Una decisión que se sabe impopular. De esas que se tratan de hacer pasar cuando las mayorías estamos en otra cosa. Por decreto y el ante último día del año. Cuando hay incendios gravísimos en todo el territorio nacional. Y no llegan los hidrandantes, no alcanzan los recursos. O se destinan a otra cosa. Cuando se ha hecho público, a través de la organización Christian Aid —que se dedica a medir catástrofes climáticas— que la bajante del Paraná es el desastre número once de 2020 en todo el globo. La decisión de permitir la explotación petrolera off shore en la cosa de Mar del Plata es tan oscura —y tan contraria a todo lo que se expresó a las audiencias de consulta popular que convocó el mismo ministro de Ambiente, Juan Cabandié, cuya firma aparece en el decreto— que necesitó ser tomada cuando se esperaba que pasara desapercibida. Cuando todos estamos cerrando el año, preparando la fiesta de mañana, las vacaciones. Los merecidísimos días de descanso anual que, para muchos, serán en la Ciudad Feliz: Mar del Plata, el escenario de la conquista de las vacaciones para las masas obreras. La foto de la alegría para tantas generaciones desde entonces, desde el primer peronismo. Mamá, papá y los chicos abajo de los lobos de Mar, con el Hotel Provincial de fondo. La familia obrera disfrutando de lo que históricamente le había sido negado. Un momento importantísimo tanto para cada familia como para el pueblo entero: un momento de justicia histórica. La están entregandp como zona de sacrificio. Como están entregando, y en esto no hay grieta, a casi todo el territorio nacional. ¿Van a permitir que se empetrole la Ciudad Feliz? ¿Las vacaciones del pueblo? ¿Van a destruir un ícono del mejor peronismo, el de Perón? Sepan que habrá resistencia. Como en Mendoza y Chubut. Sepan que el pueblo también tiene memoria. Y que vamos a pedir justicia.
GCC