Fueron 61 las empresas en el Reino Unido que, entre junio y diciembre de 2022, realizaron una de las pruebas más grandes que se han hecho con una semana laboral de cuatro días, sin bajar los sueldos. Conocidos los resultados, la mayoría tiene intenciones de continuar: Según los datos reportados por 4 Day Week Global, la ONG que impulsó el piloto, los ingresos de las compañías se mantuvieron estables y declararon estar satisfechas con los niveles de productividad durante la prueba. Esta evidencia se suma a experiencias que se hicieron en Nueva Zelanda, Japón y Estados Unidos, e incluso a algunas tímidas pruebas en la Argentina.
Que los empleados estén felices con esta modalidad de trabajo no es sorprendente, la gran pregunta es por qué los empleadores están contentos. ¿Es posible lograr lo mismo en cuatro días que en cinco? Pareciera que, a veces, sí.
Quien no estaría para nada sorprendido con el resultado es Northcote Parkinson, el creador de la Ley de Parkinson: “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para hacerlo”. El ensayo irónico en él que planteó esta máxima, escrito en 1955, estaba basado en pura observación. Veía cómo, a medida que una organización tenía más empleados, el trabajo, en lugar de reducirse, se multiplicaba.
Su ejemplo, en la vida cotidiana, era el de una persona con poco que hacer qué podía demorar todo el día en una tarea simple como mandar una postal, algo que otra persona más ocupada, resolvería en 15 minutos. El trabajo se expande para ocupar el tiempo disponible.
Un grupo de investigadores quiso probar en los años 60 si esta observación se sostenía en la evidencia y para eso diseñaron un pequeño experimento. Llevaron a varias personas a una sala en la que les pedían que hicieran una tarea sencilla, que se podía hacer en cinco minutos (tenían que armar un discurso muy corto a partir de una serie de argumentos que les entregaban). Pero a algunos les decían que tenían cinco minutos para hacerlo y a otros, simulando un imprevisto, quince minutos. Luego les pedían que repitiesen la tarea, pero que esta vez se tomaran el tiempo que creían necesario. Los que habían tenido más tiempo la primera vez, consideraron que ese era el tiempo necesario para hacerlo y la segunda vez se demoraron más. “Para ir más allá de la ley de Parkinson, no sólo el trabajo se expande para llenar el tiempo disponible, sino que una vez que se expande, sigue requiriendo un exceso de tiempo”, concluyeron los investigadores.
Años después, en los 90, otros investigadores quisieron probarla y lo hicieron con una tarea que no necesitaba mucho tiempo: ordenar una serie de fotos según criterios subjetivos, tratando de adivinar su ocupación y educación. Al inicio del “trabajo” les decían que tenían un determinado tiempo para hacerlo con cuatro grupos de fotos. Pero, cuando iban por el tercero, les decían que no habría un cuarto finalmente. ¿Y qué pasaba? Si, se demoraban más en el tercero que en los anteriores. Sabían que tenían más tiempo disponible.
Estas investigaciones muestran que tenemos una tendencia a alargar las cosas cuando sabemos que hay tiempo y que, por lo tanto, cuando los plazos son más cortos, podemos hacerlo más rápido. Por supuesto esto no funciona con todo tipo de tareas, hay casos más complejos o cuestiones que necesitan determinado tiempo. De hecho, muchas de las empresas que participaron del piloto en Reino Unido dan servicios profesionales, lo cual no es necesariamente representativo del mundo del trabajo.
Pero en los casos que el tiempo de las tareas es variable, suele pasar que ,a medida que se acerca la fecha límite, nos volvemos más eficientes. Cuando sabemos que tenemos menos tiempo disponible le ponemos más foco y resolvemos más rápido.
Comprenderlo ayuda mucho a acortar nuestros tiempos de trabajo, aunque también puede tener efectos negativos. Trabajar muy concentrado durante mucho tiempo o limitar las pausas, por ejemplo, puede ser muy cansador y puede implicar que nos quede menos espacio mental durante los días de trabajo para otras cosas.
Terminar cuatro días de trabajo intenso agotado puede no ser un gran prospecto. Pero si eso viene con un día libre más puede ser que valga la pena. Aunque todavía quedan muchos asteriscos -en qué industrias podría funcionar o para qué tipos de empleos- es una idea que hace unos años era totalmente marginal y hoy acumula evidencia a su favor.
OS