Tras casi dos años de guerra y después de una lluvia de rumores, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, anunció hoy que relevó al comandante en jefe, Valeri Zaluzhni, que goza de una gran popularidad en el país, por el actual comandante de las Fuerzas Terrestres, Oleksandr Sirski.
“A partir de hoy, un nuevo equipo directivo asumirá la dirección de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, anunció el mandatario que también aseguró que ofreció a Zaluzhni “seguir formando parte del equipo”, sin dar más detalles. “Le agradecería su consentimiento”, añadió.
Minutos antes, en una críptica publicación de Telegram, Zelenski había contado que se había reunido con Zaluzhni, al que había agradecido “dos años de defensa de Ucrania”. También explicaba que habían hablado “sobre el tipo de renovación que necesitan las fuerzas armadas”. “Llegó el momento de esa renovación”, había dicho en un mensaje acompañado de una fotografía de ambos en la que posan sonrientes. Es la misma imagen publicada por Zaluzhni en su canal de Telegram, en el que confirmó que mantuvo “una conversación importante y seria” en la que se decidió “cambiar nuestros planteamientos y estrategia”.
“En los primeros días más difíciles de la Gran Guerra, resistimos a un enemigo vil y poderoso. Sobrevivimos juntos. Nuestra batalla continúa y cambia cada día. Las tareas de 2022 son diferentes de las de 2024. Por lo tanto, todos debemos cambiar y adaptarnos también a las nuevas realidades. Con el fin de ganar juntos”, se lee en el mensaje.
Días de rumores
Después de días de una intensa especulación, Zelenski ya había manifestado públicamente su intención de reorganizar el alto mando de sus fuerzas armadas para cambiar las tornas de la campaña, con Zaluzhni en el punto de mira. Sirski sonaba como posible sucesor en el cargo, al igual que jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kirilo Budánov. Lo que comenzó como un rumor y luego se convirtió en un secreto a voces fue confirmado por el propio jefe de Estado en una entrevista con la televisión pública italiana en la que admitió que sopesaba la posibilidad de relevar a Zaluzhni.
Se trata de un movimiento arriesgado por parte del presidente. Según sondeos publicados a finales del año pasado, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas contaba con la confianza del 88% de los ucranianos, mientras que la tasa de popularidad de Zelenski era entonces del 62%. A Zaluzhni se le atribuye la defensa de Kiev en las primeras semanas de la guerra cuando las fuerzas rusas marchaban hacia la capital y el contraataque con el que recuperó territorio perdido.
Cuando los rumores sobre su destitución comenzaron a circular, tanto el Ministerio de Defensa como la oficina de Zelenski negaron rápidamente el cese inminente de Zaluzhni, pero los desmentidos no lograron convencer a casi nadie, debido en parte a las informaciones sobre los acontecimientos publicadas por varios medios anglosajones de prestigio que citaban fuentes de la presidencia y el Ejército.
Según algunas de estas noticias, Zelenski llegó a comunicar a Zaluzhni que estaba despedido y sólo dio marcha atrás horas después al comprobar la indignación que la filtración estaba provocando en la opinión pública.
Fricciones públicas
El distanciamiento entre Zelenski y Zaluzhni se hizo evidente en noviembre pasado después de que el general publicara un artículo en The Economist en el que reconocía que la contraofensiva ucraniana se había estancado y que la guerra entró en una fase posicional que puede favorecer a Rusia.
El mandatario no secundó las tesis de Zaluzhni y las calificó de forma indirecta de derrotistas. Luego volvieron a chocar sobre la cuestión de la movilización de nuevos soldados.
En los meses posteriores, el presidente y el jefe del Ejército cruzaron reproches públicos sobre la forma en que se está llevando a cabo la movilización de nuevos soldados. También hay quien sostiene que Zelenski también ve al general Zaluzhni como un posible rival político.
En plena cascada de rumores sobre su relevo, Zaluzhni volvió a publicar un artículo similar en CNN en el que aboga por adaptarse a la realidad de que los aliados de Ucrania enviarán progresivamente menos armas y pide desarrollar con más rapidez un sistema de producción propia que, a su juicio, peca de un exceso de regulaciones y tendencias monopolísticas.
Con información de EFE.