EN OTRO ORDEN DE COSAS

Ahora vienen por mí

En la primera columna que escribí en agosto de este año para elDiarioAR, hice referencia a la quema de libros de la Alemania nazi de 1933: el Bundesstiftung, un centro de información sobre la transexualidad dirigido por Magnus Hirschfeld, fue allanado por la juventud nazi. Las tres chicas que estaban cuidando el espacio por la noche fueron asesinadas. Destruyeron el lugar y quemaron sus libros en medio de la plaza. Este ataque retrasó por muchos años el acceso a la información de la comunidad. 

Vuelvo sobre este hecho histórico porque nos encontramos ante el cierre inminente del Ministerio de la Mujer, tal como el futuro presidente y su equipo anuncian hace ya tiempo. Junto al Ministerio, va a desaparecer la Editorial Mingeneros, una editorial que se dedicó durante cuatro años a producir y distribuir libros con información concerniente a temas como la violencia de género, la Ley Micaela y la participación política de mujeres y diversidades en la historia argentina, entre otros. Pienso en aquel poema que escuché de chica en la televisión y que más tarde supe que había sido escrito por Martin Niemöller. Se refería a aquel momento en que unx se da cuenta de que sigue su turno: ¿qué diferencia hay, en este caso, entre la Editorial Mingeneros y la Editorial AMT (Archivo de la Memoria Trans)? La sensación es que ahora vienen por mí. 

El odio va a dispararse para distintas partes, y la desaparición de libros ya es una de ellas. Desaparecer libros es desaparecer información, y la información es poder. Con la Editorial AMT vamos por nuestro segundo libro y estamos trabajando en el tercero. Nuestros Códigos (2023), el último título que editamos junto a Liliana Viola, ganó el premio al mejor fotolibro en el Festival Zum 2023, en Brasil. Con esto me refiero a que somos una editorial reconocida a nivel internacional, tanto por la temática como por la calidad de nuestros libros, que no circulan únicamente dentro de la comunidad trans, sino que funcionan como puentes hacia otros sectores de la sociedad que, gracias a ellos, nos conocen, o mejor dicho, nos reconocen. Asimismo, forman parte de la agenda cultural de museos, conferencias y encuentros internacionales. Fuera del país, legitiman nuestro talento mientras aquí, estamos con miedo y en peligro. 

Me pregunto, entonces, qué podemos hacer desde nuestros lugares para resguardar la información y las obras construidas. Compartí hace unos días una mesa de conversatorio con Natalia Mallo, entre otres, durante el FAQ, en Casa Brandon. A partir de su experiencia atravesada en Brasil con Bolsonaro en la presidencia, nos propuso distintas estrategias para resistir a la ultraderecha. Por ejemplo, evitar a rajatabla mencionar nombres de dirigentes en nuestras redes sociales. Esto genera que el algoritmo deje de reconocerlxs y circular información sobre ellxs: si hay algo que sabemos que funciona es no nombrar a quienes deseamos que no existan. 

Lo otro y muy concreto que podemos hacer es descargar nuestros archivos: tener copias de todo y en distintos espacios de guardado. Compartirlos y protegerlos. Por ejemplo, esta semana recibí un mensaje de Juli, una trabajadora del Ministerio de la Mujer que resiste con acciones que, a mi entender, hay que seguir: envió un link para que pudiéramos descargarnos los 15 libros de la editorial Mingeneros, antes de que la web, sus libros, y su legado sean destruidos. Aquí se los dejo: https://editorial.mingeneros.gob.ar/

MBC/SN/DTC