La exgobernadora juega a la diferenciación con los halcones cambiemitas. Esa tribu incluye a la jefa del PRO Patricia Bullrich. Pero también, a Mauricio Macri. Pese al agradecimiento que María Eugenia Vidal demuestra hacia su padrino en la política (ella distingue entre ese padrinazgo de Macri y el de Horacio Rodríguez Larreta, quien la introdujo en “la gestión” estatal en 1998), la dirigente no disimula sus matices con los cruzados de Juntos por el Cambio. En el libro Mi camino hace una especie de arqueología sutil de esas tensiones. Para la exgobernadora, las fricciones empezaron en 2018, a partir de las sucesivas devaluaciones y la crisis económica que terminó por llevarse puestos los sueños de reelección. Tanto los de Macri, como los de Vidal.
Durante la presentación del libro, difundida por las plataformas de Instagram y Facebook, a su vez castigó a Alberto Fernández.“El Presidente no admite que se equivocó, no tenemos un plan de vacunación que haya funcionado”, opinó este miércoles. Y aprovechó el escámdalo de las vacunas de privilegio para pegarle al oficialismo.“Ver chicos de 18 años, militantes kirchneristas. subiendo a las redes que se habían vacunado mientras hay adultos mayores que seguían esperando. Esa es la grieta entre la política y la gente”, graficó.
Después, se centró en el revisionismo de su gestión.“No me arrepiento de haber rechazado el 'plan V', ni el desdoblamiento. Muchas veces me lo preguntaron y yo lo dije en el libre. Y no me arrepiento porque creo que cuando uno empieza a buscar candidaturas alternativas y empieza a ver estrategias electorales de fechas es que hay algo más profundo que está mal, que no está funcionando”, dijo.
Sobre las fricciones con Macri, su libro relata: “Entonces, las distintas miradas sobre la situación económica y social que teníamos en el gobierno provincial y el gobierno nacional generaron una tensión imposible de ocultar”, recuerda Vidal en su libro. Se refiere al contexto devaluatorio que arrancó a finales de 2017 y se profundizó en 2018, cuando Macri acudió desesperadamente al FMI. Una maniobra que le valió una denuncia penal impulsada por el gobierno actual.
La ex gobernadora, sin embargo, trata de resguardar su relación con Macri. “En esa dinámica, que no tenía que ver con nuestro vínculo personal, sino con los roles que cada uno de los dos ocupaba en el país, los entornos agudizaron el problema y entre nuestros equipos empezaron a generarse dudas que antes no existían”, afirma en sus memorias.
Vidal a su vez destina un cuestionamiento teledirigido hacia el exministro de Hacienda Nicolás Dujovne. “Nosotros, que estábamos en contacto directo con un territorio inmenso, con los intendentes y con la gente, veíamos cosas distintas de las que veían en el gobierno nacional, y a medida que la crisis se agudizaba, empezamos a tener una mirada muy diferente de la que sostenían los funcionarios nacionales, sobre todo en el equipo económico de Nicolás Dujovne, respecto de lo que estaba pasando y de cuánto más esfuerzo podíamos pedirle a la gente”, personaliza Mariu.
Y Vidal va más allá contra el economista, quien está dedicado por completo a sus negocios privados desde que abandonó la gestión. “Una y otra vez el equipo económico pronosticaba una recuperación que nunca llegaba”, subraya la exgobernadora en Mi camino.
“El primer error fue mi rigidez. Haberme plantado en un 15% inicial pensado que con esa posición iba a poder contener las expectativas inflacionarias cuando, en la realidad, quien gobierna la provincia de Buenos Aires no determina la inflación”, repasa.
La publicación del libro se retrasó adrede para no competir con la de su jefe. Su exjefe, en realidad. Macri y Vidal ya no hablan demasiado seguido. Con Rodríguez Larreta, en cambio, la exgobernadora mantiene un trato frecuente. Son prácticamente una unidad. Tras su salida del gobierno bonaerense, la bilateral con Macri entró en fase de hielo. Y esa distancia se refleja sutilmente en su libro. Mi Camino no se parece demasiado a Primer Tiempo.
Vidal además contrastará en tono y acto de presentación con Macri, quien apostó por el relanzamiento de su figura en el Centro de Convenciones porteño el jueves 18 de marzo. El del expresidente fue un evento mucho más político que literario. Vidal estuvo sentada en el salón de los invitados, junto al alcalde Horacio Rodríguez Larreta y a la exministra Patricia Bullrich. Este miércoles, en cambio, Vidal eligió difundir su libro por streaming.
Mi camino tiene prólogo del psicólogo de Vidal, José Eduardo Abadi. Cuenta con 200 páginas y ocho capítulos, que mezclan miradas políticas, con confesiones románticas y descripción de sus sentimientos durante la gestión en La Provincia. Los capítulos son: El miedo a dejar de ser yo; Bienvenida al sistema. Del anonimato a las mafias; El lado B. Familias, miedo, amores; Los límites que impone el poder; Crecer con otros; Con tener razón no alcanza; Un proyecto de futuro. Construyendo el triunfo de los moderados; Por qué valió la pena; más el epílogo Fiel a mí misma.
Quienes lo leyeron por completo, aseguran que Mi camino incluye más autocríticas que Primer tiempo, donde abunda la autoindulgencia o la admisión de errores que no califican como tales. Centralmente, no haber blanqueado la enorme gravedad de la herencia recibida en diciembre de 2015.
“Los logros de nuestro Gobierno no convencieron. Esos cuatro años no fueron suficientes para garantizar el bienestar que nos estaban pidiendo. No creo que la gente se equivoque cuando vota”, se diferenció Vidal semanas atrás. Lo dijo en Córdoba capital, durante un almuerzo en la Fundación Mediterránea.
¿Qué mea culpa incluye el libro de la exgobernadora? Haber sido demasiado inflexible en la paritaria docente de 2018, tal como le exigían desde La Rosada. En concreto, un mea culpa con pérdidas sociabilizadas entre su administración y el equipo económico de Macri.
“El primer error fue mi rigidez. Haberme plantado en un 15% inicial pensado que con esa posición iba a poder contener las expectativas inflacionarias cuando, en la realidad, quien gobierna la provincia de Buenos Aires no determina la inflación”, repasa, según el adelante publicado por La Nación.
“Yo no puedo hacer la autocrítica por (Roberto) Baradel ni por los dirigentes gremiales, pero puedo hacer la mía, y creo que como gobernadora no hice lo suficiente. No agoté todas las instancias de diálogo. No dimensioné los costos del conflicto, del desgaste, de la pérdida de días de clases”. Para Vidal, ese “fue uno de los errores más graves” de su gobierno.
Vidal, que perdió por más de 14 puntos de diferencia con Axel Kicillof en 2019, también exhibe otro matiz respecto al speech mauricista. Al igual que Rodríguez Larreta, predica la antigrieta. “La buena noticia es que el consenso tiene cada vez más votos. La grieta rinde cada vez menos”, pronostica en su libro.
Si bien Vidal no da pistas sobre su futuro electoral, la dirigencia bonaerense del PRO da por hecho que Vidal no será candidata en la Provincia.
AF