En la primera entrevista exclusiva concedida luego del asalto a las sedes gubernamentales en Brasilia, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que “hubo un error de los servicios de inteligencia, que no alertaron al gobierno sobre la posibilidad de estos ataques golpistas”. En diálogo con la periodista Natuza Nerym de Globo News, Lula respondió que ni el Gabinete de Seguridad Institucional ni la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) como tampoco las Fuerzas Armadas previnieron a la Presidencia sobre lo que podría acontecer.
“Nosotros tenemos inteligencia de esos organismos, pero ninguno de esos servicios sirvió para avisarle al presidente de la República”, denunció con dureza. “Si yo hubiera sabido el viernes (cuando viajó para el estado de San Pablo), que habría 8.000 personas (en la Plaza de los Tres Poderes) no habría salido de Brasilia. Salí el viernes porque todo estaba tranquilo”. Citando las investigaciones en curso, concluyó: “No fue ningún analfabeto político el que invadió los palacios. Era gente que preparó eso durante mucho tiempo”.
Lula reconoció también que él y su equipo ministerial “cometimos un error que yo diría fue elemental: la inteligencia del gobierno no existió. Salí de aquí el viernes (6 de enero) con la información de que había apenas 150 personas en el campamento, que todo estaba tranquilo”. Se refirió así al acampe de más de 1.500 bolsonaristas en las puertas del Cuartel General del Ejército, que los protegió del desalojo pretendido por la policía del Distrito Federal.
El presidente explicó las razones por las que no acudió a las Fuerzas Armadas para reprimir ese movimiento. “Yo vi lo que pasó en Río de Janeiro cuando las Fuerzas Armadas fueron llamadas por el entonces gobernador Luiz Fernando Pezao. Los militares ocuparon la capital y él quedó sin poder ninguno. Yo no quería que me pase eso”. En una entrevista anterior, con periodistas acreditados en el Palacio del Planalto, el jefe de Estado habló largamente del tema. “Si yo daba lugar a la intervención de las Fuerzas Armadas, entonces se concretaba el golpe”.
Las relaciones de Lula con los militares todavía transitan por un corredor sinuoso. Se reunirá probablemente este viernes para abordar con la cúpula de los uniformados lo que él pretende de estas fuerzas. “Ante todo tiene que quedar muy claro que no pueden intervenir en política” dijo esta vez. Y agregó sin vacilar: “Todos aquellos militares, no importa el grado ni la fuerza en la que participen, serán castigados si se comprueba que actuaron durante los actos golpistas; sea general, soldado, coronel o sargento”.
EG