–¡Será épico!
–¡Preparen las mallas!
–Nos subiremos a los lobos marinos.
–¡Qué manija gordaaaaaaaaa!
Esta primavera, las olas, el viento y la arena serán el marco para la realización del Tercer Encuentro Plurinacional de Gordes Argentina, la nueva asamblea del colectivo que reunirá a activistas, disidentes corporales y aliades el sábado 30 de septiembre en el Espacio Unzué (Río Negro 3500), de Mar del Plata. Una fiesta autoconvocada de la conciencia gorda, organizada por el Colectivo de Gordes Activistas de Argentina (CGA), Existencia Gorda, Gordes Conurbanes y activistas independientes.
Basta de estigma, violencia y discriminación contra las personas gordas será una de las consignas aglutinadoras de la actividad. Despatologización de los cuerpos gordos, salud integral sin sesgos; implementación urgente de la Ley de Talles, infancias libres de gordofobia y una Educación Sexual Integral con perspectiva de diversidad corporal; ciudades y espacios públicos accesibles a todas las corporalidades y sin gordes no hay feminismo completarán la lista de reivindicaciones del Encuentro, que se extenderá desde las 11 hasta las 19.
“Nos organizamos para que nuestros derechos dejen de ser vulnerados porque es realmente agotador ser gorda en la Argentina. Estas actividades aglutinadoras te renuevan las ganas. Cualquier persona que baja o sube de peso es noticia o causa de memes, se ríen y se burlan de las famosas y famosos gordos y de los anónimos también. Por eso es necesario el activismo, para transformar ideas y promover políticas públicas que mejoren nuestra calidad de vida a través de un trato digno, acceso integral a la salud, la vestimenta, el trabajo, la educación y para que se adapten los espacios a todas las corporalidades”, explica Belén Delgado, de 31 años.
Bibliotecaria y docente, Belén vive en Caballito y participa con gran expectativa del armado del que se espera será un multitudinario encuentro, luego de las experiencias fundadoras, primero en la localidad bonaerense de Morón y casi un año más tarde, en Rosario. En la primera, a fin de diciembre de 2021, con una asistencia de 200 personas gozando de sus cuerpos bajo el frescor de los árboles, se vivió la experiencia de que “para un gorde no hay nada mejor que otro gorde”. En la ciudad que se recuesta sobre el Paraná, en noviembre de 2022, se multiplicó la participación y todes aplaudieron la lectura de un documento que señalaba que “la discriminación, el estigma y la violencia que pretende normalizar nuestros cuerpos encuentran en las instituciones una legitimación que nos aleja del ejercicio pleno de nuestra ciudadanía”.
Delgado cuenta que es fan de La Renga y de Independiente, que conoció el movimiento a través de las redes y que tuvo su primera vivencia compartida sobre la temática cuando asistió al Taller Hacer la Vista Gorda. “A partir de ahí mi vida cambió. Leí Cuerpo sin patrones, una recopilación de artículos hecha por Laura Contrera y Nicolás Cuello, empecé a ver los videos maravillosos de Brenda Mato y a escuchar el segmento radial Bimbotiquín, donde Señorita Bimbo hablaba de la gordura en tono de comedia sin ocultar la angustia. Fue muy importante entender que la discriminación siempre tiene un mismo nombre: gordofobia, ese pánico a los kilos que circula en la familia, en el ámbito médico, entre los chicos y las chicas que van a bailar al boliche, con los chongues, en la calle. Si durante mucho tiempo creí que la falta de respeto era solo hacia mí, con el activismo supe que nos ocurre a millones. Mi gordura, mi furia y mi tristeza dejaron de ser un problema individual y se convirtieron en algo colectivo”.
“La discriminación hacia las personas gordas en la Argentina es terrible”, señala Belén. “Nos miran mal, nos gritan, nos piden certificado de obesidad. Tenés que rezar para entrar en los asientos del subte, del colectivo, del avión. Lo mismo ocurre en los baños de los bares. Salir puede ser un drama. Las prepagas nos quieren cobrar extra por nuestro peso o se niegan a aceptarnos como clientes”, enumera. “Hay médicos que quieren prevenir, pero no se informan y te tratan de la peor manera. ‘Con tu peso, los anticonceptivos no te van a hacer efecto’, me dijo una vez una ginecóloga. En cambio, otra doctora me explicó que había unas pastillas específicas. En un examen preocupacional, otra profesional me preguntó si se me había muerto alguien que estaba tan gorda, me mandó con urgencia al nutricionista, ¡y sólo me había visto cinco minutos! En el control anual de salud salió que estoy muy bien, que soy sana. ¿Sabés cómo le hubiese llevado los resultados a esa bruta? Nos responsabilizan por nuestros cuerpos y nos tratan como enfermas y enfermos, ¿a alguien con cáncer lo culparían así?”, pregunta.
El movimiento gordo se nutre de sus propias experiencias y del aprendizaje de otros grupos oprimidos, todos los cuerpos son diferentes y pensarlos diversos es darles validez y señalar que no hay una única manera de habitar este mundo. El activismo nació con fuerza en los Estados Unidos de la mano del feminismo afrodescendiente y de los movimientos de lesbianas de los 80, en pleno auge de las dietas y de los medicamentos para bajar de peso y alcanzar un ideal imposible. La corporalidad gorda hasta entonces no era pensada como una identidad política sino como una patología. Asumir la gordura como parte de la existencia resignifica la palabra gorda usada para insultar, discriminar, herir. En unas semanas será revolcarse en la arena colectiva para empoderarse desde el envase corporal que cada une tiene.
Lejos de las dietas y las restricciones, la próxima asamblea en MDQ será una oleada de ideas en un marco de intercambio, afectividad y demandas de reparación. Para participar, la organización solo pide completar la inscripción que se encuentra en las cuentas de IG de las agrupaciones convocantes. Como dice Brenda Mato: se viene Gordelplata.
LH/DTC