soviet Supremo de la República de Armenia en el sentido de que es inaceptable que Armenia considere cualquier documento internacional o interestatal que se refiera a la República de Nagorno Karabaj como parte de Azerbaiyán”, señala el documento.
Mientras tanto, el director del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, Aram Mouratian, rechazó de plano la decisión del premier. “A partir de las declaraciones en el día (...), consideramos necesario señalar en primer lugar que estas no solo faltan a la verdad, sino que también desconocen todos los principios acordados en el marco de las negociaciones con los organismos internacionales” señala.
“No es potestad del primer ministro tomar decisiones contrarias a la Constitución y la voluntad del pueblo en Armenia, la diáspora y fundamentalmente la República de Artsaj (como denominan los armenios al enclave)”, añadió Mouratian, y alertó que “el ilegítimo desentendimiento de Pashinian como garante de los derechos del pueblo de Artsaj solo asegurara un nuevo episodio de limpieza étnica para el pueblo armenio, librándolo a su suerte ante las políticas genocidas del Gobierno de Azerbaiyán”.
LC con información de agencia Télam