El caso Kueider acecha a Milei, preocupado por su esquema de alianzas en el Senado

El escándalo por la detención del senador Edgardo Kueider, que fue encontrado en Paraguay con más de 200 mil dólares sin declarar, sacudió el tablero político y dejó al oficialismo en una posición incómoda. Aunque en la Casa Rosada repiten como un mantra que es “un tema del kirchnerismo”, el gobierno de Javier Milei se encuentra en una encerrona: con los lazos de Kueider con La Libertad Avanza cada vez más expuestos, salir a defenderlo no es una opción, pero tampoco avanzar con su desafuero, ya que implicaría un riesgo legislativo importante: en la banca del entrerriano asumiría la camporista Stefanía Cora.

“Que se arreglen ellos”, lanzan, sin embargo, cerca del Presidente, en línea con las declaraciones de Milei la semana pasada mientras ingresaba al hotel Hilton de Puerto Madero, donde dio el discurso de cierre de la CPAC. Una clara subestimación de la situación, que no deja de ser una bomba de tiempo que amenaza con detonar en el corazón del poder.

Es que la relación de Kueider con el poder libertario va más allá de la coyuntura. El senador entrerriano del PJ fue una pieza clave en votaciones sensibles para el oficialismo. Su respaldo resultó decisivo para la sanción de la ley Bases y otros proyectos impulsados desde la Casa Rosada. Ese fluido ida y vuelta, a partir de su cercanía con Santiago Caputo, el todopoderoso asesor presidencial, lo colocó en una posición privilegiada que, en julio, lo llevó a estar a un tris de hacerse con la titularidad de la Bicameral de Inteligencia, una silla en la que acabó sentándose el radical Martín Lousteau.

Necesitado de su apoyo, Milei no solo le garantizó a Kueider la superviviencia política tras romper con el kirchnerismo, otorgándole la presidencia de la estratégica comisión de Asuntos Constitucionales, sino que también le abrió puertas en otras áreas clave como la represa de Salto Grande, donde logró ubicar a aliados en posiciones estratégicas.

Entre la licencia y el posible desafuero

Este lunes, desde Paraguay, Kueider presentó formalmente ante la Cámara Alta una solicitud de licencia, aunque sin especificar una fecha. Desde el vamos, el entrerriano intentó minimizar el impacto del caso declarando que permanecerá en el país vecino hasta que se aclare su situación. Sin embargo, enfrenta denuncias locales que lo vinculan con enriquecimiento ilícito a través de bienes inmuebles en Paraná y otras operaciones cuestionadas.

La semana pasada, Cristina Kirchner no perdió la oportunidad de apuntar contra el oficialismo. Luego de recordar que Kueider accedió a su banca bajo el Frente de Todos, destacó su ausencia en votaciones clave que perjudicaron a los sectores populares. “Democracia tarifada”, denunció la expresidenta, mientras señalaba que la aparición del senador en Paraguay con miles de dólares sin declarar es un reflejo de las alianzas que La Libertad Avanza supo tejer con actores cuestionados.

Desde el Senado, Victoria Villarruel, no se quedó atrás y le respondió a la exvicepresidenta. “Su tiempo pasó. Deje de hacerle daño a la Argentina con su banda y tenga la mínima dignidad de dejar de atormentar a nuestro pueblo”, lanzó a través de su cuenta de X. Además, señaló que no tolerará actos delictivos, dejando abierta la posibilidad de apoyar el desafuero de Kueider si las pruebas lo justifican.

El reglamento de la Cámara alta no contempla con claridad sanciones por conductas fuera del recinto, pero no se descarta que el caso derive en la creación de una comisión especial que proponga medidas drásticas. La bancada kirchnerista ya solicitó una sesión especial para tratar su remoción. El interés es directo: sin Kueider, el interbloque de Unión por la Patria que encabeza José Mayans podría alcanzar la mayoría gracias a alianzas mínimas, dificultando la gobernabilidad del oficialismo.

Pero el affaire Kueider no solo encendió alarmas en el Congreso. También expuso las promesas políticas que habría recibido el entrerriano por parte del Gobierno. En Balcarce 50 lo niegan, pero son cada vez más fuertes los rumores que indican que Kueider ya había negociado con Caputo ser candidato de La Libertad Avanza en 2025. ¿El objetivo? Debilitar al peronismo local y captar entre 3 y 5 puntos en una elección fragmentada. Como plan alternativo, se le habría ofrecido el puesto de embajador en Uruguay, en caso de no concretar sus aspiraciones electorales. El toma y daca de la “casta”, intacto.

PL/MG