Cuando vemos a la selección de fútbol argentina en la cancha, no podemos dejar de admirar el valor táctico de sus jugadores sub25: aportan estrategias irreverentes, recursos novedosos y el entusiasmo de quien recién arriba a su sueño. Fueron estos jóvenes quienes, luego de tantas frustraciones acumuladas, le permitieron a Lionel Messi levantar sus primeros dos trofeos mayores con la camiseta argentina.
Esta experiencia intergeneracional puede inspirarnos a la hora de pensar soluciones para el país. Hoy, Argentina atraviesa un contexto de alta polarización y crispación social, en el que las diferencias (que se capitalizan electoralmente) se resaltan más que los puntos de encuentro y se ahondan las distancias entre las personas. Cada una pareciera autoafirmarse en sus convicciones y ámbitos de interacción –tanto físicos, como digitales– para ratificar sus posturas y excluir miradas divergentes. Ante esta situación, ¿qué podemos (y debemos) hacer para recuperar el diálogo? Convocar a los y las jóvenes puede ser una jugada certera.
Nuestro país tiene en su haber conquistas que dieron luz a procesos fundamentales y constitutivos de nuestra idiosincrasia. Estos logros se asentaron en la confianza de diferentes sectores y en la apuesta a la construcción de un horizonte compartido. Un ejemplo de esto fue el trabajo mancomunado entre distintas generaciones de actores en la investigación judicial en el marco del Juicio a las Juntas.
En 2023, la sociedad argentina cumplirá 40 años en democracia ininterrumpida. Este aniversario tan especial nos brinda una oportunidad y una nueva inspiración, ya que representa un enorme logro en sí mismo (hace 40 años no estaba para nada garantizado) que puede alentarnos a alcanzar otros. Desde CIPPEC, impulsamos Democracia 40 (#40D) para trabajar sobre acciones concretas, que puedan contribuir a encontrar consensos que permitan avanzar en la resolución de algunos problemas estructurales en la próxima década.
Para resolver las deudas que conviven con el enorme logro de los 40 años de democracia, tenemos que pensar a futuro. En ese proceso es imprescindible incluir a los protagonistas de ese futuro: incorporar una mirada intergeneracional que establezca canales de comunicación entre líderes actuales y futuros. Para eso creamos foros de intercambio con representantes de la política (todo el espectro), el sector privado, la sociedad civil, la academia, los sindicatos, y las juventudes organizadas, dejando de lado las diferencias y encontrando los puntos en común sobre los que avanzar. Consideramos relevante conocer las preocupaciones y prioridades de la próxima generación de dirigentes para pensar en políticas públicas que se sostengan en el tiempo. A partir de estos espacios, elaboramos una serie de propuestas concretas para presentar a todo el arco político.
La construcción de un país mejor para los próximos 40 años de democracia solamente puede suceder a partir del diálogo con quienes piensan distinto, especialmente de otras generaciones, y así poder construir, aún con las diferencias existentes, un camino en común para recorrer colectivamente.
*Directora ejecutiva de CIPPEC y analista de la Dirección Ejecutiva de CIPPEC.