“Lo que se sancionó es la ley de quiebra del país y no puedo permitir que el Estado quiebre porque tengo una ley que me obliga”. Es 14 de octubre de 2010 y quien habla es Cristina Fernández Kirchner, entonces presidenta y a punto de asumir el costo político de vetar una flamante ley opositora que establecía el 82% móvil para los jubilados que el Senado sancionó el día anterior. Catorce años después, en la misma posición parece estar Javier Milei, que con bravuconadas e insultos amenazó este miércoles a la media sanción de una nueva fórmula de actualización jubilatoria que empujó la mayoría circunstancial de peronistas, radicales, la izquierda, los bloques de Miguel Pichetto y de Elisa Carrió, y fuerzas provinciales. A la ex presidenta el veto le funcionó, ¿podrá el actual mandatario?
Milei cargó duro contra la oposición pese a que aún no hay ley formal, lo que revela que el Gobierno acusó el impacto político de los 160 votos a favor que tuvo la iniciativa en la Cámara baja. “Cada vez que los degenerados fiscales de la política quieran ir a romper el equilibrio fiscal, les voy a vetar todo. Me importa tres carajos”, gritó en el Latam Economic Forum 2024. No reparó en que la propuesta calcula un costo fiscal de solo 0,43%, lo que no perjudicaría el superávit actual.
El proyecto estipula que los haberes se actualicen mensualmente por inflación, con una cláusula gatillo para marzo de cada año en base a un cálculo entre la inflación y el índice de salarios Ripte. Además estipula un 8% de recomposición única por la inflación de enero pasado.
Apenas 72 diputados votaron en contra, entre libertarios y macristas. Lo curioso fueron las ausencias en el preciso momento de la votación: 16, entre ellas la amarilla Silvia Lospennato, a quien el Presidente había felicitado llamativamente cuando se aprobó la ley Bases, y María Eugenia Vidal, que fue la voz cantante del rechazo oficialista. “¿A qué costo?”, cuestionó a la oposición la ex gobernadora, en tono con aquel discurso de la ex presidenta.
El proyecto pasó ahora al Senado y un pronóstico rápido haría suponer que la oposición tiene los votos para la sanción definitiva. A los 33 senadores de Unión por la Patria se les podría sumar Martín Lousteau –otrora funcionario kirchneristita–, que felicitó en X la jugada en Diputados y pidió emularla en la Cámara Alta. Buscó presionar a sus 12 compañeros de bancada, muchos de los cuales responden a gobernadores con distinta intensidad de acercamiento al Gobierno.
Al pelotón del apruebo también se sumarían el bloque de Unidad Federal que integran Carlos Mauricio Espínola (Corrientes), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y Alejandra Vigo (Córdoba). Y los santacruceños José Carambia y Natalia Gadano.
El número para la aprobación que coseche la oposición en el Senado será clave porque daría una pista sobre los alcances del veto presidencial. El jefe del Ejecutivo puede vetar una ley completa o una parte, pero el Congreso se reserva la posibilidad de ratificar su sanción si consigue una mayoría en ambas cámaras de dos tercios de los presentes. Al menos en Diputados quedó demostrado que el número está. En el Senado hacen falta 48, si están los 72 en sus bancas.
La oposición también puede ir más allá. Los radicales que empujaron la media sanción hoy estaban envalentonados: “Que el Gobierno también lea el artículo 40 de la Constitución: podemos por mayoría simple convocar a consulta popular y no puede vetarla”, dijo un importante operador. La intención de ese plebiscito sería exponer el rechazo de Milei a que los haberes jubilatorios sean acorde a la inflación. La retórica busca devolverle la gentileza al Presidente cuando amenazó con convocar a una consulta popular si el Congreso no le vota sus leyes “para exponer a la casta”. Otra opción opositora sería rechazar el DNU previsional.
Se viene una temporada alta de negociación en el Senado, porque el avance del tema jubilatorio estará atravesado por la ley Bases y el paquete fiscal y –más allá en el tiempo– por los pliegos de los jueces a la Corte Suprema. Milei tiene a mano el veto pero sería un cortafuego limitado si una mayoría abrumadora consigue sancionar la nueva fórmula de los haberes. En 2010, aplaudida en el acto por Daniel Scioli –entonces gobernador K, hoy converso mileista–, Cristina asumió el costo de esa herramienta presidencial luego de una votación de alto voltaje en el Senado pero que fue muy pareja: tuvo que desempatar –como ya había hecho con las retenciones a la soja en pleno conflicto con el campo– el vice Julio Cobos. Anoche, el diputado radical votó a favor.
MC/MG