Si bien hoy Patricia Bullrich lo comparó con Raúl Alfonsín, Mauricio Macri se volvió a reflejar en el espejo invertido de Cristina Fernández de Kirchner. El despoder apuró los problemas judiciales de ambos. Pero a distintas velocidades y desde tribunales diferentes. Ese contraste potencia el malhumor de la actual vicepresidenta. El revival le llegó a Macri un año y medio después que a Cristina Kirchner, desde un juzgado periférico a Comodoro Py y con un clima general más contemplativo hacia el jefe del PRO.
Pero los puntos de contacto en sus derroteros superan a las diferencias. “Nos parecemos al kirchnerismo con las marchas en apoyo a Macri”, se quejó el gobernador radical Gerardo Morales. El candidato a diputado Facundo Manes también criticó la estrategia judicial de Macri. Pese a que ni considera la posibilidad de romper la alianza de Juntos por el Cambio, la UCR ya se le anima al expresidente.
El 13 de abril de 2016, Cristina Kirchner protagonizó un acto masivo en las puertas de Comodoro Py. Bajo la lluvia y a sólo cuatro meses de haber abandonado La Rosada, la expresidenta fue citada por Claudio Bonadio. El juez la acusó en la intrincada causa por el llamado dólar a futuro. Ella aprovechó la avanzada judicial para contraatacar a su manera: convocó a las miles de personas que solamente se sienten representadas por ella. Se trata de un capital que quedó herido y puesto en duda tras la derrota de las últimas PASO.
Aquella mañana de 2016, Cristina Kirchner le agradeció a la militancia presente en los tribunales de Retiro. También, a la dirigencia peronista que se mantenía leal a su liderazgo. Acusó al macrismo de perseguirla en complicidad con el juez Bonadío. “Si pudieran prohibir la letra K del vocabulario, lo harían”, graficó. Y propuso ensanchar el “frente ciudadano” en contra de la gestión de Macri.
Mientras Cristina castigaba al entonces presidente desde el escenario de Retiro, Macri compartía acto con el que era gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey. Y por la tarde recibiría en la quinta de Olivos a representantes de las tres CGT: la que comandaba Hugo Moyano, la de Antonio Caló y la de Luis Barrionuevo. Dentro de dos semanas, las tres vertientes ocuparán un lugar de peso en la conducción unificada de la Central sindical.
La judicialización de la política convirtió a los tribunales, tanto los de Comodoro Py como los de Dolores, en nuevos escenarios de la arena ideológica y electoral.
Más de cinco años después, Macri agradeció en Dolores a las mil personas que lo acompañaron a dar su declaración indagatoria. La judicialización de la política convirtió a los tribunales, tanto los de Comodoro Py como los de Dolores, en nuevos escenarios de la arena ideológica y electoral. La causa contra Macri es más incómoda que la del dólar futuro, en la que Cristina Kirchner fue sobreseída. El ingeniero de la UCA está sospechado de haber mandado a espiar a los familiares de las víctimas del submarino ARA San Juan.
Los organizadores del evento para “bancar a Mauricio” intentaron darle amplitud. En concreto, que no fuera un acto hecho por y para los halcones mauricistas. Lo lograron a medias. No hubo más de mil personas en Dolores, con escasa presencia de radicales. El senador Luis Naidenoff y la vicepresidenta del partido Alejandra Lorden fueron la excepción. Tampoco Horacio Rodríguez Larreta, ni María Eugenia Vidal viajaron 200 kilómetros hasta Dolores. En compensación, el miércoles le habían dado su apoyo con una foto conjunta en Vicente López. Mientras Macri arengaba a su núcleo duro, Larreta tomaba un café con el candidato a concejal Roberto Costa en Escobar. Y Vidal encabezaba un encuentro con jubilados.
En su breve discurso, Macri denunció una “obsesión con mi persona” y afirmó que la citación judicial no tenía fundamentos. Le agradeció a Patricia Bullrich por “estar siempre en todas”. Y cerró: “Ya no somos borregos, estamos empoderados”.
Pese a los paralelos con la suerte de Cristina Kirchner en la transición al despoder, Patricia Bullrich ensayó otra comparación. Una que se mantuviera bien alejada del peronismo, espacio en el que militó La Piba hasta fines de los noventa. “El de Mauricio fue, junto al de Alfonsín, el gobierno que generó autoridad y moral pública. Aquellos que hicieron la diferencia”, opinó. La referencia histórica pasó de largo en una audiencia amarilla que sólo quería escuchar a su líder.
A casi dos años de haber abandonado La Rosada, los cambiemitas aprendieron lo que a la familia peronista le llevó casi cuatro. Y lo que además le costó al Frente de Todos una fractura expuesta difícil de cicatrizar. Podrán cuestionarlo, rebajarlo y hasta burlarse de Macri. Pero los integrantes de JxC no llegarán al punto de la ruptura. Saben que con Macri no alcanza, pero sin él no se puede. Y aunque se pudiera, no encuentran incentivos para intentarlo.
AF