La comisión del 6 de enero ha publicado este jueves su informe de 845 páginas sobre el asalto al Capitolio de Estados Unidos. El panel del Congreso realizó más de 1.000 entrevistas y 10 audiencias públicas antes de recomendar cargos penales contra el expresidente Donald Trump
La comisión también ha recomendado en su informe final que el Congreso apruebe un mecanismo que impida al exmandatario volver a presentarse a unas elecciones. Ha pedido a las comisiones “con jurisdicción” que consideren la creación de un “mecanismo formal” que pueda impedir ocupar un cargo federal o estatal a quienes vulneren la décimo cuarta enmienda de la Constitución. Dicha enmienda señala que cualquier persona que haya jurado cumplir la Constitución y se haya visto envuelto en una “insurrección” o haya “ayudado a los enemigos de la Constitución” puede ser “descalificadopara ocupar en un futuro cargo público.
Trump ha dicho que el informe es “altamente partidista”.
A continuación, 17 conclusiones clave del informe:
1. Desde la noche de las elecciones hasta el 6 de enero y más allá, el presidente Donald Trump difundió deliberadamente falsas acusaciones de fraude relacionadas con las elecciones presidenciales de 2020 para intentar anular las elecciones y con el propósito de solicitar donaciones de dinero. Estas afirmaciones falsas incitaron a sus partidarios a la violencia el 6 de enero.
2. A sabiendas de que él y sus partidarios habían perdido docenas de casos en los tribunales sobre sus denuncias electorales, y a pesar de que sus propios asesores refutaron sus afirmaciones de fraude electoral y le instaron a reconocer su derrota electoral, Trump se negó a aceptar el resultado legal de las elecciones de 2020. En lugar de cumplir con su obligación constitucional de “velar por la fiel ejecución de las leyes”, Trump conspiró para anular el resultado de las elecciones.
3. A pesar de saber que tal acción sería ilegal, y que ningún estado tenía o presentaría un resultado alternativo, Trump presionó de manera corrupta al vicepresidente Mike Pence para que se negara a contar los votos electorales durante la sesión conjunta del Congreso el 6 de enero.
4. Trump trató de corromper al Departamento de Justicia de Estados Unidos al intentar reclutar a funcionarios del departamento para que hicieran declaraciones deliberadamente falsas y así ayudar en su intento por anular las elecciones presidenciales. Después de que ese intento fracasara, Trump ofreció el puesto de fiscal general en funciones a Jeff Clark a sabiendas de que Clark tenía la intención de difundir información falsa destinada a anular las elecciones.
5. Sin ninguna base probatoria y en contra de las leyes estatales y federales, Trump presionó ilegalmente a funcionarios y legisladores estatales para que cambiaran los resultados de las elecciones en sus estados.
6. Trump supervisó un intento para obtener y transmitir certificados electorales falsos al Congreso y a los Archivos Nacionales.
7. Trump presionó a miembros del Congreso para que se opusieran a las listas válidas de electores (los que formalizan el resultado) de varios estados.
8. Trump corroboró a sabiendas información falsa presentada ante tribunales federales.
9. Basándose en alegaciones falsas de que las elecciones habían sido robadas, Trump convocó a decenas de miles de partidarios en Washington para el 6 de enero. Aunque estos partidarios estaban enfadados y algunos iban armados, Donald Trump les ordenó marchar al Capitolio el 6 de enero para “recuperar” su país.
10. Sabiendo que se estaba produciendo un ataque violento contra el Capitolio y sabiendo que sus palabras incitarían a más violencia, Trump envió un mensaje en las redes sociales condenando públicamente al vicepresidente Pence a las 14:24 horas del 6 de enero.
11. A sabiendas de que se estaban produciendo actos de violencia en el Capitolio, y a pesar de su deber de velar por el fiel cumplimiento de las leyes, Trump se negó durante varias horas a responder a las reiteradas peticiones de que ordenara a sus violentos partidarios que se dispersaran y abandonaran el Capitolio, y en su lugar observó por televisión cómo se desarrollaba el violento ataque. Esta inacción intensificó la violencia en el Capitolio y obstruyó el procedimiento del Congreso para contar los votos electorales.
12. Cada una de estas acciones de Trump fue tomada en apoyo de una conspiración de varias partes para anular los resultados legales de las elecciones presidenciales de 2020.
13. La comunidad de inteligencia y los organismos encargados de hacer cumplir la ley sí detectaron la planificación de posibles actos de violencia el 6 de enero, incluida la planificación específicamente por parte de los grupos milicianos Proud Boys y Oath Keepers que finalmente dirigieron el ataque contra el Capitolio. A medida que se acercaba el 6 de enero, los servicios de inteligencia identificaron específicamente el potencial de violencia en el Capitolio de Estados Unidos. Esta inteligencia fue compartida dentro del poder ejecutivo, incluso con el Servicio Secreto y el Consejo de Seguridad Nacional del presidente.
14. La inteligencia recopilada antes del 6 de enero no apoyó la conclusión de que Antifa u otros grupos de izquierda probablemente participarían en una contramanifestación violenta o atacarían a los partidarios de Trump el 6 de enero. De hecho, la inteligencia del 5 de enero indicaba que algunos grupos de izquierda estaban dando instrucciones a sus miembros para que “se quedaran en casa” y no asistieran a las concentraciones del 6 de enero. En última instancia, ninguno de estos grupos de izquierda estuvo involucrado de ninguna manera sustancial en el ataque al Capitolio el 6 de enero.
15. Ni la comunidad de inteligencia ni las fuerzas del orden obtuvieron información de inteligencia antes del 6 de enero sobre el alcance total de la planificación en curso por parte del presidente Trump, John Eastman, Rudolph Giuliani y otros aliados para anular los resultados electorales certificados. Dichas agencias aparentemente no anticiparon (y potencialmente no podían anticipar) la provocación que Trump ofrecería a la multitud en su discurso en el parque de la Elipse, que Trump instruiría “espontáneamente” a la multitud para marchar hacia el Capitolio, que Trump exacerbaría los disturbios violentos con su tuit de las 14:24 condenando a Pence, o la escala completa de la violencia y la anarquía que sobrevendrían. Las fuerzas del orden tampoco anticiparon que Trump se negaría a ordenar a sus partidarios que abandonaran el Capitolio una vez iniciada la violencia. Ningún análisis previo de la comunidad de inteligencia predijo exactamente cómo se comportaría Trump; ningún análisis de ese tipo reconoció toda la escala y el alcance de la amenaza al Capitolio el 6 de enero.
16. Cientos de agentes de policía del Capitolio y de la zona metropolitana de Washington DC desempeñaron sus funciones con valentía el 6 de enero, y Estados Unidos les debe una inmensa gratitud por su valor en la defensa del Congreso y de la Constitución. Sin su valentía, el 6 de enero habría sido mucho peor.
Aunque algunos miembros de la dirección de la Policía del Capitolio consideraron que su enfoque de enero era el de “todos las manos a la obra”, la dirección de la Policía del Capitolio no disponía de medios suficientes para hacer frente a la multitud violenta y al margen de la ley. La dirección de la Policía del Capitolio no previó la magnitud de la violencia que se desencadenaría después de que Trump diera instrucciones a decenas de miles de sus partidarios en la multitud de la Elipse para que marcharan hacia el Capitolio, y después de que tuiteara contra Pence a las 14:24 horas. Aunque el jefe Steven Sund planteó la idea del apoyo de la Guardia Nacional, la dirección de la Policía del Capitolio no solicitó la asistencia de la Guardia antes del 6 de enero.
La Policía Metropolitana adoptó un enfoque aún más proactivo el 6 de enero y desplegó a unos 800 agentes, que incluso respondieron a las llamadas de auxilio en el Capitolio. Aun así, los alborotadores consiguieron romper la línea en algunos lugares, cuando la multitud avanzó inmediatamente después del tuit de Trump de las 14:24 horas. El Departamento de Justicia preparó un grupo de agentes federales en Quantico y en el Distrito de Columbia, anticipando que el 6 de enero podría volverse violento, y luego desplegó a esos agentes una vez que quedó claro que la policía en el Capitolio estaba desbordada. También se desplegaron agentes del Departamento de Seguridad Nacional para ayudar.
17. Trump tenía autoridad y responsabilidad para dirigir el despliegue de la Guardia Nacional en el Distrito de Columbia, pero nunca dio ninguna orden de desplegar la Guardia Nacional el 6 de enero ni ningún otro día. Tampoco dio instrucciones a ninguna agencia federal encargada de hacer cumplir la ley para que prestara asistencia. Dado que la autoridad para desplegar la Guardia Nacional había sido delegada en el Departamento de Defensa, el Secretario de Defensa podía desplegar la Guardia, y así lo hizo en última instancia. Aunque las pruebas identifican una probable falta de comunicación entre los miembros de la dirección civil del Departamento de Defensa que afectó al momento del despliegue, la comisión no ha encontrado pruebas de que el Departamento de Defensa retrasara intencionadamente el despliegue de la Guardia Nacional. La comisión de investigación reconoce que algunos en el departamento aconsejaban cautela porque tenían preocupaciones auténticas de que Trump pudiera dar una orden ilegal para utilizar a los militares para apoyar sus intentos de anular las elecciones.
Traducción de Lara Lema