En 2016, el nombre de Hillary Clinton inundó las portadas de todos los medios de comunicación por la posibilidad de convertirse en la primera mujer al frente de la presidencia de Estados Unidos. No obstante, Samara Klar, politóloga y profesora en la Universidad de Arizona, se dio cuenta de que la mayoría de expertos consultados en los artículos sobre la política demócrata eran hombres y pensó: “Las mujeres también saben cosas, ¡preguntad a las mujeres!”.
Tras esa toma de conciencia, Klar creó una base de datos con información de expertas. Al cabo de poco tiempo, se dio cuenta de la importancia de que este conjunto de datos fuera público y de que las propias expertas se pudieran apuntar, y fundó la organización Women Also Know Stuff (Las mujeres también saben cosas).
“En unos 10 días se formó una comisión y, justo antes de lanzar la organización, se dieron cuenta de que todas eran mujeres blancas de universidades bastante prestigiosas. Sabían que no podían lanzar un producto que pide diversidad en las voces públicas de las ciencias políticas sin reconocer que su organización también necesitaba mujeres de otros orígenes. Entonces me llamaron para formar parte del consejo un par de días antes del lanzamiento”, dice a elDiario.es Nadia Brown, profesora de asuntos gubernamentales de la Universidad de Georgetown, que está especializada en estudios de mujer y género, así como en estudios afroamericanos.
Ahora el comité ejecutivo de la organización está formado por 16 expertas. “No solo somos una base de datos para los medios de comunicación, también lo somos dentro de la disciplina de la ciencia política. Por lo que le decimos a las universidades: diversifica tu temario, diversifica la gente a la que invitas para dar charlas o simposios en tu campus”, dice.
Un cambio
Esta organización, en la que participan politólogas de todo el planeta, inspiró la creación de otras páginas web repletas de expertas como Las mujeres también saben sobre historia o Las mujeres también saben sobre derecho, así como Mujeres en robótica, Mujeres en astronomía, Mujeres en química, entre muchos otros sitios web.
En media década, Brown ha notado un cambio importante tanto en la prensa como a nivel académico. La prueba, según ella, es que en las elecciones presidenciales de 2020 se consultó a muchas más politólogas para hablar de la actual vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris. También dice que escribieron más mujeres en la prensa.
El movimiento MeToo, que surgió en 2017 para denunciar la agresión y acoso sexual e impulsó una nueva ola feminista, también cambió las cosas. “Había personas que pensaban que éramos innovadoras y apreciaban el hecho de que hayamos creado esta web, pero no entendían la profundidad y el problema que implicaba el machismo. Había quienes no veían el carácter sistemático y los estereotipos basados en el género y, tras el MeToo, empezaron a entender por qué Women Also Know Stuff era necesario”, indica.
Más dificultades para considerarse expertas
Una de las razones por las que la representación femenina de expertas es más baja en la prensa pese a que en Estados Unidos las mujeres son aproximadamente el 41% del profesorado, según Brown, es porque a las mujeres les cuesta más verse como expertas. “Incluso cuando lo somos, pensamos que solo podemos hablar de algo muy específico y no nos decimos: ‘Soy experta en esto, pero también tengo un conocimiento amplio sobre otros temas'”, indica.
“Los estudios muestran, no solo en ciencias políticas, sino también en psicología y sociología, que los hombres no se tienen que considerar expertos para hablar con los medios. Tienen un doctorado, saben sobre el tema y dicen: 'Sí, voy a hablar'. Pero las mujeres dicen: 'Solo he escrito un libro sobre el tema o solo tengo dos artículos publicados sobre eso'. Y lo mismo pasa en la política, a las mujeres se les tiene que preguntar una y otra vez que se presenten, cuando eso no pasa con los hombres”, dice Brown.
Kelly Dittmar, profesora de Ciencias Políticas en Rutgers University-Camden, que además forma parte de la base de datos de Women Also Know Stuff desde 2016, explica que se trata de una cuestión social: “Es más probable que a un hombre le hayan dicho a lo largo de su vida que es una persona apta, que es muy inteligente o que es un experto. Entretanto, ellos se pueden ver en estos puestos gracias a la autoestima que han ido adquiriendo por su entorno. Mientras que a las mujeres aún hay que recordarles que no necesitan ser expertas en todos los aspectos para hablar públicamente de algo”.
Brown, además, destaca que las mujeres se enfrentan a más responsabilidades, ya no solo porque el cuidado de hijos y familiares sigue recayendo sobre ellas, sino también en el trabajo, y pone como ejemplo su propia universidad, Georgetown, donde, según una iniciativa de justicia de género, muchas más mujeres integran comités que hombres.
SYR