La comunidad internacional debe señalar que no tolerará “la muerte prematura de la democracia en Brasil”, dijo uno de los principales contrincantes de Bolsonaro después de que el presidente de la derecha extrema intensificara sus ataques contra el sistema electoral del país sudamericano.
En conversación con The Guardian, el político de centro izquierda Ciro Gomes –que planea desafiar a Bolsonaro en las elecciones presidenciales del año próximo– dijo que el mandatario es “una excrecencia moral y humana” y que su retórica antidemocrática amenaza con desencadenar la violencia previo a los comicios.
Bolsonaro, que está siendo atendido en un hospital por una obstrucción intestinal, atacó repetidamente el sistema del voto electrónico brasilero en las últimas semanas, en lo que algunos consideran una distracción del escándalo de corrupción durante la pandemia del coronavirus que ha castigado su imagen pública y alimentado protestas callejeras y reclamos por su destitución.
En un momento, el presidente populista de derechas, de quien otros esperan que intente mantenerse en el poder si pierde las elecciones de 2022, señaló que los comicios podrían suspenderse por sus denuncias infundadas sobre la manipulación de las máquinas en contiendas anteriores. “Tendremos elecciones limpias o no tendremos elecciones”, declaró Bolsonaro, en cuya táctica resuenan las denuncias de fraude injustificadas de Donald Trump y de la candidata de derecha a la presidencia de Perú, Keiko Furimori.
Gomes, un abogado de 63 años, famoso por sus afiladas y elocuentes declaraciones, dijo que duda que la conducción de las fuerzas armadas brinde apoyo a los “delirios dictatoriales” de su apuesta trumpesca por continuar después del fin de su mandato de cuatro años. El temor de que esto suceda se intensificó en marzo tras la repentina remoción del ministro de Defensa y las cabezas de las tres fuerzas armadas.
Pero Gomes temió que el amplio apoyo que tienen las ideas radicales de Bolsonaro entre las tropas de la policía militar llevara a motines y que sucedieran “episodios esporádicos de violencia” en la víspera de las elecciones del año próximo. Al hermano senador de Gomes le dispararon dos veces en el pecho durante una rebelión policial el año pasado encabezada por un sargento simpatizante de Bolsonaro.
Gomes instó a los gobiernos extranjeros a enviar un mensaje “fuerte y explícito” de que cualquier regresión en la democracia sería inaceptable en un país que recién en 1985 ha salido de dos décadas de dictadura militar. “Realmente necesitamos que el mundo nos observe porque [este es] uno de los factores clave para asegurar que el derrotero de locura colectiva y tragedia al que Brasil parece encaminarse [sea detenido]”, dijo.
Las encuestas ubican a Gomes tercero en la contienda del año que viene, por detrás del expresidente y líder de la izquierda Luiz Inácio Lula da Silva y de Bolsonaro, un antiguo paracaidista famoso por su admiración de los generales que gobernaron Brasil entre 1964 y 1985. Gomes, que fue ministro de Finanzas durante tres mandatos en el pasado, ha sostenido una crítica mordaz de la “figura aberrante” que gobierna Brasil.
“Desde cualquier ángulo que se lo mire, Brasil está atravesando el peor gobierno de su historia. Y este [reconocimiento] ya se ha diseminado por al pueblo brasilero, porque Bolsonaro es básicamente un fraude”, dice Gomes, que atribuye esto a la indagatoria parlamentaria televisada sobre la catastrófica respuesta de Bolsonaro a la pandemia del Covid.
Gomes dijo que la indagatoria, que comenzó en abril, expuso el negacionismo y la incompetencia que contribuyeron a las muertes de más de medio millón de brasileros por la enfermedad que Bolsonaro trató de “gripecita”.
“La gente lo está mirando como si fuera una telenovela o Gran Hermano”, dijo Gomes sobre las sesiones casi diarias, señalando que la mayoría de los ciudadanos ha llegado a ver a Bolsonaro como un “torpe alborotador” incapaz de resolver los complejos problemas de Brasil.
En semanas recientes, una explosión de acusaciones que involucran la compra de vacunas contra el Covid ha salido a la superficie, que según Gomes serían un indicio del nivel de “decadencia institucional” en curso.
Gomes también se ha pronunciado duramente sobre su rival de izquierdas, Lula, durante cuyo primer mandato se desempeñó como ministro. Antiguos aliados y amigos, se distanciaron durante la campaña presidencial de 2018, cuando Gomes acusó a Lula de facilitar la victoria de Bolsonaro al insistir que él sería el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) cuando sabía que no sería posible por las acusaciones de corrupción en su contra, recientemente desestimadas.
Entonces, el suplente casi desconocido de último minuto para Lula, Fernando Haddad, fue derrotado rotundamente por el derechista radical que, según Gomes, aspiraba a convertirse en “un Hitler tropical”.
Gomes fue ampliamente criticado por los brasileros progresistas por haber viajado a París en vez de respaldar públicamente a Haddad en su enfrentamiento con Bolsonaro. Se defendió señalando tener “el derecho personal y político [...] de no respaldar al grupo que considero la causa de la tragedia de Bolsonaro”.
“Creí que sería un desastre enorme, pero nunca podría haberme imaginado que lo contaríamos en cientos de miles de muertes”, dijo Gomes sobre el gobierno de Bolsonaro. “[La pandemia] elevó mis peores expectativas a la enésima potencia”.
Traducción de Ignacio Rial-Schies