El papa Francisco instó este jueves a Europa a “derribar los muros” contra los inmigrantes y aseveró que la política de “brazos abiertos” es también un “mensaje importante” para la Iglesia del Viejo Continente, en el primer discurso de su gira mediterránea de cinco días por Chipre y Grecia.
“En esta isla es precioso el trabajo que llevan adelante en la acogida de nuevos hermanos y hermanas que llegan desde otros lugares del mundo”, dijo el pontífice en Nicosia, la capital de Chipre, desde la Catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias, durante un encuentro con religiosos en su primera actividad en suelo chipriota.
“La Iglesia en Chipre tiene estos brazos abiertos: acoge, integra y acompaña. Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe”, agregó Francisco, horas después de arribar a Chipre tras un viaje de tres horas desde Roma, con Télam como único medio latinoamericano a bordo del avión papal.
Con el eje migratorio como uno de los centrales del viaje ante el aumento de personas que ven en Chipre y Grecia una puerta de entrada a Europa, Francisco recordó las “numerosas civilizaciones” que han habitado el Mediterráneo, “un mar del que todavía hoy desembarcan personas, pueblos y culturas de todas partes del mundo”, dijo .
“Con su fraternidad pueden recordar a todos, a toda Europa, que para construir un futuro digno del hombre es necesario trabajar juntos, superar las divisiones, derribar los muros y cultivar el sueño de la unidad. Necesitamos acogernos e integrarnos, caminar juntos, ser todos hermanos y hermanas”, convocó en ese marco.
Chipre, una isla del Mediterráneo que es el país más oriental de la Unión Europea (UE), vio en lo que va de 2021 un aumento de cerca del 40% en la cantidad de migrantes frente al año anterior, según cifras oficiales.
El domingo próximo, como parte de la etapa griega de la gira, el Papa visitará un centro de refugiados de la isla de Lesbos, en el mar Egeo, símbolo de los migrantes que buscan llegar a Europa a través del Mediterráneo desde Medio Oriente y África.
“Saludo también a la Iglesia latina, presente aquí por milenios, que ha visto crecer en el tiempo, junto a sus hijos, el entusiasmo de la fe y que hoy, gracias a la presencia de tantos hermanos y hermanas migrantes, se presenta como un pueblo multicolor, un auténtico lugar de encuentro entre etnias y culturas diferentes”, aseveró Francisco al destacar a una de las comunidades católicas presentes en un lugar de mayoría ortodoxa.
“Este rostro de la Iglesia refleja el rol de Chipre en el continente europeo: una tierra de campos dorados, una isla acariciada por las olas del mar, pero sobre todo una historia que es cruce de pueblos y mosaico de encuentros”, agregó desde la Catedral ubicada en medio de la “línea verde” que separa a Chipre de la República Turca del Norte de Chipre establecida tras la ocupación de 1974.
“Aquí en Chipre existen muchas sensibilidades espirituales y eclesiales, varias historias de procedencia, ritos y tradiciones diferentes; pero no debemos sentir la diversidad como una amenaza contra la identidad, ni debemos recelar y preocuparnos de los respectivos espacios”, animó Jorge Bergoglio, en un mensaje dirigido al diálogo entre los distintos grupos cristianos presentes en el país.
En su discurso, el primero de los 11 que dará hasta el lunes, el Papa saludó además a la Iglesia maronita, anfitriona del encuentro de esta tarde.
“En el curso de los siglos ha llegado en varias ocasiones a la isla y que, a menudo atravesando muchas pruebas, ha perseverado en la fe”, resaltó Francisco tras escuchar el saludo inicial del Patriarca maronita Béchara Boutros, que lamentó cómo la cantidad de fieles de su comunidad pasó de cerca de 80.000 en el siglo XV a los actuales 7.000.
Con información de Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en Roma para la agencia Télam.
IG