En Guatemala el domingo 25 de junio, Bernardo Arévalo, el candidato del partido de centro izquierda Semilla inesperadamente logró el segundo lugar para la presidencia en la primera ronda de las elecciones generales
La última encuesta preelectoral adjudicaba la victoria a Sandra Torres el partido conservador Unión por la Esperanza (UNE) con el 21 % de los votos, seguida de Edmont Mulet del centro derecha Cabal, Zury Ríos por la coalición de derecha Valor-Unionista y Manuel Conde por el derechista VAMOS. Arévalo quedaba en un lejano octavo lugar con menos de 3 % de intención de votos. El recuento de las urnas mostró que la suerte no estaba echada.
Bernardo Arévalo de León, ex diplomático de 64 años de edad, admirador de José Pepe Mujica, expresidente de Uruguay (2010-2015), donde nació durante el exilio de su padre, el expresidente Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951), competirá en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 20 de agosto. En una campaña electoral judicializada que impidió la inscripción de tres candidatos presidenciales (el empresario Carlos Pineda por el partido liberal conservador Prosperidad Ciudadana (PC), la lideresa indígena Thelma Cabrera por el izquierdista Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP) y Roberto Arzú representante del partido conservador Podemos), Arévalo de quien no se sospechaba su target de aceptación popular quedó en carrera. El domingo 25 de junio, guatemaltecas y guatemaltecos “le jugaron la vuelta a la imposición”. Casi uno de cada seis votantes, en repudio del sistema político y de las instituciones estatales del país no concurrió a las urnas (40 %), anuló su voto (17 %) o votó en blanco (siete por ciento). Otro porcentaje, el 12, 25 %, decidió a favor de Arévalo, y lo habilitó a disputar la presidencia.
Un heredero que a aspira a ser sucesor
Bernardo Arévalo ha enarbolado la bandera del cambio democrático en el país centroamericano. Ganó un lugar en el próximo balotaje presidencial, programado para el 20 de agosto. El triunfo ocurre casi 70 años después que finalizara el mandato su padre, el estadista, educador, político, diplomático y escritor Juan José Arévalo Bermejo, el primer presidente elegido por votación democrática en Guatemala.
El presidente Arévalo Bermejo, orientado por un “Socialismo Espiritual” conocido como “Arevalismo”, supervisó reformas constitucionales y sociales populares. En 1951, su sucesor Jacobo Árbenz (1951-1954), quien continuó sus obras de gobierno e intentó una reforma agraria, le otorgó el nombramiento de embajador itinerante. Arbenz fue derrocado en 1954 por un Golpe de Estado, el primero en la región orquestado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, que abrió la puerta a las dictaduras militares que perduraron décadas hasta la asunción a la presidencia de Marco Vinicio Cerezo Arévalo (1986-1991) promotor de los Acuerdos de Paz de Centroamérica, Esquipulas I y II.
Biografía del hijo de un presidente, candidato a presidente
Bernardo Arévalo estudió Sociología en la Universidad Hebrea de Jerusalén y se doctoró en Sociología y Antropología Social en la Universidad de Utrecht. Entre 1984 y 1988 fue Primer Secretario y Cónsul de la Embajada de Guatemala en Israel; embajador de Guatemala en España durante 1995 y 1996 y viceministro de Relaciones Exteriores en 1994 y 1995 durante el gobierno de Ramiro de León Carpio (1993-1996); en 1995 fue condecorado con la Orden del Águila Azteca por el expresidente mexicano, Ernesto Zedillo. Entre 1984 y 1988 fue Primer Secretario y Cónsul de la Embajada de Guatemala en Israel, entre otros de los cargos que ha desempeñado en la gestión pública. A partir de 1997, instalado en Guatemala inició sus proyectos de reconstrucción nacional junto a organizaciones internacionales.
En 2019, se convirtió en el representante del partido político Semilla del cual es uno de sus fundadores y actualmente Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional (CEN). El partido tiene su origen en las protestas masivas de 2015 contra la corrupción conocidas como la “primavera guatemalteca”, que dieron lugar a la renuncia obligada del ex presidente Otto Pérez Molina (2012-2015) y de la vicepresidenta Roxana Baldetti (ambos en prisión en cumplimiento de su condena). Durante la presidencia de Jimmy Morales (2016-2020) quien no renovó el mandato de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Arévalo proclamó que era hora de construir la “verdadera alternativa real” que carecían los guatemaltecos.
En 2019, la candidata de Semilla para la Presidencia fue la ex fiscal general Thelma Aldana y para diputado, Arévalo. Aldana quien tuvo un papel decisivo en la denuncia y enjuiciamiento por corrupción de Pérez Medina encabezaba las encuestas, hasta que fue descalificada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y las amenazas de muerte la obligaron a dejar el país.
Arévalo llegó al Congreso de la República con la primera bancada de su partido. En su labor legislativa integró las comisiones de Relaciones Exteriores, Derechos Humanos, Asuntos de Seguridad Nacional, Integración Regional, Previsión y Seguridad Social, Gobernación y la de Educación, Ciencia y Tecnología. Durante su desempeño presentó las iniciativas 6114, para Ley de Atención Integral del Cáncer; la 6002, Ley de Farmacias Públicas de Guatemala; o la 5944, reformas al decreto número 06-2003 del Congreso de la República, Ley de Protección al Consumidor y Usuario. Sin embargo, ninguna de estas prosperó después de su presentación en el pleno del Congreso.
La oportunidad de Semilla
La plataforma política de Semilla, “Para un país habitable”, proyecta el alcance de las ambiciones de Arévalo: pragmático, no utópico. Los siete representantes de Semilla desde que ingresaron al Congreso, número que se redujo a seis después de que un parlamentario fue expulsado por violación el estricto código de ética del partido, han dedicado más tiempo a documentar y a denunciar la corrupción del gobierno que a producir videos de Tiktok. A pesar de esto y acaso a causa de lo mismo, los resultados de las elecciones sugieren que Arévalo y Semilla han incrementado sus votantes, no solo en la ciudad de Guatemala, donde el partido conserva una base de clase media, sino también entre un conjunto de la ciudadanía de base socioeconómica más diversa en los extensos suburbios de la capital y centros urbanos en todo el país. Para ganar, Semilla, un partido relativamente joven, tendrá que superar la red nacional de operadores políticos experimentados de Torres, con quien se enfrentará por el cargo presidencial de Guatemala.
La lucha contra la corrupción, asunto de Estado
En el programa de gestión del candidato izquierdista Arévalo, en primer lugar se encuentra el combate contra la corrupción, que el mismo considera el obstáculo que de no superarse impediría los cambios a favor de la nación. Entre las propuestas se cuenta la eliminación de la contribución de dinero público que los funcionarios del gobierno tienen a su disposición para financiar proyectos de interés local y, frecuentemente, se utiliza para comprar votos o favores políticos. Una decisión de esta índole generará resistencia del Congreso, controlado ampliamente por los partidos tradicionales, enfrentado a Semilla que contará con el apoyo de 24 en el total de 160 escaños. Sin embargo, Arévalo ha asegurado que preferiría lograr solo una parte de su agenda en lugar de pactar con los partidos políticos que forman parte del llamado “pacto de corruptos”.
Arévalo ha prometido universalizar gradualmente los programas de asistencia social existentes para incluir una mayor proporción de guatemaltecas y guatemaltecos pobres, reducir el costo de los medicamentos y la atención médica, y vincular partes aisladas del país a través de una nueva infraestructura. Todas son tareas encomiables , dada la participación excepcionalmente baja de la deuda; y, necesarias, dadas la altísima pobreza y las tasas de desnutrición que afecta al 59 % de los 17,6 millones de guatemaltecas y guatemaltecos . Respecto a la seguridad, otra gran preocupación para la ciudadanía, el candidato por Semilla prometió aumentar la presencia estatal en los puntos críticos del crimen, reclamar encarcelamiento para las pandillas y desmantelar a las mafias. Respecto a esto último, Arévalo ha declarado que la estrategia de ‘mano dura’ del presidente salvadoreño Nayib Bukele no es aplicable en Guatemala. No legalizará el aborto libre -la legislación actual lo permite solo cuando está en peligro la vida de la mujer- y tampoco el matrimonio igualitario; sin embargo, no permitirá la discriminación ni estigmatización por género ni religión. A la vez, ha manifestado una postura crítica respecto al abuso de DDHH en la República Bolivariana de Venezuela y Nicaragua y como así también en relación a la invasión del presidente ruso Putin en Ucrania; y no tiene planes declarados para reconocer a China sobre Taiwán.
Si gana Arévalo el 20 de agosto
La dinámica puede llegar a ser diferente. Arévalo, casado con Lucrecia Peinado con quien tiene seis hijos, es apodado por sus partidarios 'tío Berni’, que refiere a su nombre pero también al del político de izquierda estadounidense Bernie Sanders. A diferencia de los dos últimos candidatos que desafiaron a Torres, no está interesado en reproducir los acuerdos con el Establishment.
Y ha prometido traer fiscales y jueces anticorrupción exiliados como asesores en anticorrupción si llega a ganar la presidencia la fórmula por él encabezada y completada en cargo de vicepresidenta por Karim Larissa Herrera Aguilar, de 55 años, militante política y química bióloga egresada de la Universidad de San Carlos con estudios ambientales, en ciencia política y sociología. Una promesa que seguramente aterroriza a muchas élites guatemaltecas, que ante esta coyuntura podrían alinearse rápidamente detrás de los Torres.
Sin embargo, el apoyo de la ‘élite’ puede llegar a ser más un peso que una bendición, dado el fervor anti-establishmet generalizado. Hasta agosto, el mayor desafío de Arévalo será convencer a algunos de los seis votantes que no fueron a votar, impugnaron o dejaron en blanco sus boletas que deberían apostar por él y Semilla. También, deberá superar la narrativa de los medios afines a la élite de que él y sus co-partidarios son comunistas. Y si el presente de Guatemala mantiene el recuerdo de su pasado y el apellido de Arévalo conserva su prestigio –aunque la carrera política de su padre fue truncada y él no heredó una dinastía familiar política- entonces la batalla a enfrentar mostrará cuánto en verdad ha cambiado la política guatemalteca.
AGB