Diego Valenzuela acaba de chatear con Javier Milei. Le contó que la municipalidad de Tres de Febrero consiguió un dictamen favorable contra una imposición financiera del Banco de la Provincia de Buenos Aires –bajo la órbita de Axel Kicillof– y el Presidente no solo lo felicitó: retuiteó la novedad en su cuenta de X. La anécdota refleja la relación que el libertario acaba de sellar con el intendente, flamante primer jefe municipal de La Libertad Avanza tras abandonar el PRO de Mauricio Macri. “Yo se lo propuse a Javier, a mi nadie me cooptó”, explica ahora Valenzuela, sentado en la amplia mesa de su despacho, ante elDiarioAR. El ahora nítido vínculo político tiene como antecedentes años de amistad desde que compartían la carrera de Economía en la Universidad de Belgrano.
Es jueves por la tarde y las noticias en todos los medios son dos: la expulsión de Ramiro Marra de LLA y la previa a la marcha antifascista de este sábado contra los dichos de Milei en Davos. Valenzuela hablará de los dos temas ya como un mileísta, convencido de la postura oficialista. Pero en la hora que duró la entrevista hay mucho más: la posibilidad de una alianza electoral con el PRO, sus críticas a Kicillof y la “declaración de guerra” a Cristina Kirchner, la idea de una “ley de Bases bonaerense”, su aspiración como candidato a gobernador en 2027, el significado de ser un “municipio liberal-libertario”, el armado para las inmediatas elecciones legislativas y la suerte del Presidente atada a la economía.
“La sociedad votó un presidente disruptivo, lo eligió y lo apoya. Entonces, ¿qué vamos a hacer los dirigentes? ¿Ponernos en contra de la gente?”, dice Valenzuela para justificar su alejamiento de Macri y su desembarco en las fuerzas del cielo. La jugada, asegura, tiene sentido porque él sigue embanderado en cierta idea de “cambio”, la misma que proponía en 2015 en Cambiemos y Juntos Por el Cambio en 2019, y que ahora parece haber consumado Milei.
–¿Macri no quiere aceptar a Milei como su jefe?
–No quiero ser intérprete de Macri. Sí te diría que Macri es importante porque él abrió el camino del cambio. Demostró que era posible una alternancia. Pero hoy el cambio lo conduce Milei, a quien votaron los argentinos. El Presidente conduce el rumbo, su impronta y el armado. Eso es lo que hizo Mauricio con la Coalición Cívica y con el radicalismo, que sí era un frente. Esto no es un frente. Esto es –llamémosle así– una amistad de ideas con el PRO. Porque también el PRO tiene que ser leal con su idea de cambio. En el Congreso tiene que votar como lo reclama su electorado.
–Lo delicado para el PRO es que su electorado ya parece haberse ido con Milei.
–Eso es un hecho. Entonces, el que gana, conduce; el que pierde, acompaña. Nosotros perdimos. Y la mejor muestra es Patricia, que en lugar de enojarse dijo “No puede ser Massa el presidente, tengo que apoyar a Milei”. Y llegó a un acuerdo. Hoy es la segunda dirigente más importante del país, detrás de Milei. No es presidente, pero tiene un lugar de mucha relevancia, empujando cambios, que es lo importante. Si la gente ya unió el voto de La Libertad Avanza y del PRO, cualquier otra cosa es artificial o es una negociación política o es una rosca de dirigentes. La gente nos está reclamando ir juntos.
–¿Cómo te imaginas ese “ir juntos”?
–Bueno, requiere de generosidad, inteligencia política, humildad.
–¿No estás viendo esos factores en el proceso de discusión actual?
–Todavía no los veo en mucha gente del PRO. Yo se lo propuse a Javier, a mi nadie me cooptó. Fui proactivo en decir “Me parece que es el momento de sincerar esto y de trabajar juntos formalmente”. Pero yo, y ahí viene la parte de la humildad, me doy vuelta y no digo “soy intendente y doy órdenes porque soy el único intendente libertario”. No, voy al armado y me pongo a trabajar en equipo con nuestro referente que es Sebastián Pareja. Eso construye un affectio societatis, no una competencia. Reconocer que ganaron la elección ellos y que tiene todo el derecho Milei a poner un esquema de armado, que es Karina Milei, Lule Menem y Pareja.
–A la luz de la expulsión de Ramiro Marra, ¿cómo es el termómetro de lealtad en el oficialismo?
–No alcanza con ir a un programa de TV y hacer un discurso libertario si después no sos ordenado en los procesos políticos. No es ser fiel, es tener una buena lectura de la política. Si no entendés que la conductora junto a Javier es Karina, es muy probable que un día no estés en el espacio.
–Ya como jugador oficialista, ¿querés ser gobernador de Buenos Aires?
–Hay que enchufar la provincia al cambio nacional y para eso tenemos que armar una suerte de ley de Bases bonaerense, con desregulación, eliminación o modificación de leyes, cosas que traban a la provincia que le impiden ser atractiva para la inversión. Es una provincia lenta, burocrática, estatista. Vos fijate cómo abrió el verano Kicillof: “Sin Estado no hay verano”. ¿Al verano lo hace Kicillof y el Estado o lo hace el guardavida, el gastronómico, la gente? Para desarmar eso, mi aporte con la experiencia de nueve años de intendente es ver qué leyes hay que cambiar.
–¿Ley Bases y una especie de ley Hojarasca bonaerense?
–Tal cual. Por ejemplo, hay que eliminar que el Estado bonaerense tenga que comprar pasajes solo en Aerolíneas Argentinas. Tiene que ser la más conveniente. Otro ejemplo: para grandes superficies la provincia tiene una regulación totalmente soviética que dice cuántos supermercados puede haber por distrito en función de la población. Y uno más: la transparencia fiscal, para saber cuánto de tributo hay en los tickets. Lo estoy haciendo a nivel municipal. Pero no es fácil porque no hay un ida y vuelta con la Provincia en estos temas.
–Entonces, sí hay una aspiración al 2027.
–Hay una aspiración de recuperar la provincia para el cambio en el 27 y no seguir improvisando con personas que no conocen la provincia, que son parte de un artilugio político nacional que nos ha pasado muchas veces a los bonaerenses.
–Pero si a vos te toca ser el candidato a gobernador de un Milei reelecto presidente, ¿tendrías también un desafío ahí con la Nación?
–Sí, será un desafío. Por eso tenemos tres años para prepararnos, para tener toda la botonera lista: cuáles son los cambios que hay que hacer, cómo manejar las empresas públicas de la provincia, qué hacer con las rutas, cómo desregulamos, cómo facilitamos, qué hacemos con la coparticipación, cómo pasamos de una Legislatura bicameral a una unicameral. Yo quiero ser parte de un equipo para recuperar la provincia, no quiero poner el carro delante del caballo. Obviamente me siento con capacidades, con experiencia y con energía, pero no me gustan los políticos que piensan en el cargo.
La idea del desdoblamiento del gobernador creo que en realidad es contra Cristina. Si eso lo llega a hacer, es una declaración de guerra a Cristina.
–¿Cuán definitorio este año es un posible desdoblamiento de las elecciones bonaerenses de las nacionales? Está latente en la estrategia de Kicillof.
–En muchos casos las PASO han servido realmente como una elección interna partidaria y en otras termina siendo una encuesta carísima. Pero al sacar las PASO vos invitás a los partidos a que se modernicen, a que afilien gente y que de última abran una elección con afiliados y con independientes. Hoy con la situación económica del país es un buen punto ahorrarse el tiempo y el dinero de unas PASO.
–¿Y que se desdoble en la provincia?
–Desdoblar como criterio general a mi no me parece mal porque es debatir los temas provinciales separados de los nacionales, pero ya con una elección concurrente, como sería ahora porque hay Boleta Única de Papel para la nacional y papeleta tradicional para la provincial, tenés dos lugares, dos urnas y dos decisiones del votante. La idea del desdoblamiento del gobernador creo que en realidad es contra Cristina. Es decirle “no aceptás que yo soy el candidato del 27, te separo la elección y te dejo a vos sola, sin la elección territorial que es la de los intendentes”. Si eso lo llega a hacer, es una declaración de guerra a Cristina.
–Pero no solo sería Buenos Aires que desdobla, lo están haciendo muchas provincias ya, incluso Capital Federal.
–Sí, pero no necesariamente les conviene, porque con el debate público nacional que hay especialmente en el AMBA, se nacionaliza más. Es un riesgo. Si desdoblás, estás invitando a La Libertad Avanza a que ponga su mejor candidato en la local y a Milei lo vas a tener abrazado a sus candidatos. No va a ser una elección que vaya a pasar inadvertida.
–¿De quiénes se podría abrazar el Presidente en cada lugar, porque la campaña pasada demostró cierto déficit territorial?
–Hay que buscar candidatos representativos en cada lugar. Pero el Gobierno va a estar con sus candidatos en una posición importante, fuerte, para dar esa discusión en el formato electoral que sea.
–Se puede pensar que por el formato de la Boleta Única no le convenía a Milei.
–Es un buen punto. No le convenía, y menos si va él no va en la boleta, y lo hizo igual porque apoyó la modernización del sistema electoral. Pero si vos tenés un candidato de La Libertad Avanza, que tiene color violeta, con el loguito de un león y que Milei lo apoya, claramente va a representar eso que hoy la gente apoya.
–Lo ves a Milei haciendo campaña fuerte. ¿Y a Karina?
–No lo sé. Me remito a lo que a lo que dicen ellos públicamente. Yo no descarto a Karina, pero es un tema que tendrán que definir ellos. Como dijo Karina en alguna oportunidad: irá donde sea más útil.
–Frecuentas a Milei en Olivos. ¿Cómo son esas conversaciones ya como socios políticos?
–La última fue a solas con Javier, larga y profunda sobre economía y sobre la provincia. Yo soy como el adalid de la idea de menos impuestos, más trabajo. En contra de la voracidad fiscal, que los intendentes dejen de crear tasas nuevas. Obviamente a mi cuando me ofrecían una obra la agarraba, pero yo no puedo saber si la hacen de manera genuina o con emisión monetaria. Lo que sí es evidente es que el déficit lleva a endeudamiento o a emisión. Es lógico que el Estado nacional diga “yo no te doy plata para hacer una vereda en Caseros”. La vereda la tiene que hacer el municipio o la provincia. Milei trajo un debate sano sobre qué hace cada nivel de gobierno. No pueden hacer todos todo, y menos la Nación.
–Siendo el primer intendente de Milei, ¿cambió algo la relación con el vecino? El municipio siempre es el primer mostrador de los reclamos.
–La parte politizada apoya al cambio, al león. El resto lo que quiere es que un intendente sea el conductor de un equipo que le dé buenos servicios, que le dé soluciones, que le arregle la calle, le prenda la luz. Hoy estuve en las colonias de verano que hicimos en mi gestión; no son gratuitas porque las pagan con impuestos.
–Eso es Estado. ¿No contradice al Milei topo que quiere destruirlo?
–Milei no dice Estado cero. Te dice un Estado que cueste 25 puntos del PBI. Milei no te dice que no tengas una sala de salud, sino que no la puede hacer el Estado nacional. No te dice no tengas semáforos o no hagas pavimento, lo que te dice es “no me lo pidas a mí, hacelo con tu con tus recursos”. Sé eficiente, no llenes la municipalidad de ñoquis. Acá bajamos las tasas y aumentamos la recaudación. Se reactivó la industria.
Ajustar la economía tiene procesos y costos. No hay que desesperarse, no se logra todo de golpe. En la medida que se consolide el superávit fiscal, por reactivación se van a bajar impuestos
–Pero también con la apertura económica aumentaron las importaciones. ¿Eso no afecta la producción local? ¿Cuánto resiste la industria?
–El desafío es competir. Para exportar primero hay que importar. Yo que soy productivista digo hay que ir buscando la manera de ser más eficiente para tener más integración.
–¿Milei es productivista?
–A su manera, sí. Lo que pasa es que él la mira desde el lugar de la macroeconomía. Si vos no le das una macro ordenada a las empresas, no pueden producir. Pero hoy lograste que un PyME deje de pensar en la inflación, en cómo trabajar la guita para pagar las cuentas. Obviamente hay sectores que están retrasados y otros que han tenido precios muy por encima de los internacionales en algunos productos. Cuando abrís la importación a un sector le estás diciendo “vas a tener que competir, sé más eficiente”. La industria también tiene un punto cuando dice “bájame el costo argentino”. Eso en la medida que pueda, lo va a ir haciendo. Lo peor es ser muy proteccionistas y tener productos anticuados y caros porque no se pueden traer de afuera.
–Hablaste de “cambio”. ¿Cuánto dura como slogan siendo gobierno?
–Milei tiene más audacia y profundidad en las reformas que Macri insinuó y no pudo concretar. Con Mauricio se hicieron algunas cosas, otras no salieron, se aprendió de eso. La sociedad también era distinta. Milei va más allá. Yo lo hablé muchas veces con él antes de ser presidente y él siempre decía “mi meta es una economía normal, bajando la inflación”. Después aparecieron otros debates como la dolarización… pero volviendo tu pregunta, el cambio es haber intentado con Mauricio y no haber podido por diferentes razones y que haya vuelto el kirchnerismo, que fue una gran decepción. Hay que seguir insistiendo en el cambio para que no vuelva el populismo y consolidar reformas impositivas y laborales. Mirá, en España hay menos IVA y menos costo patronal…
–Pero ahora la Argentina está más cara en dólares que España y muchos países más. ¿Cuánto puede durar esa situación? ¿Cuánto está atado a las próximas elecciones?
–La cuestión electoral va a tener muchas variables, pero una principal es la baja de la inflación y la previsión económica. Si ves una serie larga, no está atrasado el tipo de cambio. Pero ajustar la economía tiene procesos y costos. No hay que desesperarse, no se logra todo de golpe. En la medida que se consolide el superávit fiscal, por reactivación se van a bajar impuestos. El cambio es buscar una economía sana, capitalista, con sensibilidad social pero capitalista y sin ruborizarse. El desarrollo lo genera el privado, la empresa, la PyME, el emprendedor, no el Estado. El Estado tiene que dar servicios públicos.
–Dijiste “sensibilidad social”. ¿Es una alerta a Milei la marcha de este sábado por sus dichos en Davos?
–Toda manifestación debe ser tenida en cuenta en este tiempo con la batalla cultural que estamos dando. Empezando por el Presidente. Está perfecto que le quieran pasar un mensaje al Gobierno, pero el Presidente es muy claro –y quizás lo debe ser más aún– en el respeto irrestricto al proyecto de vida de cada uno. El Estado no tiene que decirle a una persona cómo y con quién se debe enamorar.
–¿Pero entonces no generó una polémica que se podría haber evitado?
–Él está dando una batalla cultural y esa batalla tiene costos y tiene riesgos. Tiene que dar explicaciones y él las está dando. Él en eso es profundamente liberal.
MC