Ningún presidente en la historia de Estados Unidos había incitado a la insurrección como ha hecho Donald Trump. Las consecuencias de sus acciones le pueden perseguir cuando deje el cargo el 20 de enero, pero ahora el vicepresidente Mike Pence y el resto de su gobierno tienen una herramienta para su destitución inmediata.
Políticos y empresarios del país ya están pidiendo al vicepresidente Pence que utilice sus poderes por el peligro que supone Trump tras azuzar a sus seguidores para que asaltaran el Capitolio. Entre los que le piden que actúe está la asociación nacional de industria.
El mecanismo más rápido sería la enmienda número 25 de la Constitución. Contempla sustituir al presidente si es “incapaz de cumplir con los poderes y deberes del cargo” y se aprobó en 1967 sobre todo pensando en tragedias repentinas, como el asesinato de John F. Kennedy cuatro años antes. También contempla un procedimiento en caso de que el presidente se resista a dejar el poder, algo que hasta ahora nunca ha sucedido en la democracia del país.
La sección clave
La enmienda 25 prevé así una manera de sustituir al presidente en contra de su voluntad. Se trata de la sección cuarta, por la que el vicepresidente, en este caso Mike Pence, puede empezar el proceso con el apoyo de la mayoría de los miembros del Gobierno. El vicepresidente tiene que mandar una carta a la Cámara de Representantes detallando la condición del presidente y pidiendo que el poder se transfiera de manera temporal al presidente más veterano del Senado y al líder de la Cámara de Representantes, en este caso el republicano Chuck Grassley y la demócrata Nancy Pelosi. El vicepresidente Pence asumiría, aunque la decisión pasaría después a las dos cámaras. Dos tercios tendrían que votar a favor de la sustitución del presidente.
Esta sección nunca ha sido utilizada, pero sí se ha recurrido en otras ocasiones a la enmienda 25 en casos de menos emergencia y cuando los políticos estaban de acuerdo en su uso. Se utilizó después de la dimisión del vicepresidente de Nixon, Spiro Agnew, y después de la dimisión del propio presidente Nixon. También, de forma temporal, por intervenciones médicas de Ronald Reagan y de George W. Bush.
Hace ahora un año Trump pasó por un proceso de impeachment por su intento de chantajear al presidente de Ucrania para que le ayudara en la campaña contra Joe Biden. Pero el Senado, de mayoría republicana y el encargado del veredicto en este juicio político, le absolvió.
Pence ha apoyado a Trump en sus decisiones estos cuatro años de mandato, pero este miércoles se ha rebelado contra la sugerencia del presidente de que se saltara la Constitución y tratara de anular el resultado de las elecciones. Poco antes del asalto al Capitolio, el presidente también tuiteó contra Pence, que fue uno de los primeros en ser evacuados del Senado. El vicepresidente también llamó a la calma.
Tras su derrota el pasado 3 de noviembre, Trump se ha negado a reconocer los resultados. Sus abogados han tratado sin éxito de paralizar recuentos y denunciar irregularidades en varios estados. Los jueces no han encontrado ninguna prueba de fraude y la mayoría de republicanos así lo han reconocido.
Unos minutos antes del asalto al Capitolio, el líder de la mayoría republicana en el Senado y aliado de Trump, Mitch McConnell, hizo un discurso pidiendo a sus colegas que no secundaran las protestas de Trump y certificaran el resultado de las elecciones sin alargar el debate. “Las elecciones no estuvieron especialmente ajustadas... Si estas elecciones fueran anuladas por meras acusaciones del lado perdedor nuestra democracia entraría en una espiral mortal”, dijo McConnell.
Nuevo impeachment
Otra opción que ahora podría tener más apoyos entre los republicanos después de un día inédito sería un nuevo proceso de destitución a Trump iniciado por la Cámara de Representantes, si bien esto requeriría más debates y votaciones en ambas cámaras. La congresista de Minnesota Ilhan Omar dice que ya está haciendo el borrador de los artículos de impeachment en la Cámara, el primer paso para el juicio político del presidente. La decisión final dependería en cualquier caso del Senado.
Reconozca o no los resultados, Trump dejará de ser presidente el próximo 20 de enero a las doce de la mañana, tal y como prevé la Constitución. A esa hora, Joe Biden y Kamala Harris jurarán sus cargos en las escaleras del Capitolio y serán el nuevo presidente y la nueva vicepresidenta de Estados Unidos.