-Estoy un poco nervioso, de verdad que estoy un poco nervioso... Y también estoy muy feliz. Quiero empezar hablando de los sueños. Quiero saber si Evo tiene sueños hoy en día y si se acuerdo de los sueños de cuando era pequeño.
Evo Morales (EM): Bueno.. sabe Álvaro que soy soñador. Recuerdo perfectamente mis 12, 13, 14 años, en el pueblito de Orinoca, el pueblo que me vio nacer. Estaba caminando en mis sueños y veo víboras, víboras, víboras. Gruesas, delgadas, pequeñas. Hay un momento que no puedo caminar bien. Me miro ahí y por debajo de mí hay víboras. Empecé a llorar y desperté llorando. No podía dormir. Cuando tenía mis 15, 16 años soñé que había estado volando de Orinoca hacia mi cerro Cuchi-Cuchi, que no da riquezas, sino poder político. Estaba volando, pensando, así debe volarse en avión y de golpe aparecen nubes, entra la nube, empiezo a asustarme y ya no veía nada. Otra vez empiezo a llorar y despierto llorando. El tema del sueño de las víboras, comenté a mi madre, que me dijo: “Evito, en tu vida no te va a faltar plata”. Cuando informé a mi padre de los sueños, me dijo: “Evo, vas a ser algo en la vida. Vas a ser respetado en la vida. Hay que saber respetar a mayores y menores”. Y aprendí bastante de mi padre... Ultimamente hace una semana atrás, dos semanas atrás, en mi Chaco, en donde tengo las piscinas de tambaquí (NdR: el pescado que Morales cría y vende), estaba caminando y empiezo a volar. He volado y empecé a aterrizar caminando. No me he caído, aterricé, pero volé. Y más sueños: había estado en Orinoca, debe ser hace tres semanas, no me acuerdo bien. Había una torre, como una antena de la empresa comunicación Entel y la parte de la punta se cayó. Pero no se cayó todo. Se estancó por ahí. La punta se cayó y se quedó ahí. Muy raro, quedé preocupado. Esos fueron mis últimos sueños.
-Y Álvaro, ¿eres de soñar?
Álvaro García Linera (AGL) Continuando lo que decía Evo. Doy fe de la gran capacidad que tiene Evo de soñar y de acordarse y muy vinculado a cosas que van a suceder y han funcionado. Soy un estudioso de los sueños de Evo y estaba muy atento a cómo él se sentía para enfrentar retos, problemas de gobierno. En mi caso, claro como todo ser viviente sueño, pero no me acuerdo. No me acuerdo, me cuesta siempre muchísimo acordarme.
-Quiero preguntarle ahora a Álvaro cómo empieza tu día, qué es lo primero que haces cuando te despiertas, eres de mirar el celular, consultar prensa…
-No, rápidamente a consultar prensa. Me despierto temprano y lo primero que hago es intentar revisar unos 8 periódicos, de Bolivia, América Latina y el mundo. Ya recién al desayunar, antes del desayuno.
-Evo, ¿tú qué haces cuando te levantas? No digas la hora porque nos vas a dejar a todos un poco en ridículo.
EM-Diremos la verdad, no mentimos. 4.30, 5 me despierto. Igualmente, revisar titulares de los periódicos de Bolivia solamente. Algunos amigos, no faltan, me hacen resúmenes de las últimas informaciones. Leo, hago deporte, me baño y empiezan las actividades.
-¿Evo cuál es la persona que más te ha influenciado de cuando tú eres joven? La que más escuchabas y decías “uy a esta persona todo lo que dice le presto mucha atención”.
EM- En temas de moral, de ética y disciplina, mis padres. Algo interesante en mi familia… la familia Morales en mi comunidad era muy querida y respetada. Decían “los Morales no pegan a su mujer”. Mi madre me decía “a la mujer no se la agrede físicamente, no se le pega”. Y mi papá, con su doctrina: “No se le pega a la mujer. La mujer es costilla del hombre. Si pegas a la mujer, tú mismo te estás pegando”. Son los valores que me dejaron mis padres. En temas políticos y sociales yo leí del jovenzuelo, el libro de Fausto Reinaga: La revolución India, El manifiesto del partido indio de Bolivia… y también me ha ayudado bastante el libro de Domitila Chungara Si me permiten hablar. Me ha influído bastante mi profesor de geografía, que era mi primo. Su mamá y mi mamá eran hermanas. Era militante del partido comunista. Lamento mucho porque este año con el tema del coronavirus falleció. Siempre acompañaba, fiestas, actos, no faltaba. Me acuerdo un profesor que también falleció que fue muy importante: el profesor Justiniano López. Entraba a las clases y hablaba de nuestras realidades, nuestra situación. Nos explicaba cómo mejorar en todo, también la alimentación. No se conocía la fruta en mi casa, ni la verdura. La comida era maíz, trigo, quinoa. Yo quería que me hable de geografía y no de estas cosas. Protestaba momentáneamente hasta que me di cuenta que era el mejor profesor. Después nos reencontramos cuando yo era diputado, me acompañó, muy bien el profesor. Y cuando gané la presidencia lloró el profesor Justiniano López.
-Álvaro en tu niñez y tu infancia, ¿quién te dejó esas huellas que seguramente se te vienen a la cabeza?
AGL: Mi madre, fundamentalmente la madre. Vivir del propio trabajo. No vivir de rentas, de ahorros. Vivir del trabajo cotidiano, un hecho muy digno. Y la segunda cosa: principios, lealtad a los principios, a muerte. Una vez que uno decide y tiene una serie de valores y objetivos, cumplirlos pase lo que pase, no importa el tiempo. Muchos más elementos, pero esos dos me han marcado como una gran herencia de mi madre.
-¿Se acuerdan de cuando uno conoció uno al otro? La primera vez que se vieron físicamente…
EM: Las personas mayores tienen prioridad… ¿quién será mayor? (risas)
-Ese tema yo no lo quiero sacar, porque yo tengo muchas más canas que Evo Morales y entonces él siempre me dice que soy más viejo que él, pero un día le voy a demostrar que no.
EM: Exactamente no me acuerdo la primera vez. Él me hizo recordar algo. Cuando yo presidía la reunión de las 5 federaciones, ahora 6 confederaciones, del Trópico de Cochabamba. Había orden del día, informe, debate, y siempre llevaba un invitado. Con motivo de los 500 años de resistencia indígena popular he llevado a Germán Choquehuanca para que nos explique la wiphala. Debe haber sido el 91. Y luego lo invitamos a Álvaro. No me acuerdo cómo lo contacté: sería el primer encuentro, tal vez, con Álvaro.
AGL: Cuando yo militaba en la guerrilla, antes de entrar preso, sabíamos de un dirigente carismático, joven, simpático - y muy mayor, obviamente (risa)- que tenía mucha influencia en el Trópico. Era Evo. Estoy hablando del año 1985, 1986. El liderazgo de Evo despuntaba localmente. Nosotros teníamos nuestra base en el Altiplano y en las minas. Comenzamos a expandirnos y a tener presencia clandestina en los valles y en el Trópico. De hecho organizamos unos grupos de entrenamiento armado. Sabíamos de Evo. No lo logré conocer, pero desde 1985 nos llegaban los informes de su liderazgo. Era muy querido y muy carismático. Desde el 86 que ya era un fenómeno político. Luego yo entré a la cárcel, estuvimos cinco años, y saliendo de la cárcel, él, a través de otro compañero, Oscar Olivera, un dirigente fabril, nos contactamos. Yo iba a las fábricas y ahí llegó la invitación de Evo. Tenía un hábito muy interesante en las reuniones y era el de un análisis político previo. Antes de entrar a los temas locales, del sindicalismo agrario, un análisis de la situación nacional, de la situación internacional. Y luego ya al debate concreto. En ese entonces era muy austera la estructura sindical, un pedazo de tierra con unas hojas encima. Ahí los compañeros al estilo obrero, con su cuaderno y su lápiz, todos anotando todo. Ese es un hábito muy disciplinado. Lo había visto en las minas, en el mundo obrero y luego no lo volví a ver en otro lugar que no sean las 6 federaciones del Trópico, todos los dirigentes con su cuaderno. Esto ha sido en el año 1998/1999. Luego ya, en la Guerra del Agua, que fue en el 2000, cuando se expulsa a una empresa extranjera norteamericana, Evo llegó con seis mil compañeros de la federación del Trópico a ayudar a los vecinos de Cochabamba a enfrentar a la policía y a apoyar el bloqueo. Claro, yo daba vueltas por la ciudad y ahí lo encontré a Evo. Como un comandante con seis mil guerreros que ocupaban toda la zona de la Universidad de San Simón, y él agitando, como lo ves, por teléfono, dando instrucciones. Era un líder, muy atento a la situación. Me impactó ese encuentro, más que el del Trópico. Luego ya comenzamos a vernos más regularmente. Y el primer encuentro, como él dice, en la federación del Trópico, a invitación de él para hacer un análisis de la situación política de Bolivia. Me gustó la cultura del análisis en una federación campesina que está a 500 kilómetros de la ciudad de La Paz: análisis político nacional, análisis político internacional, coyuntura y vamos a lo local.
-Una pregunta, Evo, ¿cuál sería la mayor virtud que tiene Álvaro? Que no te escuche porque se va a sonrojar.
EM: Primero, muy leal. Hemos estado juntos casi 14 años .
-Es como un matrimonio, casi, eh…
EM: Aunque la derecha nos quiso enfrentar por los medios. Yo me acuerdo durante el proceso constituyente, la hermana Silvia Lazarte me llama por teléfono llorosa: “Cuidate, Álvaro nos ha quitado la presidencia”. “Calmate, Silvia, no. Cada día, cada hora estamos hablando telefónicamente, si no estamos juntos”. Pero eso metió la derecha. Nos reíamos. Inventé que somos una yunta, un toro negro y un toro blanco...
EM: Inventé que con el Álvaro somos como una yunta de toros: un toro negro, un toro blanco
Incluso algunos compañeros querían enfrentarnos. Recuerdo una vez un congreso de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) de Bolivia, cuando ya estábamos en Bolivia, ratificaron a Isaac Ávalos. Me sorprendió eso. Nunca ratifican, pues. Ni los cambas de Oriente a Occidente, ni los collas de Occidente al Oriente boliviano, siempre pelean, el voto manda. Pero ahí ratificaron de consenso. Era el mensaje. El único que te defiende es Evo, por eso hemos ratificado.
-Para distanciarte de Álvaro….
EM: Claro, ratificaron a Evo porque no Álvaro no está defendiendo. Nosotros estábamos trabajando juntos. No había un solo problema: tareas, responsabilidades. Sería largo comentar. Un día Álvaro va a escribir seguramente. ¿Recuerdas quw algunos ministros no querían la nacionalización, ni bonos ni rentas?. No es el mejor momento para escribir eso, pero algún día vamos a escribir ese libro que corresponde para decir la verdad ante la historia y ante el pueblo.
-¿Cómo fue la gestión? Me hace pensar: siempre es difícil hacer un cambio… Siempre hay alguna justificación para decir que algo como la nacionalización es complicado, como los bonos. Lo digo porque es un aprendizaje para hoy, en toda América Latina. Decime, Evo.
EM: Tengo una profunda diferencia con todo lo que pasa, no solamente en América Latina, sino en el mundo. Es importante ser humanista, progresista, socialista, pero si no eres antiimperialista no eres revolucionario. Esa es nuestra diferencia. Pongo un ejemplo, no tengo por qué mentir: Chile, gana la derecha pero también ganan los socialistas y no cambia nada. ¿Qué clase de socialismo es eso? No son antiimperialistas. Ahí creo que nosotros tenemos mucha autoridad para hablar sobre el capitalismo. Ser anticapitalistas y antiimperialistas. No solamente hablamos sino que también lo mostramos en los hechos. Eso nos ha permitido cambiar.
-Álvaro, ¿cuál es la principal virtud que después de tanto tiempo ves en Evo? Si te tienes que quedar con una.
AGL: Son muchas, pero la más importante es la que siempre he admirado: su capacidad de tejer lealtades, alianzas de lo popular. Es un hombre que une. Ha habido líderes indígenas muy capaces, muy importantes, pero ninguno con esta habilidad de unir. Hay una tendencia de lo popular a dividirse. En la división ganan los poderosos. Evo, desde que tengo memoria de las 6 federaciones, nunca se ha colocado él por delante. Siempre la unidad por delante. Y si él ayuda, acompaña. Eso permitió que de la gran rebelión del 2000-2003 lográramos en 2005 la victoria electoral con el 54% por primera vez en 40 años en Bolivia. Era la habilidad que tenía Evo para unir. Unir la federación del Trópico, interculturales, mujeres campesinas, pobladores vecinos de El Alto, obreros de las fábricas, obreros de las minas, cooperativistas enfrentados a las fábricas… lo que por lo general iba enfrentado como sector social, Evo lo unía. Tenía la paciencia, la habilidad, para encontrar el punto común. Anteponer a las diferencias históricas el punto que nos unía ante una adversidad común. De eso uno aprende. Es una habilidad carismática, extraordinaria. Creo que eso fue, entre las muchas virtudes que tiene, lo que más me ha asombrado y la que más ha contribuido a este renacimiento victorioso y empoderado del movimiento indígena, popular y campesino en Bolivia.
AGL: La virtud que más admiro en Evo es la paciencia, la habilidad, para encontrar la unión, el punto que nos une y nos convierte en un frente popular ante una adversidad común.
-Uno dice la lealtad y otro dice la unión. Creo que son como dos pilares casi para cualquier proyecto. Quería pararme en un momento que vivimos Álvaro y yo. Lo cuento en el libro. Era noviembre, era un domingo a la tarde en la ciudad de México, en el primer sitio en el que se quedaron, estaba Martín Sivak. Dos semanas antes, en el golpe de Estado en Bolivia, habían estado a punto de matarlo. Pero en esa tarde de noviembre, Evo decía: “Yo voy a regresar”. Yo te miraba a la cara, Álvaro, te recuerdo bien, pero explícale a la gente qué pensabas de verdad y por qué Evo ya estaba poniendo ese horizonte.
AGL: Es una característica muy propia de Evo el optimismo histórico. Siempre ha sido así. Siempre en momentos de mucha adversidad está encontrando la fisura, la rendija por dónde puede convertir la derrota, el retroceso en ofensiva y en avance. Lo ha hecho cuando ha sido dirigente sindical, lo ha hecho en gobierno, y lo sigue haciendo hoy y seguramente lo va a seguir haciendo mañana. Forma parte de esa manera impetuosa y voluntariosa de abordar la Historia. Esos días habíamos sido duramente golpeados. Yo lo miraba con asombro, como siempre lo veo cuando es demasiado optimista. Pero también veía que podría abrirse algo. Siempre había una posibilidad objetiva, material, real, de que ese optimismo de Evo pudiera convertirse en realidad porque era un momento de lucha abierto. Varias veces con Evo en México, no está en el libro y lo podemos contar ahora, planificamos regresarnos. Antes de venirse a Argentina, Evo planificó tres veces ir a Bolivia. Todo dependía de la circunstancia. Planificó, dimos pasos concretos, prácticos y cuando estábamos a la espera de la decisión final, ahí veíamos que no era conveniente. No era pura voluntad de Evo: había análisis, había la posibilidad de que pudiera desencadenarse algo que nos hiciera regresar. Sabes que si él regresaba yo tenía que regresar. Yo era la sombra de Evo, tenía que acompañarlo. Evidentemente intercambiamos reflexiones para convencernos. Evo ha sido así y qué bien que sea así, porque mucho de ese ímpetu también ha ayudado para cambiar la circunstancia, para derrotar al golpe de Estado: no al mes como inicialmente se creía, pero sí a los doce meses.
-En el fondo tenía razón histórica… Evo, ¿por qué tan pronto estaba ya en tu cabeza el regresar? ¿Cuáles eran tus razones que al resto nos costaba ver?
EM: Hubiera sido al mes. El ministro de la Presidencia del gobierno de facto, Jerjes Justiniano, se comunicó con Carlos Romero (mi último ministro de Gobierno) y dijo que quería hablar con Evo porque él solo podía parar esta movilización. El diálogo debía ser fuera de Bolivia. Yo dije que no, que sea en Bolivia. Era así. Entonces, no sé si es importante decir, cuando estaba en plena batalla, viene el llamado de pacificación, como un instrumento de reconocimiento, de legalización al gobierno de facto. Ya Jeanine Áñez dice “gobierno de transición”. A los dos o tres días empieza la negociación con pacto. En algún momento yo he twitteado, “¿Dónde soy útil, asilado o encarcelado en Bolivia?” Viajé a Cuba, ese viaje no ha sido tan reservado. Raúl Castro me dijo que no podía volver porque en Bolivia me iban a meter en la cárcel. Yo le dije que he estado tanto en la cárcel, que ya no le tengo miedo. Por cuatro o cinco días, por un mes… entre confinamiento y cárcel como dos meses máximo. Yo estoy acostumbrado. Pero Raúl me dijo que no es el Evo de otros tiempos, que ahora es otro Evo. Me dijo que si me metían en la cárcel. me iban a envenenar o iban a crear una revuelta los carcelarios para matarme. O totalmente incomunicado. Y otra vez reflexiono lo que mis padres me recomendaban: a las personas mayores hay que escucharlas y hacerles caso. Entonces, me quedé y ahí se acabó el retorno. A la tercera, cuarta semana de nuestra presencia en México.
-Hay una pregunta que todo el mundo se hace. Un momento clave para mí, y creo que para mucha gente, es cuando salen de Paraguay rumbo a México con el avión mexicano. En ese trayecto, que fueron ocho horas, ¿vos hablás, comés, dormís, llorás? ¿Que hicieron en esas horas históricas?
EM: Llorar no. El momento en el que un poquito me asusté fue cuando por fin, después de tantos intentos de ingreso con el avión a la pista de Chimoré, llegó, subimos, carreteamos la pista para levantar, creo que casi media hora, y no levantó vuelo y no teníamos permiso de salir. Ese momento fue decir qué hacemos. Tampoco para llorar, no. Qué hacemos ahora. Y empieza a carretear a la terminal comercial del aeropuerto. Yo agarraba el teléfono y llamaba a los dirigentes para que vuelvan los compañeros, porque no nos dejaban salir y se estaban retirando más de diez mil compañeros. Después subimos, levantamos vuelo y yo me había dormido. Me dijeron que estábamos en Paraguay y yo seguía durmiendo. El embajador estaba esperando. Estaba durmiendo. Inventan después. Han cargado maletín. Seguía durmiendo, me cansé durmiendo y al día siguiente me desperté chequeando a ver a qué hora podíamos llegar. Así ha sido mi recuerdo.
-¿Y vos Álvaro qué hacías en el avión en ese trayecto?
AGL: Estuve despierto hasta tarde, pensando. Tenía preocupación por la situación de mi hija y de mi esposa. Hasta las 2.00 de la mañana estaba despierto. Aterrizamos en el Paraguay, salí a las escalinatas, saludé a los compañeros sin bajarlas y vinieron a recibirnos el Embajador, el Cónsul. Nos preguntaron si queríamos comida, dijimos que había todo, que no se preocupen. Levantamos vuelo y debí haber estado despierto una hora más. Luego dormí y cuando ya estábamos en el mar despertamos. Era muy temprano y ya la pantalla te mostraba que estábamos saliendo del espacio aéreo de Colombia porque pasamos entre Perú y Ecuador sin autorización. Evo también despertó muy temprano. Comenzamos a ver los mapas y ya cuando el piloto nos dijo que estábamos en áreas territorio que no le pertenecía ni al Perú ni al Ecuador, más tranquilos. Cuando llegamos al área que dependía de México ahí sí respiramos tranquilos. Podía aparecer un avión norteamericano para desviarte. Lo podían hacer. Son unos secuestradores. Han secuestrado a Evo en Europa cuando fue a Rusia. Que aparezca un avión en altamar y que quiera secuestra a Evo… porque el objetivo era matar a Evo. Para eso fue el Golpe. Lo intentaron, lo intentaron y lo intentaron. Llegando a México ya fue más difícil para ellos. No imposible, pero más difícil. Yo siempre estaba con ese temor. Cuando pasamos control territorial mexicano para sentirme que sí lo logramos. Hasta antes tenía el miedo de que aparezca alguna sorpresa norteamericana para secuestrar y matar a Evo.
EM: Ahora me informan a mí que la derecha está arrepentida de no haberme matado. Ahora están arrepentidos. Información, directamente. En mundos tan chiquitos todo se informa. Y cuando no dejaron entrar el avión de México, toda la mañana, toda la tarde, al promediar las 4.00 o 5.00 de la tarde nos hicieron llegar un mensaje: un avión de EEUU nos puede sacar de Chimoré al lugar donde quisiéramos salir y viajar.
-¿Te ofrecieron eso, Evo? Un avión de EEUU porque no podía entrar el avión mexicano, pero qué generosidad…
EM: A Guantánamo o a EEUU. Era su atrevimiento. No éramos tan tontos para someternos contentos a que nos saquen… Nos hablamos, no sé cuántas veces en ese día, con el presidente electo Alberto Fernández. El 11 sobre todo. El día 10 no sé si ustedes se han comunicado, pero yo no.
AGL: A la mañanita con Cristina. El domingo a la mañana.
EM: El día 11 hablamos varias veces con los presidentes. La tarea es salir, como sea salir. Era el plan. La gran ventaja eran los diez mil compañeros concentrados. Si no era esa gente concentrada no salíamos. A las cinco y media o seis de la tarde, del cuartel especial de la lucha contra el narcotráfico, salió una movilidad atrevidamente, viendo tanta gente concentrada. Civiles, los policías, bien armados, con gases y 50 mil dólares. Se dirigían hacia donde estuvimos. Al dirigente Leonardo Loza lo detuvieron, desarmaron… esa es la reserva moral, yo digo. Lo han agredido físicamente, armamentos, gases y plata. Después de que levantamos me dicen los dirigentes que llamaron a las 2 y 3 de la mañana para que vayan a recogerlo. Le han devuelto los 50 mil dólares, gases, armamento y carro. Repito: a eso se llama reserva moral. Nosotros no atentamos contra la vida sabiendo que ellos estaban implicados en tema de golpe de estado. Un día antes, el sábado, yo me vine a Chimoré. La avanzada del ejército nos informó que la policía tomó el aeropuerto y las fuerzas sacaron para que pueda aterrizar el día sábado. Estaban metidos en temas del golpe desde el primer momento los policías.
-Te preguntaba por Argentina, Evo. El papel importante del gobierno entrante y si tuvieras que decir dos o tres cosas de cuando entraste aquí.
EVO; Yo escuché por la prensa que nos invitaron a la posesión, pero entiendo que no podíamos estar. Una vez que tomó posesión el compañero y hermano Alberto Fernández con Cristina Fernández la vicepresidenta, ya planificamos el retorno rápidamente. La gente esperaba, muy bien acá y estábamos en una casa, pero muy solidario el pueblo argentino. Como estos días, que ya estaba definido retornar alistando nuestra pilcha, viernes, sábado, domingo, tocaban el timbre y asadito, asadito, asadito. Durante nuestra estadía, hermanos bolivianos, migrantes bolivianos, cada fin de semana venía con su verdura y su fruta. Hay momento que no sabía hacer nada, que tuve que mandar a compañeros para ver dónde estaban, repartimos. Casi instalo una tienda de verduras para vender (risas) No, muy solidarios los compañeros. Tengo muchos recuerdos.
-Hubo mucha gente generosa. Alvaro tú que tienes en tu memoria que se te quedó para siempre.
AGL: Varias cosas. Este tema de la cultura de la solidaridad de la Argentina. Fantástico. Es una cultura. Ha habido muchos argentinos que fueron exiliados y han vivido en otras partes del mundo. Me tocó estar en 5 departamentos, conseguidos por varios compañeros que están acá. Era gratis. Pagué las expensas, pero no alquiler. Fuimos con Claudia, con Alba, a un departamento. Eran jóvenes, activistas, militantes. Se salían de su departamento con su toalla y su cepillo de dientes y nos dejaban su departamento para que viviéramos nosotros. Eso me enamoró de inicio. La solidaridad tan plena, poder conseguir trabajo rápidamente, poder meter a mi nena en la guardería. En todas partes en donde había posibilidad de esta colaboración tan desprendida del pueblo argentino. Yo lo valoro, me enamoró eso. Fantástico. La segunda cosa que me ha encantado de la Argentina es el empoderamiento de las mujeres. Eso es para mi hija, que tiene 4 años. Me gustaría que se expanda por el mundo. La mujer se sabe con poder. Aquí en argentina logró reconocimiento, empoderamiento, en el lenguaje, en las actitudes, en el caminar. Eso lo valoro muchísimo, es una lección para el mundo entero. Y el parque. Yo llevaba mi niña al parque y los niños. Niños y niñas mezclados, intercambiando… hay una cultura del parque muy linda, una forma de construir socialidad. No solamente están chateando o están con la tableta jugando. Van al parte, juegan, se trepan, te piden una galleta, comparten, como si fuera su familia. Cualquier nene te pide y tu nena pide lo que sea. Me encantó esa manera de construir esa socialidad de parque, de calle, de plaza, que es tan importante para la formación espiritual de los niños.
-¿Hay riesgo de un nuevo golpe de Estado?
AGL: Hay una nueva derecha, no solo en Bolivia, radicalizada. En todo el continente y el mundo. Es un pedazo de la derecha que tiene una mirada instrumental de la democracia. Lo ha hecho en Bolivia. Lo ha hecho en Estados Unidos con la toma del Capitolio. Con el pretexto del fraude es capaz de matar y dar golpes de Estado. Y ahora Bolsonaro anda amenazando en Brasil. Esa derecha antidemocrático está incubando en varios lugares del mundo. Hay que estar atento...No ha pasado a nosotros. Nos hemos confiado y nos han dado un golpe de Estado. Hemos dignificando a policiales y militares que son los que se dieron vuelta, también con sectores empresariales dignificados. Se dieron vuelta y se hicieron golpistas.
EM: El golpe fue también Congresal y Judicial.
-¿Extrañan algo del cargo de Presidente y vicepresidente?
AGL: Ser vicepresidente de mi patria ha sido un privilegio y estoy muy agradecido con Evo y con el pueblo boliviano. Pero lo que estoy haciendo ahora es lo que quería hacer hace cinco años: formar gente. Formar a la futura generación. Los que empujarán, revisarán y dirigirán la segunda oleada del proceso de cambio en Bolivia y América Latina. Y también hago otras cosas. Escribir sobre lo que hemos hecho, dar clase y sobre todo, como decía, formar a esas nuevas generaciones.
EM: (...) Yo tengo carro prestado, para tener mi casita para desarrollar mi emprendimientos con pescado me han prestado 80 mil dólares. Yo estoy en el Trópico. Yo vengo de ahí.
AGL: (...) Una de las cosas que la gente valora de Evo: la honestidad. No miente ni anda con dobleces. No calcula. Lo que piensa es lo que dice. Es un hombre trabajador. Cuando era presidente, si no empezaba a trabajar a la 5 de la mañana sentía que estaba traicionado la confianza de la gente que le pagaba un salario. En 14 años no se ha tomado vacaciones. La idea de vacación no existía. Evo vive de su trabajo. Vive de su trabajo y rinde cuentas a la población. Evo Morales y Alvaro García viven de sus salarios. El dinero público es dinero sagrado. El dinero del Estado es sagrado. No le pertenece a uno. Le pertenece al pueblo. Y ahora: ¿de que va a vivir Evo? De su trabajo. De la producción del tampaqui, un pescado del trópico que es riquísimo.
ASM