La coalición de izquierda Sumar exigió a Errejón su renuncia después de que admitiera “comportamientos machistas”

Alberto Ortiz / José Enrique Monrosi

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Todo estalló el martes por la mañana. La periodista Cristina Fallarás hizo públicos unos mensajes anónimos que denunciaban que un “político muy conocido de Madrid” era un “maltratador psicológico” y un “verdadero monstruo”. Y la bola de nieve empezó a crecer en el seno de la coalición de izquierda española Sumar. Aunque esos mensajes no hacían mención explícita a Íñigo Errejón, todo el mundo en la coalición que lidera Yolanda Díaz entendió que se referían a él. Y comenzaron los movimientos.

Diputadas del grupo parlamentario en el Congreso, trabajadoras y compañeras de partido de Errejón en Más Madrid exigieron que las acusaciones no cayeran esta vez en saco roto. Porque no era la primera ocasión que ocurría algo así. Y porque en esta ocasión, a pesar de que no se detallara hecho delictivo alguno, se decidió que la denuncia rebasaba los límites de lo asumible para el portavoz parlamentario de una formación política que defiende un proyecto de izquierda y feminista.

Con el caso convertido en un auténtico incendio interno, Errejón intentó rehuir a las cámaras, a los micrófonos y a los periodistas del Congreso el miércoles por la mañana durante la sesión de control. De hecho, el diputado no entró por el pasillo habitual de acceso al hemiciclo. Pero ese día también compareció la ministra de Vivienda y Sumar le encomendó atender a la prensa para reaccionar a las propuestas que había puesto Isabel Rodríguez encima de la mesa y para marcar la línea de su grupo. A petición del ya exportavoz de Sumar, esa atención a la prensa se produjo lejos del lugar habitual. En concreto, una planta más arriba de la entrada al hemiciclo, frente a la Sala Constitucional.

Pero en ese momento ya había mucha gente decidida a llegar hasta el final. La Ejecutiva de Más Madrid, partido que él mismo fundó, se reunió de urgencia y trasladó a Yolanda Díaz la exigencia de cese inmediato de Errejón. Varios dirigentes de Sumar contactaron entonces con el portavoz en busca de explicaciones. Según todas las fuentes consultadas al corriente de esas conversaciones, Errejón admitió sus comportamientos machistas pero negó de forma tajante haber incurrido en ningún hecho delictivo.

Después de reconocer esas acusaciones, Yolanda Díaz contactó con él en la mañana de este jueves. De viaje oficial en Bogotá, la vicepresidenta segunda le exigió que presentara su renuncia de manera inmediata. Y le comunicó que, en caso contrario, la alternativa sería su cese. Errejón, que no pudo garantizar a su partido que en adelante no salieran a la luz más acusaciones de este tipo, aceptó su renuncia en esa conversación con Díaz.

Las cosas, entonces, se precipitaron al mediodía del jueves. Movimiento Sumar convocó una ejecutiva de urgencia. La dirección resolvió aceptar la dimisión y pidió a Errejón que esperara al término de la reunión para lanzar el comunicado. No ocurrió. Pasadas las 14.30, el hasta ahora diputado publicó una carta en redes repleta de eufemismos.  

“He llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona”, dijo en una carta en la que no hizo referencia a las acusaciones que se le imputan pero en la que dejó algunas justificaciones a comportamientos que asocia al patriarcado. 

“En la primera línea política y mediática se subsiste y se es más eficaz, al menos así ha sido mi caso, con una forma de comportarse que se emancipa a menudo de los cuidados, de la empatía y de las necesidades de los otros. Esto genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeros y compañeras de organización, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo”, reza el texto publicado en sus perfil de X. 

Pocas horas después, Sumar lanzó el comunicado con la síntesis de la dirección. “En la mañana de hoy, Íñigo Errejón envió a la ejecutiva de Sumar el comunicado que acaba de hacer público, presentando su dimisión irrevocable como miembro de la ejecutiva, diputado y portavoz del Grupo Parlamentario Plurinacional de Sumar. La ejecutiva de Movimiento Sumar se ha reunido de manera inmediata y, tras haber escuchado las razones expuestas por Íñigo Errejón, ha aceptado de forma unánime su dimisión”, dice el comunicado remitido por la dirección.

Elizabeth Duval, secretaria de Comunicación de Movimiento Sumar, explicó después en el programa Hora 25 la secuencia de los hechos. “El martes conocimos una anónima de Cristina Fallarás, a partir de ahí iniciamos una investigación, le pedimos explicaciones al propio Íñigo y eso ha desembocado en su dimisión”, explicó, en una entrevista en la que afirmó que Errejón reconoció “comportamientos machistas”. 

“Ese comportamiento no tiene cabida en una formación que se considera feminista. Tenemos que ver si existen otros casos, si hay casos más allá de denuncias más anónimas. A partir de ahí hemos hecho el comunicado que hemos hecho”, dijo Duval. “Nosotras consideramos que esos comportamientos eran intolerables y vistos los hechos que él reconocía no quedaba otra opción”, añadió.

A última hora del jueves, la actriz y presentadora Elisa Mouliaá se convirtió en la primera mujer que de forma pública denuncia ser víctima de acoso sexual por parte del exportavoz de Sumar. “Hola, yo soy víctima de acoso sexual por parte de Iñigo Errejon y quiero denunciarlo”, publicó.

Durante la tarde, los dirigentes de los partidos de Sumar fueron manifestándose en público. Yolanda Díaz afirmó que la renuncia fue resultado de la investigación interna. Ministros como Ernest Urtasun, Sira Rego o dirigentes como la portavoz de Más Madrid en la asamblea, Manuela Bergerot, censuraron su compartamiento y defendieron la renuncia. “Nuestro compromiso contra el machismo y por una sociedad feminista es firme y sin excepciones”, zanjó la vicepresidenta segunda del Gobierno.