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Atomizado y sin un rumbo definido, el peronismo profundiza su crisis tras la denuncia contra Alberto Fernández

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La denuncia de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández por violencia de género cayó como un misil en un peronismo que ya estaba atomizado, irritado por sus propias internas y sin un liderazgo definido. La causa y las penas que le podrían corresponder al expresidente de modo individual, ocasionaron un daño colectivo de consecuencias hasta ahora difíciles de medir. En ese contexto, los que son moderadamente optimistas consideran que existe una oportunidad para “resetear” el espacio y renovar su oferta electoral, mientras que otros opinan que la crisis aún no terminó de estallar. 

“El peronismo tocó fondo”, fue la reflexión en diálogo con elDiarioAR de un dirigente cercano al kirchnerismo, todavía impresionado por la noticia de la que se despegó categórico: “Nadie nos hizo tanto daño como Alberto, no tenemos nada que ver con él. Primero soportamos su presidencia mediocre y ahora aparece esto”. Su mirada sobre el futuro inmediato fue negativa: “Estamos atravesando un estado de descomposición que no sabemos hasta cuándo se va a extender”.

Una de las pocas coincidencias entre los distintos sectores del peronismo es la necesidad de aislar y expulsar a Alberto, convertido en una mancha venenosa para el espacio. La presión interna lo hizo apurar su renuncia a la presidencia del PJ Nacional, que se concretó el viernes por la tarde, en medio de un debate no saldado sobre quién debería encabezar el partido.

Los diputados de Unión por la Patria (UP) apuraron un comunicado para condenar los hechos y solidarizarse con Yañez. El resto de las reacciones, en su mayoría de carácter individual, dieron cuenta de la fragmentación del peronismo. Una imagen lo resume: en el chat de intendentes de la Provincia de Buenos Aires, que en otros tiempos fue activo a la hora de dar posicionamientos públicos, uno de los integrantes propuso una reunión para tratar el tema; todavía espera alguna respuesta.

El gobierno de Javier Milei no oculta su voluntad de capitalizar el momento. El asesor presidencial Santiago Caputo insinúa que administrarán el material para garantizar nuevas indignaciones semanales, mientras miles de cuentas verificadas que orbitan el oficialismo lanzan memes y chistes para alimentar la intriga sobre el ya famoso “video del ascensor” y su inminente publicación. Una maniobra win-win para digitar los temas de conversación pública y deslegitimar las políticas de género llevadas adelante por la gestión anterior con ataques al colectivo feminista.

La ausencia de conducción

Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof opinaron luego de la difusión de las fotos de Yáñez golpeada. La mirada de la expresidenta podía anticiparse por las declaraciones de Mayra Mendoza, que fulminó a Alberto incluso antes de que Fabiola hiciera la denuncia, y el comunicado del Frente de Mujeres de La Cámpora, que siguió la misma línea. En su descargo les habló a los propios, sostuvo que “las fotos delatan lo más sórdido y oscuro de la condición humana” y afirmó que ella misma fue objeto “de las peores violencias verbales y políticas”. El gobernador bonaerense también calificó como “gravísima” la denuncia, dijo estar “shockeado” y pidió un rápido accionar de la Justicia. Luego participó de una actividad en La Rioja con intendentes en la que se sentó al lado de Fernando Espinoza, procesado por abuso sexual.

Sergio Massa había planificado su regreso a la escena pública para este sábado en un plenario del Frente Renovador, donde tenía previsto hacer un balance sobre el primer semestre de Milei. El evento fue postergado en medio del escándalo, sobre el que el excandidato del peronismo todavía no se expresó. Sí lo hizo su esposa, Malena Galmarini, que compartió rápido un comunicado de las mujeres del partido que expresaba que “la violencia de género existe y no tiene color político”.

Juan Grabois criticó muy duramente a Fernández, aunque justificó haberlo apoyado en su momento por lo que tenía en frente. Dijo que vivió la misma situación con Massa o Daniel Scioli. “No más candidatos indignos de la investidura por ineptos, panqueques, ladris o tibios. Tenemos que impedir en el futuro es que las opciones correctas sean estas”, sentenció, marcando una vez más sus diferencias internas.

La misma semana en la que estalló el escándalo de Fernández, la Justicia condenó a Guillermo Moreno a tres años de prisión (condicional) y seis de inhabilitación para ejercer cargos públicos, en la causa donde se lo investigó por la manipulación de datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Si bien el dirigente de Principios y Valores no superó el piso de las elecciones primarias en 2023, su voz estaba amplificada debido a su popularidad en las redes sociales y sus constantes participaciones mediáticas. La condena, que sirvió para recordar una de las facetas más criticadas del kirchnerismo, se da justo cuando Moreno había quedado legitimado como un posible articulador de los distintos sectores para avanzar con un programa económico de unidad.

“Las consecuencias del daño que generó Alberto no son sólo un tema de imagen o expectativas electorales, esto impacta en el ánimo de una coalición que ya estaba muy debilitada por sus propios fracasos”, analizó en diálogo con elDiarioAR un dirigente peronista. Ese ánimo lo puso en palabras la exlegisladora Ofelia Fernández, quien habló de “una interminable decepción”. Algunos coinciden en que las elecciones de medio término podrían servir para marcar el final de un ciclo de decadencia e iniciar una transición hacia una nueva etapa.

Por ahora, sin un programa ni rumbo claro, las únicas expectativas de un retorno del peronismo están puestas en un fracaso de Milei. 

LA/DM/DTC