Soy Gorda (ESEGÉ)

Todos los cuerpos van a la escuela

0

La biblioteca gorda crece, se ensancha, adquiere altura y grosor, cada vez tiene mayor volumen. Existe para darle entidad a les portadores de cuerpos de distinto tamaño. Año a año aparecen nuevos libros con ficciones, investigaciones, poesías, reflexiones, sobre el tema gordo, un cuerpo de lectura imprescindible para pensar las corporalidades situadas, reales, existentes, que colaboran en la ampliación de las ideas y emociones que generan en sí mismas y en otres las personas que habitan cuerpos diferentes a los que impone el imperativo contemporáneo de delgadez.

Desbordar los pupitres, sin pedagogía gorda no hay ESI, de editorial Madreselva, es una compilación de pensamientos sobre cómo nuestra sociedad ridiculiza y culpabiliza a las infancias por sus presuntas fallas físicas y cómo se aplican las técnicas de normalización en las escuelas. Pero también es una serie de propuestas para transformar el maltrato y desconsideración de les niñes y adolescentes gordes de hoy, en la Argentina. 

Se trata de una publicación en la que participan distintas escrituras que trabajan, desde un recorrido empírico y teórico por las pedagogías gordas, la educación física, la literatura, la nutrición, la violencia en los consultorios, el tratamiento en los medios de comunicación, los cuerpos gordos y marrones, entre otras temáticas.

El trabajo es fruto de la tarea compiladora de la antropóloga Ana Florencia Cararo Funes, la profesora de lengua y literatura Iris Luz Ortellao, le docente de historia José Nuñez y Laura Contrera, todes especialistas en ESI y gorditud, para quienes las cuestiones de género, pertenencia étnico-racial, clase, capacidad, orientación sexual, no pueden desentenderse del estigma del peso corporal que funciona en la institucionalidad de la pedagogía moderna local.

“Los cuerpos de quienes enseñan y de les estudiantes juegan un rol en el aula, incluso si esto se ignora o se pasa por alto. Pero, tal como nos enseñó Audre Lorde, el silencio no nos protegerá”, señala Laura Contrera, abogada, docente de filosofía y activista gorda, responsable junto con Nicolás Cuello de Cuerpos sin patrones. Resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne, un libro básico para todes quienes deseen pensar en la gordura.

La idea de producir Desbordar los pupitres, me cuenta Iris Luz Ortellao, surgió a partir de un ciclo de talleres titulado Cuerpos, Activismo y Educación Sexual Integral (ESI), en el que se trabajó la diversidad corporal de personas con discapacidad, intersex, trans y travestis, y gordas. Allí, les organizadores notaron “la demanda y urgencia” que hay en les docentes de construir y emplear conocimiento sobre educación gorda.

“El proyecto arrancó en 2019 de manera colectiva, aunque con la pandemia tuvimos que continuar de manera remota, acompañándonos en el horizonte común y sosteniéndonos con las limitaciones que imprimió la situación”, recuerda Iris.

Desbordar los pupitres es una metáfora que cuestiona la organización del espacio físico, algo que se visualiza en la disposición áulica de los bancos, nada azarosa, que impone que todes les estudiantes sean de igual tamaño. “La enseñanza propone un sujeto pedagógico universal de cuerpo magro, blanco, limpio, de clase media y preferentemente masculino. El libro, en cambio, sugiere repensar esos moldes de la educación actual que se imponen cuando no está tamizada por la ESI”, me explica Iris.

No alcanza sólo con evitar la violencia, sino que hay que registrarla en todos los ámbitos en que funciona “y proponer políticas y estrategias para reparar las consecuencias que ha dejado la gordofobia. La ESI debe dialogar con los distintos movimientos políticos y sociales, entre ellos el activismo gordo, actualizándose en cada contexto y circunstancia. Los emergentes son diferentes en cada lugar, en cada provincia debe haber especificidades curriculares para los distintos temas que incumben a los cuerpos y sexualidades diversas. ”Cuando los cuerpos gordos no son tenidos en cuenta en la escuela no hay integralidad, se está dejando afuera a gran parte de la población“, asegura Ortellao.

Doctorada en estudios de género, Contrera y el resto del equipo se propuso desde este libro arengar a desbordar los pupitres, saliendo “del mutismo epistémico, como un gesto de cuidado, una pequeña intervención discursiva para plantar como posición la decisión estratégica de que niñxs y adolescentes tienen derecho a existir y permanecer gordxs con el abrazo de políticas educativas que garanticen su protección”.

“Aunque hay quienes prefieren llamar bullying a la agresión contra las personas de cuerpos grandes, ”nosotres preferimos hablar de gordofobia porque es más específico. También pensamos que niñeces y adolescentes la ejercen contra sus pares y que hay que construir estrategias transversales con formación docente para trabajar el problema, desarmarlo y desnaturalizarlo. Esto debe hacerse con políticas públicas educativas que respalden la tarea pedagógica. Ser gorde no es una falla, no se trata de un cuerpo enfermo, es parte de la diversidad y es necesario despatologizar el concepto.

La idea del desborde del mobiliario escolar es una figura que desarticula discursos y políticas que chocan con los derechos de las personas gordas a partir de diferentes enfoques, marcos teóricos y prácticas.

LH