Khalida Popal, excapitana del equipo de fútbol femenino afgano, pidió a las jugadoras del país que borren sus fotos y perfiles de las redes sociales y quemen sus uniformes por seguridad, días después de que el país cayera definitivamente en manos de los talibanes.
Popal, de 34 años, que obtuvo asilo en Dinamarca tras huir del país por seguridad, ha explicado en declaraciones a la agencia AFP que ya hay combatiente talibanes armados que van de casa en casa en busca de enemigos del régimen, a pesar de que su portavoz anunció el pasado martes en rueda de prensa que habría una “amnistía general” y que trabajarían por la “reconciliación” nacional.
La futbolista también ha concedido una entrevista a la agencia Reuters en la que explica que siempre ha usado su voz para alentar a las mujeres jóvenes a “mantenerse firmes, ser audaces y visibles”. En 2007 creó junto a otras compañeras la selección femenina de fútbol de Afganistán, un proceso difícil en un país muy restrictivo. Tras años de activismo por la visibilidad de las mujeres, su mensaje ha cambiado.
“Hoy las llamo y les digo que borren sus nombres, eliminen sus identidades, borren sus fotos por su seguridad. Incluso les pido que quemen o se deshagan de sus uniformes de la selección nacional”, aseguró.
“Esto es doloroso para mí, para alguien que, como activista, se puso de pie e hizo todo lo posible para lograr ganarse esa identidad como jugadora de la selección nacional femenina”, agregó.
Durante el gobierno talibán entre 1996 y 2001, el régimen impuso una visión ultraortodoxa de la ley islámica que impedía a las mujeres estudiar o trabajar, salir de casa si no era acompañadas de hombre de su familia y les obligaba a cubrirse por completo con un burka. Los hombres fueron obligados a dejarse crecer la barba, se clausuraron los cines y se prohibieron la música, el ajedrez y los juegos de azar.
“A las mujeres de mi familia que salieron a la calle les dijeron que se dieran la vuelta y regresaran a casa, que no fueran a la escuela o que serían golpeadas”, relata la exfutbolista desde Copenhague sobre cuál es la situación actual.
Khalida Popal teme por la suerte de las jugadoras afganas, pues considera al fútbol como una herramienta para luchar por los derechos de las mujeres. “Fui una de las personas que fundaron el equipo con el objetivo de permanecer unidas como mujeres de Afganistán”, recuerda.
“Queríamos enviar un mensaje al mundo y a los talibanes: nosotras (las mujeres) no somos débiles, puedes matar a nuestras hermanas, pero te demostraremos que estamos a su lado”, añade.
“Mis jugadoras son niñas que dijeron en las redes sociales que los talibanes son el enemigo. Ahora ven a este enemigo armado delante de sus puertas y ventanas y tienen miedo de lo que les pueda a pasar”, lamentaba.
Abandono de la comunidad internacional
En conversación con AFP, Popal se mostró crítica con el papel de la comunidad internacional y aseguró que ni ella ni sus compañeras de equipo entienden el “abandono” que sufren las mujeres.
“Cuando las jugadoras me llaman, me dicen: '¿Por qué nos traicionaron (Occidente)? ¿Por qué los políticos abandonaron a las mujeres de Afganistán? ¿Qué hemos hecho mal?'”, se pregunta.
Estas futbolistas son parte de las miles y miles de mujeres que se encuentran atrapadas en el país sin poder escapar. Debido al bloqueo en el acceso del aeropuerto de Kabul, es casi imposible que puedan ser evacuadas. Popal explica que actualmente se limitan a “desplazarse de un lugar a otro”.
La excapitana no cree en las “palabras vacías y huecas” de los líderes talibanes, que declaran que respetaran los derechos de las mujeres y les permitirán trabajar y recibir educación, siempre en el marco de la sharia.
“Si siguen la sharia, no habrá ningún derecho a las mujeres, sean quienes sean. Todos los sueños que tengan se evaporarán”, dijo a AFP.