Largas colas y mucha improvisación en la despedida de Benedicto XVI

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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“Es un funeral de Estado sin serlo. Es algo inédito”. Las autoridades vaticanas llevan casi una semana, desde el que Francisco anunciara que Benedicto XVI estaba “muy enfermo” devanándose los sesos para organizar las exequias de Joseph Ratzinger, el primer papa emérito de la historia, cuyo funeral será presidido, este jueves, por Jorge Mario Bergoglio, en una de tantas primeras veces que impondrán estos días. Nunca un Papa ha enterrado a otro.

Y es que tanto el rito de exequias como los funerales de un pontífice dimitido no están escritos, de modo que los expertos liturgistas de la Santa Sede han tenido que improvisar un dispositivo que tiene que prever una asistencia masiva de fieles –se estima que más de cien mil personas acudirán, entre este lunes y el jueves, a la basílica de San Pedro para despedirse de Ratzinger–, así como la posibilidad de que autoridades de todo el mundo quieran acudir a un sepelio en el que, al no tratarse de un funeral de estado, no podrían tener un sitio reservado.

¿Ver a Joe Biden, o a Pedro Sánchez, entre el público? “Es algo impensable pero, en puridad, podría darse”, confirman fuentes vaticanas a elDiario.es. Y es que, lo único cierto es que el protocolo vaticano para esta ocasión está tratando de aunar lo que ya está dispuesto en el caso de muerte de un papa reinante (el último ejemplo fueron los funerales de Juan Pablo II, presidido, en 2005, precisamente por Joseph Ratzinger) con los deseos del propio difunto (que están siendo cumplidos a rajatabla por su secretario personal, Georg Gänswein), todo ello con la aprobación expresa del papa Francisco. En principio, Ratzinger será enterrado en las grutas vaticanas, en el lugar que en su día ocuparon Juan XXIII y Juan Pablo II.

Así, los restos mortales de Benedicto XVI están revestidos con los ropajes papales, excepto el palio propio de los arzobispos, que no podría usar al ser emérito, ni la férula, el báculo de los papas en ejercicio. Ratzinger tampoco porta la cruz pectoral, y en sus manos lleva un rosario.

Junto al baldaquino

Con la plaza de San Pedro cerrada a los fieles, el lunes a primera hora se abrieron las puertas de la basílica para que miles de fieles pudieran dar el último adiós al Papa emérito, cuyo féretro se ha instalado en la nave central del templo, junto al baldaquino de Bernini.

Este Papa no ha sido embalsamado, sino tan solo adecentado para la ocasión. Antes, los miembros de la Curia y los amigos más cercanos pudieron despedirse de Ratzinger en el monasterio Mater Ecclesiae, donde residía desde que hizo oficial su renuncia en 2013. Como es habitual desde que se filtraran imágenes de la agonía de Pío XII, el Vaticano no permite hacer fotos del Papa sin estar convenientemente revestido.

El jueves, a las 9,30 de la mañana, Francisco presidirá el funeral por su antecesor, en una ceremonia retransmitida en directo para todo el mundo. Será una misa de corpore insepulto, esto es, con el cuerpo de Ratzinger presente en la plaza de San Pedro.

Se prevé una asistencia de más de 70.000 personas en un acto que se ha decidido que sea público y que contará con miles de sacerdotes (no hay un número cerrado, cualquier cura acreditado podrá entrar a la sacristía para revestirse), y sin gradas destinadas a las autoridades. Solo, como pidió en sus últimas voluntades Ratzinger, las delegaciones de su país natal –Alemania– y de Italia y los embajadores acreditados ante la Santa Sede. De hecho, antes de abrir las puertas al gran público, hubo una misa privada en San Pedro a la que acudieron, entre otros, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, y una compungida primera ministra Georgia Meloni.

Roma, por su parte, ha echado el resto. Así, las autoridades italianas han previsto la presencia de más de un millar de agentes de las fuerzas del orden, así como el cierre del espacio aéreo de la plaza de San Pedro durante las exequias.

“Nuestro objetivo es garantizar la seguridad de quienes deseen presentar sus respetos”, dijo el prefecto de Roma o delegado del Gobierno, Bruno Frattasi, al explicar las medidas adoptadas en la reunión de la comisión provincial de orden público y seguridad con motivo del operativo desplegado durante el último adiós al papa alemán.

Además, durante los tres días de capilla ardiente, habrá un despliegue de varias unidades médicas móviles y ambulancias, así como de 500 voluntarios de Protección Civil que también tendrán la tarea de informar sobre las colas y las esperas.

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