Desde la victoria de los talibanes con la toma de Kabul el 15 de agosto, las imágenes del horror y desesperación de los afganos por salir del país desde el aeropuerto de Kabul han recorrido el mundo. Europa prevé que la crisis afgana puede impulsar los flujos migratorios y se prepara para evitar una nueva “crisis de los refugiados”, como la ocurrida en 2015 cuando la guerra en Siria empujó a las puertas del continente a miles de personas que querían pedir asilo en la Unión Europea (UE). “Queremos mantener los flujos migratorios bajo control y las fronteras de la UE, protegidas”, ha dicho Charles Michel, presidente del Consejo Europeo esta semana.
Los afganos que intenten refugiarse de los talibanes en Europa se verán empujados a recorrer desiertos, montañas, ríos, puestos de control armados, y saltar vallas fronterizas. En su camino, se toparán con nuevos muros como los anunciados recientemente por Grecia y Turquía. En un enfrentamiento con Bielorrusia, Lituania y Polonia han decidido construir nuevas barreras físicas. Con ellas se encontrarán muchas personas afganas que, como otras procedentes de países como Irak, están intentando cruzar la frontera para entrar en la UE, en números cada vez mayores.
Grecia amplía su muro con Turquía
La semana pasada, Grecia ultimó la extensión de una valla de 40 kilómetros –que antes medía casi 13 kilómetros– que busca disuadir e impedir las entradas irregulares a través de la frontera terrestre con Turquía. Las autoridades también han asegurado que se ha instalado un sistema de vigilancia automatizado de alta tecnología, con cámaras, radares y drones.
Grecia estuvo en primera línea de la “crisis de refugiados” de 2015, cuando miles de personas que huían de la guerra y la persecución llegaban a su territorio diariamente tras jugarse la vida.
El Gobierno griego ha insistido estos días en que “no quiere ni puede ser la puerta de Europa para los refugiados y los migrantes que podrían intentar llegar a la UE”. El ministro de Protección Ciudadana, Michalis Chrysochoidis, ha dicho que la crisis de Afganistán ha creado “posibilidades de flujos migratorios”. “No podemos esperar, de forma pasiva. Nuestras fronteras seguirán siendo seguras e inviolables”.
Turquía construye una muralla en su frontera con Irán
Los afganos que consiguen hacer el viaje de varias semanas a través de Irán a pie hasta la frontera turca se enfrentan a un muro de tres metros de altura, zanjas o alambre de espino, a medida que las autoridades turcas intensifican sus esfuerzos para bloquear cualquier afluencia de refugiados al país. Según informa Reuters, el refuerzo de las medidas fronterizas comenzó cuando los talibanes empezaron a avanzar en Afganistán y tomaron Kabul la semana pasada.
Turquía, que ya levantó un muro de 156 kilómetros en la frontera con Irán, ha decidido ahora construir una muralla modular, de tres metros de altura y 2,80 metros de ancho, a lo largo de otros 64 kilómetros en la provincia de Van para impedir la entrada a gran escala de migrantes al país, informa EFE.
En los 314 kilómetros restantes se instalará provisionalmente una red con alambres y sensores. Además, la vigilancia de la frontera se ha reforzado con un amplio despliegue de soldados y equipos sofisticados, como drones y torres con cámaras térmicas, radares y sensores para detectar el cruce de personas.
“Turquía, que ya está acogiendo a cinco millones de refugiados, no puede asumir una carga de migrantes añadida”, dijo el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, al Consejo Europeo, Charles Michel, en una conversación telefónica el pasado fin de semana. “Queremos mostrar al mundo entero que nuestras fronteras son infranqueables. Nuestra mayor esperanza es que no haya una oleada migratoria desde Afganistán”, ha declarado a Reuters el a Mehmet Emin Bilmez, gobernador de Van.
Lituania levanta una valla en su frontera con Bielorrusia
Mientras los países de la UE creen que la llegada al poder de los talibanes puede impulsar los flujos migratorios, los miembros del bloque que limitan con Bielorrusia están enzarzados en un enfrentamiento con el líder autoritario de ese país, Alexander Lukashenko.
El parlamento de Lituania aprobó el pasado 10 de agosto un proyecto de ley para la construcción de una valla a lo largo de su frontera con Bielorrusia para evitar que ingresen migrantes –muchos de ellos afganos, sirios y de otros procedentes de fuera de la UE–.
Lituania defiende que están cruzando en números récord orquestados por Lukashenko. El país báltico y sus aliados han acusado a Lukashenko de utilizarlos para presionar a la UE para que levante las sanciones contra su país.
“Ya dije francamente que no vamos a contener a aquellos que han oprimido en Afganistán, Irak e Irán. No tenemos dinero ni fuerzas para ello como resultado de vuestras sanciones”, dijo Lukashenko dirigiéndose a los países de la UE.
El lunes, Lituania declaró que completará la valla de 508 kilómetros para septiembre del año que viene, informa Reuters. La barrera tendrá tres metros de altura y estará recubierta de alambre de espino.
“Construir la valla lo antes posible es nuestra máxima prioridad ahora. No se trata de una simple valla, sino de un muro defensivo que protege a toda la UE y a nosotros”, dice el Gobierno en un comunicado.
Valla en la frontera polaco-bielorrusa
En la misma disputa con Bielorrusia, el Gobierno polaco anunció el pasado lunes que levantará una valla de 2,5 metros de alto a lo largo de su frontera con el país de Lukashenko. Al igual que Lituania, Polonia ha informado de un fuerte aumento de los migrantes procedentes de Afganistán, pero también de otros países como Irak, que intentan cruzar sus fronteras.
“No podemos permitir la entrada de estas personas, ya que pronto podríamos tener a decenas de miles tratando de hacer esto. Debemos defender la soberanía de nuestro territorio”, dijo el jueves a la prensa el primer ministro Mateusz Morawiecki, según recoge Bloomberg.
“Ya se han construido seis kilómetros de vallas en la frontera”, ha dicho en Twitter este viernes el ministro de Defensa polaco, Mariusz Blaszczak, que también ha dicho que se destinarán 2.000 soldados a patrullar la frontera.
El Gobierno de Polonia ha sido objeto de duras críticas por la situación de un grupo migrantes procedentes de Afganistán que están acampados a la intemperie, sin agua corriente ni atención médica, cerca de Usnarz Górny, a pocos metros de la frontera polaca. “Estas personas huyen de unas circunstancias desesperadas en Afganistán. Rodearlas de guardias de fronteras armados es una cruel respuesta de Polonia a su difícil situación”, ha criticado Aleksandra FertliÅska, responsable de campañas de Amnistía Internacional Polonia.
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