Decenas de miles de manifestantes salieron hoy a la calle en Francia para protestar por sexto sábado consecutivo contra la necesidad de tener el certificado sanitario para buena parte de las actividades de la vida social, percibida en la práctica como una obligación de vacunarse.
Cerca de dos centenares de marchas se organizaron por todo el país con un público muy heterogéneo social y políticamente, y con dos elementos básicos que los unían: su oposición al certificado sanitario y su rechazo al presidente francés, Emmanuel Macron.
En Montpellier, donde la Prefectura cifró la participación en 9.500 personas, se produjeron incidentes entre manifestantes de extrema derecha y de extrema izquierda que en ese caso habían coincidido en una única marcha. En otras grandes ciudades, las convocatorias se hicieron por separado y así se pudieron ver las diferencias y los matices.
El pasaporte Covid -un certificado de vacunación con las dos dosis de la vacuna o un test negativo reciente- se exige desde el 21 de julio en Francia para acceder a lugares culturales y de ocio, y desde el 9 de agosto es obligatorio para ir a un bar o un restaurante y viajar en aviones y trenes de larga distancia. Fue impulsado por Macron, aprobado por ambas Cámaras del Parlamento y respaldado por la Justicia.
Macron quiere imponer la vacunación obligatoria para el personal de salud antes del 15 de septiembre, fecha a partir de la cual se realizarán inspecciones y se aplicarán sanciones.
Cuatro manifestaciones en París
En París hubo cuatro protestas y la más numerosa, como en las semanas precedentes, fue la organizada por Florian Philippot, antiguo brazo derecho de la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, que después de salirse de su partido creó un movimiento nacionalista disidente, Los Patriotas.
Philippot arengó a los miles de personas que se concentraron en la plaza Denfert Rochereau, se felicitó de la gran profusión de banderas francesas, se mostró convencido de que la de hoy era “una demostración de fuerza” y no se privó de cargar contra “los mandatos conminatorios del poder macronista”.
De hecho, las proclamas de los asistentes contra el jefe del Estado, con una evidente intención política a ocho meses de las elecciones presidenciales, fueron casi tan frecuentes como los gritos para reclamar “libertad” y para quejarse por la necesidad del certificado sanitario para ir a un bar o a un restaurante.
En cabeza del cortejo de Philippot había también un pequeño grupo de sanitarios que denunciaba la obligación que se ha impuesto a ese colectivo de estar vacunados para poder seguir trabajando después del 15 de septiembre.
La sexta marcha contra el pasaporte Covid coincide con un momento especialmente complicado para la campaña de vacunación francesa, en gran medida por la acción de los negacionistas, pero también por la temporada de vacaciones de verano boreal, que ahora está llegando a su fin.
Francia aplicó hasta el momento 82 millones de dosis de vacunas y completó la pauta a casi 37 millones de personas, equivalente al 54,9% de sus 67 millones de habitantes
CB con información de agencias