“El mundo entero está en guerra, en autodestrucción. Detengámonos a tiempo, porque una bomba te devuelve otra más grande y otra más grande y en la escalada no sabes dónde acabarás”. El Papa Francisco lanzó un nuevo alegato antibelicista durante el vuelo que lo trajo de regreso de Congo y Sudán del Sur, adonde viajó con el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greeenshields.
Durante la conferencia de prensa de regreso, Bergoglio volvió a señalar que “estoy abierto a reunirme con ambos presidentes, el de Ucrania y el de Rusia” para frenar una guerra que está a punto de cumplir su primer año, y recordó que “si no fui a Kiev es porque en aquel momento no era posible ir a Moscú”.
Sin embargo, quiso dejar claro que la de Ucrania “no es la única guerra”, recordando que “desde hace doce o trece años Siria está en guerra, desde hace más de diez años Yemen está en guerra; pensemos en Myanmar, en los pobres rohingya que viajan por el mundo porque han sido expulsados de su patria. En todas partes, en América Latina, ¡cuántos focos de guerra hay! Sí, hay guerras más importantes por el ruido que hacen, pero, no sé, el mundo entero está en guerra, y en autodestrucción”.
Francisco también tuvo que aclarar su polémica expresión sobre la homosexualidad en una reciente entrevista. “La criminalización de la homosexualidad es una cuestión que no debe dejarse pasar. Más o menos, cincuenta países, de una manera u otra, llevan a cabo esta criminalización, e incluso algunos de estos - creo que son diez, tienen la pena de muerte (para los homosexuales) - esto no está bien, las personas con tendencias homosexuales son hijos de Dios, Dios los ama, Dios los acompaña”. “Condenar a una persona así es un pecado, criminalizar a las personas con tendencias homosexuales es una injusticia”, concluyó.
La muerte de Benedicto ha sido instrumentalizada por personas que quieren llevar agua a su propio molino. Y los que instrumentalizan a una persona tan buena, tan de Dios, son gente sin ética, son gente de partido, no de la Iglesia
Un mes después de la muerte de Benedicto XVI, Francisco subrayó que “pude hablar de todo con el Papa Benedicto. Incluso, para cambiar su opinión. Siempre estaba a mi lado, apoyándome, y si tenía alguna dificultad, me lo decía y hablábamos. No hubo problemas”.
“Algunas de las historias que se cuentan, de que Benedicto estaba amargado por lo que hizo el nuevo Papa, son cuentos chinos”, incidió, con crudeza, Bergoglio, quien denunció que “la muerte de Benedicto ha sido instrumentalizada por personas que quieren llevar agua a su propio molino. Y los que instrumentalizan a una persona tan buena, tan de Dios, casi diría un Santo Padre de la Iglesia, diría que son gente sin ética, son gente de partido, no de la Iglesia”.
Respecto a futuros viajes, Francisco apuntó a la posibilidad de viajar a India el año que viene. “Voy a Marsella el 29 de septiembre, y existe la posibilidad de que vuele a Mongolia desde Marsella, pero aún no es definitivo, es posible”. También, Lisboa. ¿Por qué estos países? “Elegí visitar los países más pequeños de Europa. Me dirán: 'Pero tú fuiste a Francia', no, fui a Estrasburgo; iré a Marsella, no a Francia. El más pequeño, el más pequeño”, para “intentar no caer en la globalización de la indiferencia”.
Sobre su visita a África, Bergoglio lamentó que “muchos vienen a explotar el Congo” porque “existe esta idea: África debe ser explotada. ”La violencia es un tema cotidiano“, admitió Bergoglio denunciando cómo ”la venta de armas es la mayor plaga del mundo“. ”Y no sólo entre las grandes potencias. Incluso a estos pobres... les siembran la guerra. Es cruel. Les dicen: “¡A la guerra!” y les dan armas. Porque detrás hay intereses económicos para explotar la tierra, los minerales, la riqueza“, recalcó.
Finalmente, preguntado por su salud, bromeó: “Ya se sabe que la mala hierba nunca muere. No estoy como al principio del pontificado, esta rodilla molesta, pero va despacio, luego ya veremos”.
JB