Altas y bajas en la comitiva de la gira europea de Fernández, que empezó en Portugal
El Presidente llegó este domingo a Lisboa y la agenda del día incluye una reunión con el mandatario portugués Marcelo Rebelo de Sousa. Sobre la hora hubo cambios en la comitiva que activaron la especulación de tensiones con el Papa Francisco, que fueron desestimadas por fuentes oficiales.
Alberto Fernández arribó este domingo a las 13.05 hora local (9.05 hora argentina) a Lisboa, Portugal, y a las 17 comenzó formalmente su gira europea con una reunión con Marcelo Rebelo de Sousa, presidente portugués.
Lisboa es la escala inicial de un itinerario que incluye paradas en Madrid, París y Roma y tiene como episodio de más impacto político el encuentro que tendrá el jueves en el Vaticano con el Papa Francisco. Es el reencuentro público luego de la despenalización del aborto en Argentina, a partir de un proyecto enviado por el presidente.
Fernández viajó acompañado por su pareja Fabiola Yáñez, el canciller Felipe Solá, el ministro de Economía, Martín Guzmán, el secretario General de la presidencia, Julio Vitobello, y el secretario de Comunicación, Juan Pablo Biondi. Sobre la hora hubo cambios en la comitiva: se subió el secretario de Culto, Ghuillermo Olivieri, y se bajó -irá directo al Vaticano- el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz.
Ese movimiento activó la especulación sobre tensiones con el Papa Francisco. “Ningún inconveniente: se pidió la audiencia y fue rápidamente aceptada”, dijo una fuente oficial.
A la comitiva se sumará además el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería, Jorge Neme, quien vuela a Lisboa desde Dubai, donde está en un encuentro comercial.
Si bien el encuentro de hoy con Rebelo era casi protocolar, la escala portuguesa tiene peso político e histórico.
Portugal fue la primera potencia europea en reconocer la independencia del Río de La Plata. Aquel episodio, de impacto geopolítico, ocurrió hace dos siglos y, por eso este año se cumplen 200 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Desde lo político y actual, el primer ministro portugués António Costa, que recibirá a Fernández este lunes, está al frente del Consejo de la Unión Europea. Está, en paralelo, la ronda de búsqueda de apoyos en la renegociación con el FMI y con el Club de París.
Fernández sale a la búsqueda de guiños y respaldos para la renegociación de la deuda con el FMI y, en lo más urgente para una reprogramación de un pago de U$S 2.400 millones con el Club de París que debe cubrir a mitad de año. Martín Guzmán, que anduvo por Europa algunas semanas atrás, ya exploró ese asunto y la presencia de Fernández se justifica como coronación de una gestión que, se supone, será exitosa.
Otro asunto pendiente, inquietante en el mercado criollo pero necesario en el frente externo, es la cuestión Venezuela. Fernández abandonó el Grupo de Lima y reformó su protagonismo en el grupo de Contacto, movimiento que gestionó Felipe Solá y que parece dar frutos: por el principio de acuerdo entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles para que la oposición sume representantes a Consejo Nacional Electoral (CNE), movimiento que propició el Grupo de Contacto y celebró EEUU cuando, en un giro novedoso, habló de proceso democrático.
Fernández es visto en Europa como el presidente de América Latina que puede hablar con Maduro y, de ser necesario, iniciar un proceso de contención. Será uno de los temas en Lisboa, en este período que Portugal tiene la presidencia pro témpore del Consejo de la Unión Europea.
PI
Portugal y Argentina, 200 años de vínculo bilateral
Alberto Fernández es el segundo presidente argentino en visitar Portugal. ¿Quién fue el anterior? Fernando De la Rúa en el 2001. Hay otro episodio que vincula a los presidentes criollos con Portugal. Un mandatario estuvo casado con una portuguesa. Se trata de Marcelo T. de Alvear, que se casó con Regina Paccini, una soprano muy reconocida en Europa. Alvear la oyó -y vio- cantar y se enamoró. Se cuenta que la persiguió hasta conquistarla. Regina fue, luego, fundadora de la Casa del Teatro. Este amor tuvo, con los años, hasta un café porteño que lo celebró: se llamó Torcuato y Regina y estaba por la zona del Palacio San Martín. Ya cerró.