“No se confunda señor Presidente, no somos la casta, somos los trabajadores”. Con la línea final de su documento y la postal de una Plaza Lavalle repleta de columnas de gremios, movimientos sociales y piqueteros, la CGT buscó enviarle un mensaje de advertencia a Javier Milei contra su mega DNU que establece una inédita flexibilización laboral.
La central obrera logró concentrar este miércoles al mediodía bajo su extenso y burocrático paraguas gremial a todas las banderas sindicales y de organizaciones populares, tanto kirchneristas como de izquierda, en las inmediaciones del Palacio de Tribunales.
Fue un acto simbólico para acompañar la presentación formal de una demanda judicial que declare la “inconstitucionalidad” del decretazo presidencial. Una protesta que se pensó muy cuidada en cuanto a su accionar para evitar fricciones con las fuerzas de seguridad, que rodearon sigilosamente la manifestación en el marco del protocolo antipiquete de Patricia Bullrich. No hubo inicialmente, como la semana pasada, agentes de la Infantería o la policía motorizados provocando a la manifestación. Sin embargo, una vez que se diluyó, la Policía motorizada de la Ciudad sí apareció sobre la avenida Corrientes para disuadir a una parte de los manifestantes, un grupo minúsculo, que estaba en esa zona, y eso generó escenas de tensión con los efectivos intentando despejar la calle con sus escudos contra ellos, e inclusive cargando sus armas de balas de goma, en una actitud amenazante.
Había más agentes de la policía que personas protestando.
La ministra, que anoche anunció que la CGT había pedido autorización para la concentración, siguió el operativo desde el Comando Unificado de la PFA, junto a su par porteño, Waldo Wolff, y el jefe de la Policía local, Diego Kravetz.
“No somos un Estado mesiánico ni una monarquía. Ser legítimos es convencer a las mayorías; sino se respeta ese esquema se corre riesgo de no ser respetado”, alertó el triunvirato de la CGT en su documento que leyó una locutora desde el acoplado de un camión, rodeada de delegados de distintas ramas laborales. Los jefes cegetistas Pablo Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña se mantuvieron a una distancia prudencial fuera del foco de las cámaras. La CGT mostró sus dientes pero tuvo una actitud herbívora.
La muchedumbre fue más activa, buscando soportar el sol abrazador con cánticos y el ruido de los bombos. “No se vendeee / La patria no se vendeee”, fue uno de los hits durante el acto. “Y ya lo ve / Y ya lo ve / El que no salta / Votó a Milei”, también. Y “Borombombón / Borombombón / Los sindicatos, son de Perón”. El humo de los choripanes se confundió con los vendedores ambulantes que ofrecían desde gaseosas frías hasta helados, mientras los organizadores ubicaron estratégicamente a su convocatoria para que no mezclen las distintas tribus. Los gremios y los sindicatos estuvieron enfrente y la derecha del improvisado escenario. Los movimientos populares se ubicaron a la izquierda.
“Esta convocatoria cumplió su objetivo de acompañar la presentación de inconstitucionalidad del decreto”, afirmó a elDiarioAR Julio Piumato, jefe del gremio de los judiciales, que anticipó que mañana la CGT tiene en agenda reunión a su comité federal para analizar la posibilidad de llamar a un paro general. “Ahora la Justicia tiene que decretar la nulidad del DNU”, expresó el líder gremial, que no adelantó qué postura tomará finalmente la central obrera. En la central obrera hay una interna para definir cuál es el mejor próximo paso, mientras el Congreso discuta en sesiones extraordinarias sobre el DNU y el paquete de leyes, y el humor social este abocado a pasar el verano.
Los efectos laborales de la masiva derogación que hizo Milei son inéditos. Propone el ajuste a las indemnizaciones, la eliminación de los artículos que regulan multas y sanciones por el empleo no registrado, la facilitación de la tercerización, la extensión del período de prueba, la posibilidad a que se despidan con causa –y por tanto sin indemnización– a aquellos empleados que participen en bloqueos o tomas de establecimiento, y los nuevos límites al derecho a huelga de determinados sectores esenciales, entre otras medidas que entrarían en vigencia el viernes. Pero las que quizás golpean el corazón de interés cegetista son el límite a los convenios colectivos de trabajo y el recorte a los aportes que realizan los afiliados y no afiliados, las famosas “cuotas solidarias”.
Las consignas de las banderas marcaron cierta diferencia táctica sobre lo qué vendrá a futuro. “Ni un paso atrás. Defendamos la Constitución Nacional”, rezaba un pasacalles con el logo de la CGT. “Paro activo y plan de lucha”, exigía una bandera del trotskismo.
“La CGT hizo una convocatoria y todos los movimientos del campo popular y social nos concentramos para que la Justicia impida que avance este DNU”, señaló Alejandro “Peluca” Gramajo, secretario general de la UTEP, el gremio de la economía popular que aglutina desde el Evita de Emilio Pérsico al MTE de Juan Grabois. “Si llaman a un paro, seremos parte de eso pero somos respetuosos del tiempo de los compañeros de la CGT. Lo más importante es ahora mantener la unidad”, planteó Gramajo. El apoyo del kirchnerismo de base es clave para la central obrera: cuando agradeció la presencia de las distintas columnas a la manifestación la locura se limitó a nombres a las dos CTA y al Evita y la UTEP.
“Milei llegó a ser presidente producto del fracaso del anterior gobierno. Todos tenemos que barajar y dar de nuevo para constituir una verdadera alternativa”, dijo también a este medio Silvia Saravia, de Libres del Sur. Le puso reparos a una huelga general próxima: “Hace falta tener consenso social y Milei todavía tiene cierto apoyo, pero con el ajuste y los aumentos eso se va a deteriorar rápidamente”. Y cerró: “No vino a mejorar la vida de los argentinos. Pero por algo Milei hoy es presidente”.
MC/JJD