Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof escenificaron un gesto para apaciguar la crisis que se desató entre ambos y que algunos dirigentes del peronismo describen como una pelea sin retorno. El lugar que eligieron es el Teatro Argentino de La Plata, donde Abuelas de Plaza de Mayo realizó este martes por la noche un acto para conmemorar el 47 aniversario de la institución.
La versión del posible encuentro era tratada con mucho hermetismo desde ambos bandos, luego de la fallida reunión entre el gobernador y la expresidenta hace ocho días, que algunos todavía se rehúsan a confirmar porque no tuvo los resultados esperados.
Un dirigente de máxima confianza del gobernador dijo a elDiarioAR que estaba al tanto de la versión de la asistencia de Cristina y confirmó que Kicillof “casi seguro” estaría presente en el acto. Dejó abierta, por si acaso, una mínima posibilidad de que eso no ocurra, bajo la excusa de que tenía una agenda cargada en el interior bonaerense.
Desde la gobernación difundieron las actividades del día; la última que figuraba es a las 16 en Punta Indio, donde Kicillof iba a inaugurar una nueva Estación Transformadora vinculada al sistema de media tensión. El homenaje de Abuelas estaba anunciado para las 19.30, lo que le daría suficiente margen para asistir.
La versión sobre el posible reencuentro de este martes por la noche comenzó a monopolizar las charlas en el peronismo. El nivel de los cuestionamientos entre el Instituto Patria y la mesa chica del gobernador escaló de modo impensado en los últimos días, a raíz de que Kicillof decidió mantenerse “prescindente” en la interna por la conducción del PJ Nacional, que Cristina disputará contra el riojano Ricardo Quintela.
El summum del malestar arrancó el último viernes, cuando la expresidenta acusó al gobernador de traidor en un plenario con alrededor de 50 dirigentes en Smata. A partir de entonces, Kicillof no reculó, mantuvo su postura respecto a la elección partidaria y afirmó que “la lógica del sometido o traidor es una lógica que entró en crisis y que viene causando malos resultados”.
El diálogo entre algunos dirigentes cercanos a la expresidenta y la mesa chica del gobernador nunca se cortó, pero la desconfianza mutua siguió en ascenso. La foto de este martes lleva algo de calma a una disputa que, como contó este medio, genera enojo y desilusión a los intendentes, legisladores y militantes que no la comprenden y se ven forzados a elegir entre ambos bandos.
LA/MG