Cientos de bomberos luchan este lunes por segundo día consecutivo contra dos grandes incendios forestales que llegaron a las puertas de la ciudad de Atenas (Grecia). El fuego, atizado por los fuertes vientos, obligó a las autoridades a evacuar a decenas de miles de personas.
El incendio que más preocupa es el que se declaró cerca de la localidad de Varnava, unos 40 kilómetros al norte de la capital. Este incendio, según anunció una portavoz de los bomberos, se está propagando muy rápidamente hacia el sureste y el lago de Marathón.
“Los vientos son muy intensos y no nos está ayudando tampoco la morfología del terreno ni la vegetación que son principalmente pinos y acebos que se queman rápidamente”, explicó una portavoz de los bomberos. Las llamas se propagaron rápidamente durante la noche hasta la localidad de Penteli, 15 kilómetros al norte de la capital y al límite del tejido urbano de la ciudad.
Algunas casa de la zona fueron alcanzadas por las llamas y se tuvieron que evacuar dos hospitales (uno infantil y otro militar) y dos monasterios. Un equipo especial de la Policía tuvo que liberar a decenas de personas que se encontraban atrapadas en unos 25 coches tratando de huir del fuego. Las autoridades locales denunciaron la falta de medios aéreos y terrestres.
En total, se calcula que más de 35.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Una cifra que podría ser mucho mayor ya que en la zona se encuentran muchas residencias de veraneo de ciudadanos atenienses. Las llamas calcinaron varias casas y todavía amenazan zonas pobladas.
Más de 560 bomberos con 177 camiones, 17 aviones y 15 helicópteros cisterna están operando en la zona para contener el incendio, que se extiende en un frente de unos 30 kilómetros. El humo llegó hasta la ciudad de Kalamata, en la Península del Peloponeso, situada unos 200 kilómetros al suroeste de Atenas.
“El fuego alcanzó la primera casa, las llamas están a unos 5 metros del pueblo y en este momento operan medios aéreos y un camión de los bomberos”, explicó el presidente de la comunidad del pueblo de Gramatikó, Spyros Zagaris, a la emisora pública ERT. “Necesitamos refuerzos terrestres”.
Si bien las temperaturas actuales son normales para la temporada, Grecia vivió dos olas de calor extremo durante los meses de junio y julio. Las temperaturas sobrepasaron los 44 grados, lo que secó la vegetación y aumentó exponencialmente el riesgo de incendios forestales.
La previsión para los próximos días es que las temperaturas sigan superando los 35º en la región capitalina de Ática y que persistan los fuertes vientos, lo que podría complicar las labores de extinción.
Con información de la agencia EFE