Diálogo telefónico

Trump y Putin abordan las condiciones para negociar el fin de la guerra en Ucrania

Javier Biosca Azcoiti / Albert Sort Creus / Antònia Crespí Ferrer

Madrid / Moscú / Washington —

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Tras los gritos del presidente de EEUU, Donald Trump, a un acorralado Volodímir Zelenski y la suspensión de la asistencia militar y de información de inteligencia por parte de Washington, el presidente ucraniano aceptó a regañadientes la propuesta estadounidense de un alto el fuego de 30 días. En su postura inicial, Zelenski no quería aceptar un alto el fuego sin que ello implicase unas negociaciones de paz y unas garantías de seguridad para Ucrania.

Desde entonces, el Kremlin, a quien EEUU presentaba como un socio para la paz —el secretario de Estado Marco Rubio achacó la falta de progreso a que Ucrania no le interesaba el fin de la guerra—, ha retrasado su decisión, anunciando condiciones previas y defendiendo sus posiciones maximalistas en las que incluso pide a Ucrania la retirada de territorios que mantiene bajo su control. Este martes, el presidente Trump tratará de convencer personalmente a Putin para aceptar la propuesta de alto el fuego, para lo que incluso sopesa ofrecer el reconocimiento por parte de EEUU de la soberanía rusa sobre la península de Crimea —anexionada en 2014—, según adelantó el medio Semafor.

Tras varios movimientos diplomáticos, entre ellos una reunión el jueves pasado del enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff, con Putin en Moscú y una llamada telefónica durante el fin de semana entre el ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, y su homólogo estadounidense, Marco Rubio, ambos gobiernos han utilizado la misma expresión diplomática: “Optimismo prudente”.

Tras varios días de silencio, Putin dijo el jueves que “la idea [de un alto el fuego] es buena” y lo apoya, pero sostiene que hay “matices” y “cuestiones” que discutir. Muchos analistas interpretan esos “matices” como precondiciones. “Si paramos las acciones militares durante 30 días, ¿qué significa? ¿Se retirarán [los soldados ucranianos] de Kursk sin combatir? [...] Las tropas rusas avanzan en prácticamente toda la línea de contacto de 2.000 kilómetros ¿Cómo se usarán esos 30 días? ¿Continuará la movilización forzada de Ucrania? ¿Se entregarán armas?”, dijo el presidente en una rueda de prensa. “Tenemos que negociar con nuestros colegas estadounidenses y socios. Quizá tenga una llamada con Donald Trump”, añadió.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha confirmado que la conversación entre Putin y Trump se espera entre las 16 y las 18 horas en Moscú (las 14 y las 16 en España).

Las negociaciones se producen en un momento en el que Rusia avanza en la región de Kursk forzando la retirada ucraniana —Ucrania ocupó la región rusa hace siete meses para utilizarla como una de las grandes bazas negociadoras de Kiev—. “Puede que esté esperando ganar tiempo para conseguir el mejor acuerdo, pero el temor en Moscú es que pierda la oportunidad por completo”, escribe Mark Galeotti, experto en Rusia, en un análisis reciente.

“Putin no se opone necesariamente a un acuerdo. En las últimas semanas, por ejemplo, se ha mostrado dispuesto a hacer algo a lo que antes se resistía: desviar fuerzas del frente del Donbás a los combates en suelo ruso en Kursk, permitiendo así a los ucranianos realizar algunos contraataques limitados en el este como resultado. Esto sugiere que prevé que se produzca un alto el fuego y quiere asegurarse absolutamente de que no quede territorio ruso cuando cesen los combates y se congelen las líneas del frente”, añade.

Kerim Has, analista especializado en Rusia radicado en Moscú, dice a elDiario.es que no cree que de la llamada salga “un acuerdo de alto el fuego”, aunque sostiene que este podría llegar en los próximos días. “Pueden acordar algunos parámetros sobre el alto el fuego, me refiero a las precondiciones de Putin”, dice. “Hay un gran cambio de retórica y dinámicas. EEUU no está usando la frase invasión rusa y Moscú, por ejemplo, no ha condenado los últimos bombardeos de EEUU contra los hutíes en Yemen. Ambos quieren normalizar relaciones. Hay una ventana de oportunidad y tienen dos opciones: una mala y una peor. Parece que Rusia y EEUU están dispuestos a trabajar en la mala. No intentarán alcanzar una solución ideal para Ucrania, pero pueden trabajar en un alto el fuego con condiciones”, añade.

Putin espera convencer a Trump de la necesidad de un alto el fuego bajo las condiciones de Rusia: desde la retirada en Kursk al temor de un rearme ucraniano, pasando por lo que el Kremlin califica de “causas fundamentales de la crisis”. Moscú vendió la invasión como una operación militar limitada para liberar a Ucrania de “nazis” y defender a la población de origen ruso de un supuesto “genocidio”, así como para garantizar su “neutralidad” geopolítica.

En Rusia, la prensa oficialista habla de “optimismo prudente”, parafraseando la expresión que usaron tanto el gobierno ruso como el estadounidense para calificar las perspectivas de las negociaciones. El mensaje de Trump del viernes pasado en que pedía clemencia a Putin con los soldados ucranianos en Kursk indignó al gobierno de Kiev porque daba por buena la propaganda rusa sobre la situación de sus tropas. En cambio, se recibió de forma positiva en el Kremlin, que constata cómo el presidente norteamericano sigue receptivo a las demandas de Moscú.

“El riesgo es que se pierda una oportunidad histórica para forjar un nuevo alineamiento con Washington contra Europa. Trump cree que ‘la Unión Europea se formó para joder a Estados Unidos’ y ahora está inmerso en una guerra comercial con el bloque. Mientras tanto, Moscú retrata a los europeos como belicistas deseosos de malgastar vidas ucranianas simplemente para perjudicar a Rusia”, escribía Galeotti, que cree que Putin tiene un dilema.

“Si rechaza el alto el fuego, corre el riesgo de enemistarse con Trump. Si lo acepta, es probable que enfurezca a los ultranacionalistas, que son pocos en número, pero tienen un peso político desproporcionado (y están preparados para radicalizar a una generación de veteranos que regresan diciéndoles que han sido apuñalados por la espalda)”, dice Galeotti. Trump ya amenazó hace días a Rusia con “consecuencias devastadoras” si Putin no aceptaba su propuesta de tregua temporal.

La Casa Blanca no descarta aplicar nuevas sanciones si la llamada de este martes no sale bien. “Es algo que el presidente ya ha puesto sobre la mesa y ciertamente es algo que está dispuesto a hacer si es necesario”, afirmaba el lunes Leavitt. Aun así, la secretaria de prensa insistió que “nunca hemos estado más cerca de un acuerdo de paz que en este momento”. 

Galeotti cree que los medios rusos están planteando y debatiendo actualmente los diferentes escenarios y posibilidades en lo que representa una estrategia habitual del Gobierno “para ver cómo resuena cada una de ellas en la élite y en la población”. “Esto es una señal clara de que Putin no ha tomado una decisión” sobre el alto el fuego, señala.

La UE propone duplicar la asistencia militar

“Tras las conversaciones de Yeda [Arabia Saudí] y la propuesta estadounidense de alto el fuego en el frente, Rusia nos ha robado casi otra semana, una semana de guerra que solo Rusia desea. Haremos todo lo posible para intensificar aún más la diplomacia. Haremos todo lo posible para que la diplomacia sea eficaz”, señalaba el domingo el presidente ucraniano Volodímir Zelenski.

La semana pasada, durante el encuentro con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump afirmó que ya había estado hablando con Ucrania sobre las tierras que perdería y también mencionó la cuestión de la planta de energía. Probablemente, el presidente se refiera a la central nuclear de Zaporiyia, que está en territorio ocupado ruso. Se trata de una de las 10 mayores centrales nucleares del mundo. Poco después, una fuente de alto nivel ucraniana confirmó a Politico que sí se había discutido sobre la cuestión territorial durante las conversaciones entre Washington y Kiev en Arabia Saudí, pero que “las concesiones territoriales no se plantearon”.

Aun así, cuando Trump anunció el domingo desde el Air Force One que este martes se llamaría con Putin, volvía a insinuar que no se podrían recuperar las fronteras previas al 2014. “Creo que hablaremos sobre territorio, es mucho territorio. Es muy diferente de lo que era antes de la guerra, como sabes”, dijo el magnate. El presidente del comité de asuntos exteriores del parlamento ucraniano, Oleksandr Merezhko, insistía el lunes en la BBC que “tenemos tres líneas rojas muy firmes cuando se trata de Ucrania”: la integridad territorial, que “no es negociable”; la libertad para escoger alianzas, incluido la OTAN; y las capacidades de defensa. Merezhko considera que “No podemos aceptar las sugerencias de Putin ni ningún tipo de límite en nuestras capacidades de defensa”. El ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, ha insistido este lunes en una entrevista en las mismas condiciones “innegociables”.

La secretaria de prensa de EEUU, Karoline Leavitt, evitó responder el lunes si Zelenski ha dado autoridad a Trump para hablar en su nombre con Putin sobre la cuestión territorial, dado que se espera que la repartición de tierras sea el punto central de la llamada entre ambos dirigentes. “El presidente y todo su equipo de seguridad nacional han estado en contacto directo con el presidente Zelenski y el equipo ucraniano, y eso ha formado parte de la conversación entre el equipo del presidente y los ucranianos sobre dónde se trazarán esas líneas o cualquier detalle específico”, respondió Leavitt.

Mientras tanto, la alta representante de la UE, la estonia Kaja Kallas, ha propuesto duplicar la asistencia militar a Ucrania este año hasta llegar a los 40.000 millones de euros. Kallas ha señalado este lunes tras el Consejo de Exteriores de la UE que hay “entendimiento sobre que no se puede realmente confiar en Rusia”. Kallas considera que las condiciones de Putin son realmente “sus objetivos finales” en la guerra. 

“La semana pasada nos reunimos con nuestros homólogos estadounidenses y les expresamos nuestra preocupación por los diferentes elementos que podrían plantear los rusos, y lo que había que tener en cuenta”, ha señalado la alta representante. “Ahora mismo, como vemos, todavía no hay mesa de negociación porque Rusia no viene a la mesa de negociación”.

Mientras el foco está ahora en Rusia y en la decisión que tomará Putin, queda pendiente ver cómo se resuelve el acuerdo sobre las tierras raras ucranianas. Después de que Zelenski abandonara la Casa Blanca sin firmar el texto, Kiev se ha mostrado dispuesta a firmar el documento, así como convenga a Trump, dando por perdido el compromiso por parte de EEUU de garantizar la seguridad de Ucrania una vez se firme el alto el fuego.