Presionada por la contraofensiva de Ucrania, Rusia ha ordenado a sus fuerzas una retirada en el sur del país, en lo que puede ser un revés significativo para Vladímir Putin tras más de ocho meses de guerra. Esto es lo que sabemos hasta ahora.
¿Qué ha pasado?
Después de horas de rumores entre los blogueros militares e informaciones sobre la destrucción de varios puentes, Rusia ordenó públicamente este miércoles la retirada de la orilla occidental del río Dniéper, donde se ubica la ciudad de Jersón, capital de la región homónima, al sur de Ucrania. Era la única porción de territorio que el Ejército ruso controlaba en esta orilla, de hecho –el río atraviesa el país, y lo divide en dos–.
Fue un anuncio televisado. En él, con tono serio, el jefe de la agrupación de fuerzas rusas que combaten en Ucrania, el general Serguéi Surovikin, dijo al ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, que era imposible abastecer la ciudad de Jersón y que su defensa sería “inútil”. Aconsejó una retirada a la orilla opuesta del río Dniéper, que ejerce de barrera natural, argumentando que, aunque es una “decisión difícil”, permitiría salvar las vidas de los soldados, que estarían mejor capacitados para defender esta orilla.
En respuesta, Shoigu le ordenó “comenzar con la retirada de las tropas y tomar todas las medidas para garantizar el traslado seguro del personal, las armas y el equipamiento a través del río Dniéper”. Surokivin respondió que empezaría en “un futuro próximo”.
En octubre, Surovikin ya pareció sentar las bases para una retirada de Jersón, reconociendo que la situación era “difícil”. Después se sucedieron las “evacuaciones” de civiles –calificadas como traslados forzosos por Kiev– y algunos movimientos simbólicos. Varias voces habían sugerido que la estrategia adecuada para los rusos era retirarse de manera ordenada por el río en lugar de correr el riesgo de ser rodeados por la contraofensiva de las tropas ucranianas, en contraste con la caótica retirada en la región oriental de Járkov en septiembre, cuando las fuerzas de Moscú dejaron atrás una gran cantidad de armas y equipamiento.
La situación ha sido poco clara en las últimas semanas: mientras las fuerzas rusas parecían retirarse de algunas partes, también parecían estar reforzándose. Pero analistas como Michael Kofman, experto en el Ejército ruso, creían que todo apuntaba a que Moscú había decidido retirarse constantemente de la orilla occidental del río y evitar ser aislada allí.
Este jueves, sin mencionar la palabra “retirada”, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, ha mencionado brevemente que las tropas de Moscú están efectuando una “maniobra” para desplazarse a la margen oriental del Dniéper.
Los llamados 'halcones' de la guerra pro-Kremlin han expresado su apoyo a la decisión militar. Entre ellos, el líder checheno Ramzan Kadyrov ha opinado que Surovikin ha tomado “una decisión difícil, pero correcta”.
¿Cuál ha sido la reacción de Ucrania?
Públicamente, Ucrania se ha mostrado escéptica y cautelosa. Tras las palabras de Shoigu este miércoles, Mijaíl Podolyak, asesor del presidente Volodímir Zelenski, respondió que Kiev no veía señales de que Rusia “abandone Jersón sin combatir”. Afirmó que todavía había tropas rusas en la ciudad y reservas adicionales se estaban redirigiendo a la región. “Ucrania libera territorios en función de los datos de sus servicios de inteligencia y no de declaraciones escenificadas en televisión”. “Algunos parecen muy astutos... Pero estamos un paso adelante”, tuiteó, por su parte, el jefe de la oficina presidencial, Andriy Yermak.
En su discurso nocturno diario, Zelenski solo nombró una sola vez Jersón y dijo que las fuerzas ucranianas estaban reforzando sus posiciones “paso a paso” en el sur. “Hay que contener nuestras emociones, (...) el enemigo no nos hace regalos, no hace 'gestos de buena voluntad”.
Esta cautela no es una excepción. Por lo general, las autoridades ucranianas han sido comedidas a la hora de hacer públicos los avances en este frente y, durante semanas, han guardado silencio en torno a los detalles de su esperada operación para recuperar el sur ocupado, con la que han golpeado desde el verano las líneas de suministro rusas, como los puentes que las abastecen utilizando sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes y artillería proporcionados por Occidente en un intento de aislarlas.
Los ataques ucranianos en las rutas de reabastecimiento de Rusia habían puesto bajo presión la capacidad de Rusia para sostener sus fuerzas en la orilla oeste, según Occidente y Kiev. “Las fuerzas ucranianas destruyeron las rutas logísticas, interrumpieron el sistema de control de las tropas enemigas. Por lo tanto, al enemigo no le quedó otra opción que huir”, ha escrito en Telegram este jueves el comandante jefe ucraniano, Valeriy Zaluzhny.
Sin embargo, ha señalado que actualmente no puede “confirmar o negar la información sobre la supuesta retirada” rusa de Jersón.
Según ha informado, las tropas ucranianas han avanzado en el último día siete kilómetros en dos direcciones, recuperando 12 localidades. Han circulado imágenes que muestran a las tropas ucranianas que afirman haber recuperado la ciudad de Snigurivka, a 50 kilómetros al norte de la ciudad de Jersón. En total, desde el 1 de octubre, las tropas ucranianas han recuperado 1.381 kilómetros cuadrados en dirección a Jersón, según el Ejército.
Kiev ha acusado a Rusia de querer convertir Jersón en una “ciudad de la muerte”. “Los militares rusos minan todo lo que pueden: viviendas, alcantarillas. La artillería en la orilla izquierda planea convertir la ciudad en ruinas”, ha dicho este jueves Podolyak. “Llegaron, robaron, celebraron, mataron a los 'testigos', dejaron ruinas y se fueron”.
¿Por qué es tan importante Jersón?
La región de Jersón ha sido un campo de batalla duro para las tropas de Kiev, con un progreso más lento en comparación con la rápida contraofensiva en el noreste, alrededor de Járkov. El sur ha sido uno de los frentes principales, tal vez el más importante, de la guerra en los últimos meses.
Estratégicamente ubicada al norte de la península de Crimea –que Rusia se anexionó en 2014–, la ciudad portuaria e industrial de Jersón se considera un enclave vital para el control del sur, que es una puerta de entrada al mar Negro. “La pérdida de la orilla occidental de Jersón probablemente impedirá a Rusia lograr su aspiración estratégica de un puente terrestre que llegue a Odesa”, ha informado este jueves la inteligencia británica.
Antes de la guerra, vivían allí cerca de 280.000 personas y es relevante desde el punto de vista económico.
Jersón es la única capital regional de Ucrania que Moscú ha logrado capturar desde que lanzó su ofensiva en febrero. La ciudad cayó en manos rusas rápidamente, en los primeros días de la invasión, y también se convirtió pronto en escenario de protestas contra la ocupación. En un intento de estrechar su control, Moscú destituyó a las autoridades locales y colocó a las suyas, y trató de imponer el rublo.
En septiembre, Vladímir Putin anunció la anexión de la región de Jersón –sin aclarar qué partes del territorio– a Rusia desafiando el derecho internacional y tras un pseudorreferéndum ampliamente condenado por ilegal y falso. Putin afirmó que los habitantes de Jersón se convertirían en ciudadanos rusos “para siempre”.
De confirmarse, la pérdida de Jersón sería una derrota importante para Rusia, desde el punto de vista tanto estratégico como simbólico y político. Recuperarla sería una gran victoria para Kiev. Se sumaría a otros reveses para Putin en el campo de batalla, incluidos el primer intento fallido de capturar la capital ucraniana y la precipitada retirada de Járkov, así como la cuestionada movilización “parcial” de tropas en Rusia.
¿Y ahora qué?
Está por ver cómo se desarrolla la retirada. Según la inteligencia de Reino Unido, debido a los puntos de cruce limitados, las fuerzas rusas serán vulnerables al cruzar el río Dniéper. “Es probable que la retirada se lleve a cabo durante varios días con posiciones defensivas y fuegos de artillería que cubran a las fuerzas en retirada”. El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, ha dicho que los indicadores iniciales sugieren que Rusia está llevando a cabo su retirada, aunque podría tardar en completarse.
Kofman, experto en el Ejército ruso, explicó hace unos días que forzar una retirada rusa por el río puede poner los sistemas ucranianos al alcance de algunas líneas de comunicación terrestres de Crimea, pero también otorgará a las fuerzas rusas una gran barrera natural, menos terreno que defender y una mayor densidad de fuerzas en relación al terreno.
Algunas voces han puesto en duda el verdadero significado del anuncio de la retirada e incluso hay quien plantea que puede tratarse de una trampa destinada a atraer a las tropas ucranianas a un costoso combate cerca de la ciudad. El analista militar Oleg Zhdanov ha dicho a la agencia Associated Press que podría ser “una emboscada y una trampa rusa para obligar a los ucranianos a pasar a la ofensiva, forzarlos a penetrar las defensas rusas y, en respuesta, atacar con fuerza”.
“No creo que se trate de una trampa como algunos han sugerido. Rusia ha estado tomando medidas para preparar el abandono de la zona durante las últimas semanas”, dijo en Twitter el analista militar Rob Lee, quien consideró que el anuncio ruso es “una victoria muy impresionante y muy disputada para Ucrania”. A su juicio, la gran pregunta ahora es si Rusia puede retirarse sin sufrir grandes pérdidas de equipo y personal. “Ucrania tiene todos los incentivos para que esta retirada sea lo más caótica y costosa posible”.
Lee cree que Kiev tiene ventajas militares en este momento, mientras que Moscú “está tratando de entrenar/equipar a los soldados movilizados y conseguir más armas de Irán”. “Más ventajas ucranianas hacen más probable que esta guerra termine antes”.
Los expertos del think tank estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés) tampoco creen que la retirada sea una trampa y avanzan que los comandantes rusos intentarán frenar los avances ucranianos para mantener una retirada ordenada. “Es posible que algunas fuerzas permanezcan para retrasar a las tropas ucranianas en la propia ciudad de Jersón, pero esta lucha será un medio para retirar tantas unidades rusas como sea posible en buen estado”.
La batalla de Jersón no ha terminado, pero los investigadores del ISW apuntan que las fuerzas rusas han entrado en una “nueva fase”, priorizando la retirada de sus fuerzas al otro lado del río en buen orden y retrasando a las fuerzas ucranianas, en lugar de tratar de detener por completo la contraofensiva ucraniana. Según indican, la campaña ucraniana coordinada para obligar a las fuerzas rusas a retirarse sin necesidad de grandes ofensivas terrestres “probablemente haya tenido éxito”.
Otro de los asesores del presidente ucraniano, Oleksiy Arestovich, ha dicho que el “abandono” ruso de Jersón plantea interrogantes, y ha señalado que hay informaciones que apuntan a que las fuerzas de Moscú se están preparando para batallas urbanas en Jersón y en general, lo más probable es que no se prevea un “paseo fácil” para Ucrania.
Las fuerzas rusas siguen manteniendo otros territorios capturados contiguos en el sur, incluyendo una ruta terrestre vital que conecta Rusia con la península de Crimea. “La estrategia de Rusia es claramente tratar de consolidar sus ganancias territoriales (...) para estabilizar las líneas del frente y poner la barrera del Dniéper a su favor. Sin embargo, es probable que esto haga que la atención se dirija a otras partes del frente, como el frente al sureste de Zaporiyia, que ha permanecido estable durante meses”, escribe Dan Sabbagh, especializado en Defensa, en The Guardian.
“La aparente victoria de Ucrania no podría ser más oportuna, mientras que los estadounidenses y los europeos se preocupan por los altos costos de energía causados ââen última instancia por la guerra”, dice el periodista del medio británico.
El presidente de EEUU, Joe Biden, ha asegurado que la retirada muestra que el Ejército ruso tiene “algunos problemas reales” y como mínimo, permitirá a ambas partes tener tiempo para “recalibrar sus posiciones” durante el invierno.
Según informa el New York Times citando fuentes occidentales, es poco probable que haya negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia en un futuro próximo. Ucrania, recuerda el Times, es optimista en cuanto a sus perspectivas militares tras haber conseguido avances este otoño, y su moral volvió a subir este miércoles, con el anuncio ruso sobre la retirada de Jersón.