Senador, historiador, líder de la oposición en la Cámara Alta y aliado íntimo de Marina Silva en el partido Rede, Randolfe Rodrigues no vaciló en calificar el bolsonarismo como una “experiencia fascista, que nunca existió en Brasil”. Advirtió, también, que esa fuerza “pretende asaltar el Estado democrático de derecho”. Pero también reveló que opondrán una voluntad de hierro: “Ellos (los bolsonaristas) desplegarán su blizkrieg, pero nosotros tenemos la Fuerza Aérea Real para enfrentarlos”. En una entrevista exclusiva con elDiarioAR, citó como ejemplo la medida que proyecta instituir el presidente Jair Bolsonaro en caso de ser reelecto: “Es un aumento de los 11 jueces de la Corte actual a 15, para controlar la justicia”.
Según el parlamentario, “la máquina bolsonarista actúa como una auténtica blitzkrieg nazi”. Para Randolfe hay pruebas de esto, como lo es el hecho de avisar, anticipadamente, que si es reelecto contará con el apoyo suficiente de senadores y diputados para promover la reformar judicial. El plan, de acuerdo con el parlamentario, propinará un golpe contra el Supremo Tribunal Federal (STF) y eso sugiere “el futuro devenir hacia un Estado autoritario”.
Algunas propuestas indicarían que están en marcha “intenciones represivas, casi dictatoriales, contra todo lo que se oponga al mandatario”. El líder del oficialismo en la Cámara de Diputados, Ricardo Barros, pretende que se apruebe una ley de criminalización de las encuestas de opinión ante disparidades entre las previsiones y los resultados finales de los comicios. La iniciativa incluiría la prisión de quienes dirigen las consultoras. Para Jair Bolsonaro, “no se puede continuar divulgando encuestas equivocadas y que luego de cometidos los errores, se argumente que el elector cambió de voto en vísperas de las elecciones”.
Durante la entrevista, el senador Rodrigues, miembro del comité de campaña de Lula da Silva, comentó que el expresidente publicará estos días una carta “dirigida a los cristianos”, donde desmentirá “todas las falacias” que difunde el bolsonarismo; como por ejemplo que de ser consagrado presidente por un tercer mandato, Lula “cerrará las iglesias”. Según el círculo de allegados al ex mandatario, éste busca en realidad separar los temas religiosos de las estrategias electorales, a diferencia de Bolsonaro “que trata de imponer una visión sesgada del evangelismo”. Este martes la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), organismo de la Iglesia Católica local, sostuvo que “lamenta y reprueba” la explotación de “la fe y de la religión” como medio para conseguir votos en esta segunda vuelta.
-¿Cree que se puede calificar al presidente Jair Bolsonaro y sus seguidores como miembros de un movimiento filo fascista?
-Claro, es evidente. Estamos hoy en Brasil delante de una experiencia fascista. Es la primera vez en nuestra historia que se presenta un anclaje de ese tipo del movimiento social de masas, conducido por un gobierno con características fascistas. Bien, cabe preguntarse qué es el fascismo. A esto respondo con la siguiente definición: es aquella fuerza que se pretende política, pero no lo es; que, en verdad, intenta destruir la política y genera aversión por ella; que utiliza el odio como elemento diseminador de propaganda y la violencia como medio de combate. Todo eso representan las fuerzas del Brasil de hoy que estamos confrontando. Esas fuerzas pretenden irrumpir en el Estado democrático de derecho; no por acaso la propuesta de aumentar el número de jueces del Supremo Tribunal Federal.
-Frente a la difusión de fake news y ataques vías redes sociales ¿el comité de campaña de Lula piensa cambiar la estrategia?
-Creo que la segunda vuelta consiste en una disputa para promover el rechazo de los electores al adversario. Pero nosotros no haremos lo mismo que el bolsonarismo en cuanto a la difusión de mentiras. De lo que vamos a hablar, precisamente, es de la realidad. La gente tiene que saber quién es Jair Bolsonaro, cómo se comporta; vamos a difundir la verdad sobre él. Vamos a mostrar, a través de las redes, que ese hombre manifestó que participa de canibalismo, que quiere romper la estructura del Estado democrático de derecho; que trata a los indígenas como raza inferior; y que muestra su aversión a las mujeres y a los negros.
-Todo sugiere que el elector de Bolsonaro no irá a creer en esos cuestionamientos. ¿Hay en eso una cuestión de fe?
-Es una cuestión de dogma, que es otra de las características del fascismo. Con esa creencia se intenta encubrir la realidad para omitir cuáles son las reales intenciones. No hay duda que tiene sectores realmente creen en él. Espero, desde luego, que no sea la mayoría de la sociedad brasileña.
-¿Cuál será el contenido de la carta de Lula a los evangélicos?
-Estamos haciendo la campaña con los evangélicos en la medida de las circunstancias. Y hemos tenido adhesiones; la carta estará dirigida a todos los cristianos. Pero hay una maquina bolsonarista institucionalizada los últimos 6 años, de distribución de mentiras. Nosotros le hemos pedido al Tribunal Superior Electoral, desde la semana pasada, que impida el accionar de esa máquina. Esta actúa como una auténtica blitzkrieg nazista. Tiene un gabinete del odio en el que participa el hijo del presidente, y tiene una infantería que son las redes sociales y que diseminan el odio y las mentiras. Y algunos medios de comunicación específico, próximos a ellos, que diseminan las fake news por radio y TV.
-El apoyo que le ha dado a Lula el Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB) ¿puede atraer votantes de la clase media brasileña en estas elecciones?
-Claro. Va a atraer a la clase media y sobre todo a los que son demócratas. No significa en absoluto que ellos van a usar una estrella roja ni una camiseta de ese color. Pero ellos saben cuáles son las dos opciones: a una la identifican con la democracia y el pacto civilizatorio; a la otra es la ruptura de ese pacto.
-¿Qué nueva estrategia tendrán para las redes sociales?
-En este segundo turno no sé si vamos a cambiar el perfil; lo que sí haremos es ampliarlo: al programa de gobierno se incorporan definiciones de otras fuerzas políticas. Es evidente que debemos incorporar a las nuevas fuerzas políticas a la coordinación de campaña y que iremos, también, a definir la estrategia con ellas incluidas. Nuestra estrategia será la siguiente en cuanto a las redes: vamos a monitorear los ataques de ellos y organizar nuestros contraataques. Ellos tienen a su blitzkrieg y nosotros tendremos nuestra Fuerza Aérea Real (británica).