Tengo que confesar que El gol que me falta me ha producido sensaciones diversas, no confrontadas pero sí diversas, según el momento y según las páginas que iba leyendo de este libro, primera novela que publica Alfredo Serrano Mancilla.
Uno puede acercarse a El gol que me falta de la manera en que uno se acerca a una novela. Porque el libro es una intensa novela, con todos los dramas que caracterizan a una novela que atrapa. Es la apasionante narración de la campaña política del mejor jugador del mundo que ha decidido competir como candidato a la presidencia de su país. La historia de un jugador argentino que se va a Europa, que es el mejor jugador del mundo, que ha llegado a la cima de la carrera, que ya no tiene al frente nadie que lo eclipse, y que de repente se propone intentarlo y meter el gol que le falta.
¿Qué gol le falta al mejor jugador del mundo? ¿Cuál es? Si ya tiene todos los campeonatos ganados, ya ha obtenido todos los títulos, todos los reconocimientos. ¿Qué le falta a este hombre que tiene dinero de sobra, tanto así que quiere comprarse la deuda de las familias argentinas para que no sufran? ¿Cómo es el gol que le falta?
Un relato para dos historias
El relato que cuenta la novela de Serrano Mancilla es el progreso de este hombre, su protagonista, en la decisión de convertirse en presidente, de competir para ganar las elecciones y convertirse en presidente, Esta historia que el Argentino hace como candidato arrastra su historia de jugador de fútbol. Nunca solo, está rodeado del grupo de compañeros que juegan con él en el equipo; a algunos les tiene confianza, a otros no les tiene tanta confianza. Cuenta con una serie de saberes aprendidos en el fútbol, de maneras de comportarse que le dan resultados en el futbol. Ahora va a tratar de aplicarlas, y de hecho las aplica, en la lucha política. Esta es la trama de la novela.
En el fútbol, lo mejor viene una vez que ganas. En la política es a la inversa, lo peor viene después de ganar. Después de vencer, todo es más agobiante en la vida política. Es fácil ganar elecciones. Lo verdaderamente duro es hacer un buen gobierno.
El final es chocante, emocionante. A uno lo conmueve porque no se espera ese final. De una novela, y de esta novela, uno no se esperaba ese final. Después de leer la última página, de llegar a la última línea, uno se queda medio minuto reordenando todo lo que ha leído previamente.
Una narración política atrapante y un estudio sofisticado de la democracia electoral
El gol que me falta es un libro que debe a una dualidad su singularidad única. Esta novela apasionante de la historia de un candidato es también una suerte de ensayo sofisticado sobre la lucha política y las campañas electorales. El libro es las dos cosas a la vez. Es una novela y un tratado de campaña política, y muy sosfisticado.
Porque Alfredo nos ha acompañado a lo largo de estos últimos quince o veinte años de campañas políticas. No creo que haya una persona que haya estado en más campañas políticas que Alfredo. Muchas de ellas victoriosas, algunas con derrotas, pero la experiencia que tiene Alfredo le da para escribir un tratado o manual de cómo se hace una campaña política. Parte de ese tratado ya ha sido escrito en este libro que es también una novela. No deja de ser fascinante.
Una vez yo le dicho a Alfredo: “Quisiera escribir tu biografía. Se me antoja”. Es alguien qiue ha estado cerca de las personas cuyas candidaturas ganaban o perdían elecciones en los últimos veinte años en el continente, que ha estado cerca de tantos presidentes victoriosos o derrotados. No conozco a nadie que lo haya hecho más que Alfredo. El conocimiento que tiene Alfredo de este área de la lucha política es fascinante y puede escribir 10 obras de esta experiencia. Una síntesis que es ligera porque está muy muy bien escrita y que por eeo es muy fácilmente digerible, está en la novela y es la parte que a mí más me ha gustado.
Buen fútbol y buen gobierno, comparaciones y contrastes
Solo voy dejando una serie de pistas que yo creo que quienes lean El gol que me falta las van a escarbar y las van a poder desarrollar y ver cómo se entrecruzan en la novela.
A lo largo del relato, la relación entre fútbol y política es un cruce permanente. La novela pone de relieve casi página a página un contraste que cada vez se ve más claro: cómo hay cosas parecidas y cómo hay cosas directamente inversas en la política y en el fútbol. Dos campos y dos prácticas que aun en la distancia se asemejan.
Como surge de la novela, en la vida política nada se asemeja más a la temporada de partidos y campeonatos de fútbol que los períodos de campañas electorales y elecciones. En campaña hasta celebrar elecciones, en las canchas hasta llegar (si se llega) a la final del campeonato, en esas dos temporadas todo está dirigido en la política y en el fútbol hacia el objetivo único de tener éxito, de ganar. Si se pierden las elecciones o los partidos decisivos, todo lo demás se borra, por muy sacrificado, esforzado que haya sido. Buenísimo que hayas trampeado, si ganaste. Si has hecho el mejor discurso, el mejor trabajo, pero perdiste, chau. Lo que queda es si el equipo y o la candidatura ganó o perdió.
A partir de acá, las cosas pueden llegar a ser no sólo diferentes sino opuestas entre fútbol y política. Porque quien perdió es muy fuerte en política. En el fútbol, lo mejor viene una vez que ganas. En política es a la inversa, lo peor viene después de ganar porque hay que entrar en la conducción de todo un país. Algo más duro que ganar.
Y es verdad, después de vencer, todo es más agobiante en política. Es fácil ganar elecciones, lo verdaderamente duro es hacer un buen gobierno. Muchísimo más duro, muchísimo más complicado.
AGB