No, no fue un saludo nazi lo de Elon Musk. Después de revisar la jugada en el VAR, podemos afirmar que el brazo levantado del magnate norteamericano parece un saludo nazi, recuerda a un saludo nazi, tiene el mismo ángulo de inclinación que un saludo nazi, si se superpone con una foto de un nazi saludando coincide al milímetro, pero no es un saludo nazi. No insistan.
En realidad es otra cosa, y yo diría que peor. Si fuese un saludo nazi y reconocido como tal, todo estaría más claro, sabríamos a qué atenernos, lo veríamos venir, y nuestra respuesta sería más sencilla, la misma que daríamos ante un nazi: combatirlo, denunciarlo, ignorarlo, escondernos o secundarlo, lo que sea que haga cada uno cuando se cruza con un nazi. Pero ante un saludo que parece nazi y no lo es, la cosa se complica. A su favor, además.
En el brazo tieso de Musk yo veo más el gesto de quien por la mañana saca la mano por la ventana para ver qué tiempo hace y decidir qué ropa ponerse. Empieza el mandato de Trump-Musk, y el multimillonario saca la mano para ver qué tiempo hace: quiere ver cómo responde el mundo ante un gesto nada inocente ni casual, que más que un desacomplejado saludo nazi parece el sí-pero-no de quien inicia un corte de mangas y acaba cruzándose de brazos para disimularlo, o enseña una peineta haciendo como que se sube las gafas con el dedo. Un “me gusta la fruta”, por entendernos; una provocación muy pensada, y que consigue su objetivo.
¿Qué pasará si hago un saludo que parece nazi?, se preguntó Elon Musk. Pues ya ha visto lo que pasa: 1) Los suyos lo defienden a muerte (sus seguidores no tardarán en hacerse vídeos copiando el saludo, atentos). 2) Los medios de ultraderecha se ríen de los susceptibles y rescatan fotos de políticos rivales con el brazo levantado. 3) Los medios de derecha disculpan y niegan el gesto (“no es lo que parece”). 4) Los medios de izquierda cargan las tintas bailando al ritmo que él marca. 5) Los gobiernos de otros países aceptan la explicación aunque marcando distancia. 6) Los sionistas (hoy en el mismo barco que la ultraderecha mundial) dicen que no es nazi, que ellos sí que saben de nazis. 7) La izquierda sobreactúa (dejar X, una heroicidad). Y 8) La gente en general hace memes y chistes.
Sí que ha dado de sí el saludito, ¿verdad? Le ha servido como test, una forma de anticipar la futura respuesta a cada gesto, medida o disparate que hagan o digan. Y vista la respuesta al saludo nazi que no es nazi, puede estar muy tranquilo, tanto por el apoyo ciego de los suyos, como por la respuesta inofensiva de los demás.
Supongo que también pretendía (y ha conseguido) ganar atención, pues Musk es un troll que se maneja en política con la misma lógica que en su red social X: agitando, polemizando, polarizando, difundiendo odio, para tener más respuestas, más interacciones, más seguidores. Al mismo tiempo, marca paquete en el nuevo tiempo, en plan “me la suda todo”, según la teoría del “malismo” de Mauro Entrialgo: aquí estamos, preparaos para lo que se viene.
Y por último, pero no menos importante, el saludo que parece nazi y no es nazi funciona como un retorcido dog-whistle: un mensaje que todos hemos visto, pero que sus seguidores más ultras de la nueva internacional reaccionaria (nazis incluidos) habrán leído por su cuenta como si fuese un guiño-guiño-guiño. Mensaje recibido, dirán.
Ojalá fuese un saludo nazi, qué fácil sería todo.