El periodista Daniel Santoro fue procesado el lunes por el juez federal Luis Rodríguez como “partícipe necesario” del supuesto delito de extorsión coordinado con el espía Marcelo D’Alessio en contra del empresario Gabriel Traficante. Se trata del segundo expediente en tribunales federales en el que el editor de Judiciales de Clarín es procesado por su presunta participación en una trama de coacción bajo un patrón similar: D’Alessio extorsionaba con la amenaza de notas en el diario o en el programa “Animales Sueltos”, Santoro publicaba y un funcionario judicial —Stornelli u otro— daba cauce legal. En las causas derivadas de la denuncia del empresario Pedro Etchebest, que tramitaron desde febrero de 2019 en el juzgado federal de Dolores, los procesamientos contra Santoro fueron revertidos por la Cámara Federal de Mar del Plata por “falta de mérito”. A juicio del tribunal, no había elementos suficientes para confirmar su encausamiento o sobreseimiento. La decisión fue apelada. Con tres décadas en Clarín, Santoro es no sólo uno de los cronistas más veteranos sino también de los más premiados entre los que habitan la redacción de la calle Tacuarí. Niega haber cometido delitos y prefiere no abundar sobre el plano ético de su conducta periodística.
El juez Rodríguez escribió en tu procesamiento que D’Alessio coordinó con vos la publicación de notas para cometer extorsiones contra Traficante en 2016. ¿Cuál es tu respuesta?
No hay una sola prueba de que yo haya coordinado algún accionar con D’Alessio para un intento de extorsión sobre Gabriel Traficante. No hay un solo chat, de los cientos que aportó Traficante en la causa, donde aparezca un mensaje mío a D’Alessio o a cualquier otra persona diciendo que yo sabía de esos intentos de extorsión o que yo quería participar. En uno de los chats, D’Alessio le dice Traficante: “no te preocupés, pagame los US$90.000 y después le hacés un juicio a Santoro y Clarín, y los recuperás”. ¿Cómo voy a ser un cómplice que va a proponer que le hagan un juicio civil después de publicar dos notas, entre 150 que hice sobre la mafia de la Aduana y de los contenedores?
En concreto, el juez afirma que las notas en Clarín incluían información falsa para involucrar a Traficante, y que eso era anticipado por D’Alessio para coaccionar.
¿A qué información falsa te referís?
El 26 de noviembre de 2016, una nota con tu firma mencionó que Traficante estaba implicado en la “mafia de los contenedores”, tal como le había anticipado D’Alessio que ocurriría mientras le pedía una coima, y el 9 de diciembre, otro artículo citó una supuesta ampliación de la declaración indagatoria de un imputado, Oldemar Barreiro Laborda, para volver a involucrar a Traficante. Esa indagatoria ni siquiera existió, firmó Rodríguez.
La segunda nota tiene que ver con una primicia que obtuve referida a Mister Corea, un coreano involucrado en la mafia de los contenedores (ndr. Sung Ku Hwang). En esa nota, solamente dos líneas hacen referencia a Traficante, a quien llamé el primer día antes de publicar, y me puse a disposición de él, le di mi celular, y nunca me contestó. El juez utiliza esa práctica periodística virtuosa como prueba de que participé de una práctica de extorsión. Me parece gravísimo que utilice mis llamadas telefónicas y mis whatsapps porque están amparados en el artículo 43 de la Constitución. Me mete en un intento de extorsión que empezó el 1 de noviembre de 2016 invocando mi nombre y yo conocí a D’Alessio el 25 de noviembre. No hay argumentos y por eso mis abogados están preparando una apelación ante la cámara federal.
¿Creés que el juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky pudo haber estado involucrado en la extorsión a Traficante y a otros?
No, en ningún caso. Lo dice claramente el juez Rodríguez. Lo que hizo Aguinsky fue investigar la causa de la mafia de los contenedores. El cuñado de De Vido Claudio Minniceli y otros intentaron sacar 950 contenedores por un valor millonario que estaban judicializados. Muchos contenedores están todavía arrumbados en la Aduana y el Estado pierde de recaudar miles de millones de pesos.
En éste y en varios casos tramitados en el juzgado que estaba a cargo de Ramos Padilla en Dolores, se repite un circuito consistente en que D’Alessio extorsiona, vos publicás y Stornelli u otro fiscal o juez toma esa publicación como un movimiento de pinzas. Más allá de si actuaban coordinados, evidentemente a D’Alessio le funcionaba lo que hacía.
Es totalmente falso que una información que me haya dado D’Alessio off the record haya sido tomada por Stornelli para avanzar en una causa. La Cámara Federal de Mar del Plata anuló los dos procesamientos que me había dictado Ramos Padilla. El primero, por un intento de coacción al exdirectivo de Petróleos de Venezuela (PDVSA) Gonzalo Brusa Dovat, al cual hice una entrevista en el restaurante Sarkis. La cámara dijo que no era un delito, pese a las atrocidades que dijeron en mi contra los medios kirchneristas. En el caso de Mario Cifuentes (un empresario petrolero a quien D’Alessio reclamaba una coima de US$1,2 millón), la cámara dijo que no había la más mínima prueba de que yo hubiera participado de un intento de extorsión, y habló de las dos puertas que los jueces deben tener cerradas para defender el secreto profesional. No sé de dónde sacás lo que estás diciendo.
De los procesamientos firmados por Rodríguez y Ramos Padilla.
¿En qué parte del fallo, así lo leo?
En el de Rodríguez, lo mencionado sobre la inexistente declaración de Barreiro, y en Dolores, entre otras pruebas, Alejo Ramos Padilla citó un chat de D’Alessio a Stornelli enviado el 14 de enero de 2019, que dice lo siguiente sobre Victoria Munin, una extorsionada en otra causa: Está “desesperada por hablar para no ir a declarar…y ya la tenía en el radar con Santoro…ahí lo hablé con Dani y hacemos un 2X1, no sé, o la sacamos con Dani y la levantás de oficio, hacemos lo que vos quieras. Está para arruinarlo al tipo.”
Estás haciendo una ensalada enorme.
Me estoy refiriendo a un modus operandi.
No tengo absolutamente nada que ver con ese chat. Se refiere a un informe que había hecho D’Alessio sobre unas empresas iraníes que querían vender cemento a la Argentina. Yo no hice absolutamente nada porque para mí carecía de interés periodístico, y el fiscal Stornelli no tomó ninguna medida sobre ese caso.
El que habla de hacer un “dos-uno” con vos y Stornelli es D’Alessio.
Esas son cosas de él, yo soy responsable de las cosas que yo escribí o dije. No hay nada en lo que yo aparezca dando un visto bueno o una aprobación indirecta para extorsionar a nadie. Informé sobre casos de interés público.
En el caso del exejecutivo de PDVSA Brusa Dovat se repite la secuencia. D’Alessio, quien se vanagloriaba de trabajar con la DEA y de estar armado, lo llevó al restaurante Sarkis y lo grabó mientras le hacías la entrevista, el 30 de enero de 2019. Antes te había avisado que lo había “ablandado”. ¿No te parece una entrevista periodística muy irregular?
No comparto tus opiniones, yo respondo preguntas sobre hechos. La Cámara Federal de Mar del Plata dijo que no hubo delito.
Decretó falta de mérito, que quiere decir que no hay elementos suficientes ni para procesar ni para sobreseer.
No, dijo que no hubo delito, que la coacción no existió. Brusa Dovat no apeló mi falta de mérito como sí hicieron Julio de Vido, Roberto Baratta y otros procesados por corrupción.
Más allá de lo penal, ¿te parece aceptable desde el punto de vista de la ética periodística que el entrevistado haya sido trasladado al lugar del encuentro por una persona armada?
Yo no voy a hacer un análisis semiológico de una entrevista en un lugar público, ante 100 personas. Lo grabé, le pregunté dos veces si me daba el consentimiento para entrevistarlo y me dijo que sí. Otros tres periodistas lo entrevistaron porque el tema tenía un interés periodístico relevante como eran los negociados entre el chavismo y el kirchnerismo. Después, cuando ya había surgido la causa de Dolores, un amigo de Brusa Dovat tomó contacto con el diputado Valdés (Frente de Todos) y cambió de posición. Tus opiniones son tuyas.
Se lo llevé a Stornelli porque lo conozco hace años, desde la causa por el tráfico de armas a Croacia y Ecuador, y es uno de los pocos fiscales que va adelante con las causas
¿Por qué una figura como D’Alessio es una fuente tan asidua de un periodista de tu experiencia?
¿Nunca entrevistaste a alguien sospechado por la Justicia?
Sí, pero D’Alessio tenía características superficiales que invitaban a desconfiar. Un charlatán que además decía que cometía ilícitos para obtener información.
¿Qué delitos decía que cometía?
Por ejemplo, proponer plantarle droga a la expareja de la actual novia de Stornelli.
Me enteré de eso cuando ya estaba la causa de Dolores. Yo tengo fuentes de información entre abogados, judiciales, fiscales, funcionarios del gobierno y diputados, y D’Alessio era una más. Nunca creí que fuera director general de la DEA en América Latina como escribió Horacio Verbitsky, entre muchos errores. Sí creí que tenía vínculos con la DEA y que vendía informes sobre narcotráfico que compran todas las embajadas. Era un tipo que estaba armado, como un montón de jueces, fiscales y abogados, y eso no me preocupa. Me habría preocupado si me hubiera enterado de que él usaba mi nombre para extorsionar gente.
¿Por qué un periodista le presenta ese personaje a un fiscal como Stornelli y a dos diputadas como Elisa Carrió y Paula Oliveto?
D’Alessio fue durante dos años, entre 2011 y 2012, jefe de asesores del gerente financiero de (la empresa estatal de energía) ENARSA, Ricardo Cabrera, actualmente uno de los ministros del Superior Tribunal de Formosa. Cuando lo conocí, estaba escribiendo el libro El mecanismo que hablaba sobre los contratos energéticos y los casos de corrupción que no se habían tocado. D´Alessio me contó que tenía informes de lo que había pasado con la compra de gas natural por US$15.000 millones de 2008 a 2015. Me pareció de interés público y que era importante que un fiscal conociera esa información. El fiscal me dijo “sí, mandalo que le tomo declaración”, y mandó la causa a sorteo.
¿Es tarea de un periodista acercar un personaje como D’Alessio a un fiscal y a dos diputadas que se supone que son objeto de tu trabajo y no tus colaboradores?
Respeto tu opinión. Como ciudadano consideré que era un tema de interés público. No cometí ningún delito, llevé el tema a la Justicia.
No tengo nada que opinar sobre lo que hace un fiscal
Se lo llevaste a Stornelli, no a la Justicia.
Se lo llevé a Stornelli porque lo conozco hace años, desde el tráfico de armas a Croacia y Ecuador, y es uno de los pocos fiscales que va adelante con las causas.
Es también un fiscal sin pruritos para pedir información a un espía ilegal sobre “el peruano” (Jorge Castañón, el ex de su actual) y mantener la comunicación abierta pese a que ese agente, D’Alessio, ofreció plantarle droga.
La Cámara Federal de Mar del Plata revocó los procesamientos de Ramos Padilla contra Stornelli y dejó en pie ése que nombrás y el intento de una cámara oculta a un abogado (José Manuel Ubeira, defensor de Oscar Thomas, a quien el fiscal aparentemente quería forzarlo a entrar al programa de arrepentidos).
No es poco, son delitos graves, máxime para un fiscal federal.
Es tu opinión, lo va a tener que decidir la Justicia. No tengo nada que opinar sobre lo que hace un fiscal. Si tenés otra opinión, escribila. No me voy a poner a juzgar. Me llamaste para hablar del procesamiento, yo acepté, pese a que sé que tenés opiniones editoriales distintas a las mías. Tengo una opinión sobre una conducta intachable de Stornelli en estos años, avanzó con las armas a Ecuador, los “cuadernos de las coimas”, y ha logrado que sus investigaciones tuvieran condena firme incluso de la Corte Suprema.
Carrió y Oliveto recibieron una transcripción anónima de un diálogo entre un exfuncionario que estaba preso, Juan Pablo Schiavi, y Eduardo Valdés, poco antes de la publicación de la nota de Verbitsky que reveló la trama de extorsión. ¿Eso no habla a las claras de un servicio de inteligencia paralelo que revela conversaciones privadas?
Yo estaba de vacaciones cuando la diputada Carrió publicó un tuit anticipando que se venía la “operación puf” con la nota de Verbitsky. Como periodista me interesa llegar a la verdad, los procedimientos que utilizan fiscales y diputados es cuestión de ellos. Martínez de Giorgi confirmó que esas escuchas fueron obtenidas de forma legal porque las había ordenado el juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena sobre “el rey de la efedrina”, Mario Segovia, detenido en el mismo pabellón de Ezeiza en el que estaban exfuncionarios kirchneristas. Ahora la Cámara Federal confirmó la validez de esas escuchas y está investigando cómo se hizo esta maniobra para voltear la causa de los cuadernos (Martínez de Giorgi archivó la causa y la Cámara Federal de Capital, con los votos de Leopoldo Bruglia y Mariano Llorens, ordenó reabrirla en marzo pasado).
¿Te sentís respaldado por Clarín?
Leé la columna de hoy de Ricardo Roa y vas a ver que tengo absoluto respaldo de Clarín, de Fopea (Foro de Periodismo Argentino), de Adepa (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), de la Academia Nacional de Periodismo, y de cientos de diputados y personas. Si no fuera por el apoyo que he tenido de Clarín y fundamentalmente de mis colegas, ya me habrían quebrado. Imaginate lo que viví estando procesado, embargado y con prohibición de salir del país. Ramos Padilla decía que podía eventualmente meterme preso.
SL