A 13 años clavados de su voto en contra de las retenciones, Julio Cobos se resignó. El senador mendocino afirma que sus chances de ser presidente quedaron en el olvido. Cobos considera que le faltó el apoyo de la UCR para llegar a la Casa Rosada. Ahora, un poco desde el costado del camino, mientras se postula como precandidato a diputado por su provincia, el exvicepresidente opina que la PASO bonaerense de Juntos sellará la suerte del PRO y del radicalismo. Del PRO o del radicalismo. En caso de que Diego Santilli gane la primaria, Cobos percibe a un Horacio Rodríguez Larreta enfiladísimo para competir por la presidencia en 2023. Si el ganador fuera Facundo Manes, en cambio, se organizaría una montonera de aspirantes radicales. En boleta compartida con el presidente radical Alfredo Cornejo y el gobernador Rodolfo Suárez, quien es una especie de candidato testimonial, el senador Cobos afirma que Alberto Fernández nunca terminó de tomar el mando del gobierno.
En caso de ganar, usted pasará de estar en minoría en el Senado a integrar un interbloque empatado con el oficialismo en Diputados. ¿Le gusta el cambio?
El desafío es más grande. Lo que nos toca en el Senado es oponernos de la mejor forma posible, pero dependemos de la voluntad del Frente de Todos para que acceda a nuestros cambios, iniciativas, ideas y propuestas. El oficialismo tiene un número categórico en el Senado. Y se mueve en función de las decisiones que toma Cristina y el Frente en sí. En diputados el desafío es hacer la mejor elección posible en cada provincia, para mantener un equilibrio que nos permita seguir resistiendo a los proyectos más polémicos, como la reforma judicial. Hay protagonistas con gran proyección, como María Eugenia Vidal, Diego Santilli y Facundo Manes que se postulan. Va a ser interesante.
Sin reelección posible, el gobernador Rodolfo Suárez es candidato a senador suplente. Y en 2023 podría asumir la banca, en caso de que Cornejo ganara la gobernación. La constitución provincial, sin embargo, se lo impide. ¿Sería lícita esa maniobra?
Eso está en dos artículos de la constitución provincial. Todos los intentos de modificación han fracasado. Pero eso cambió en el 94, con la nueva constitución nacional. Por eso interpretamos que esos dos artículos están en desuso, porque si no elegiríamos a los senadores a través de voto indirecto. Tenemos planteados realizados. Veremos qué resuelve la Cámara Electoral, que cuenta con un juez muy cuestionado como Walter Bento. También pedimos que se aparte.
¿Pero van a acatar lo que resuelva la justicia?
No tenemos alternativa. Haremos la presentación a través del organismo partidario y esperaremos la resolución.
Su lista, con Cornejo como candidato a senador, va a competir contra la senadora camporista Anabel Fernández Sagasti. Usted tiene buena relación con ella en el Senado, ¿no?
Ella lidera el peronismo en Mendoza. Y también competiremos con Adolfo Bermejo, el primer candidato a diputado del Frente de Todos. Los conozco bien a ambos. Él era intendente de Maipú cuando yo era gobernador. Tengo buena relación con ambos. Con Sagasti trabajamos y acordamos un proyecto de ley: el de etiquetado frontal. Pero las elecciones son elecciones y hay que confrontar. Lo haremos con respeto, a partir de ideas. Nosotros defenderemos al gobierno provincial. Será la ciudadanía la que decida.
Cuentan con la ventaja de gobernar en la mayoría de los municipios mendocinos
Conducimos en 12 de los 18 municipios. Y lo hacemos bien. La imagen del gobierno es buena. Aparece siempre entre las primeras por provincia. Aparte de que nosotros con Cornejo y Suárez traccionamos la lista nosotros, también están los intendentes. Por eso las encuestas nos dan bien.
¿Percibe el clima de campaña o cree que la sociedad está en otra sintonía?
Nosotros vamos a empezar la campaña por Malargüe, al sur de la provincia, el miércoles próximo. Pero vemo una campaña muy limitada, concentrada en actos puntuales. Algunos encuentros, almuerzos con cámaras empresariales. Yo acostumbro a recorrer los barrios, pero esta vez puede resultar contraproducente. Se necesita prevención y cuidado social. Va a ser una campaña tranquila.
El diputado mendocino José Luis Ramón se pasó al Frente de Todos. ¿Cómo vio ese salto?
Ramón tiene origen en el radicalismo. En 2013 presentamos un proyecto conjunto para declarar servicio público a la telefonía celular. Él me acompañó. Ahora está en el Frente de Todos. Es una figura que tiene impacto comunicacional por las formas: revolea la frazada, aparece mucho en los medios. Se veía venir porque ya actuaba apoyando y dando quórum a los proyectos del oficialismo.
Su boleta competirá contra otra lista en la PASO. ¿Hicieron un acuerdo de competencia pacífica?
Sí, va a ser una primaria tranquila. Hicimos un acuerdo de no pegarnos abajo del cinturón. Además nos conocemos. Al bodeguero Rodolfo Vargas Arizu, precandidato a senador, lo invité a giras buscando mercados internacionales. En Mendoza es muy fuerte la articulación público-privada. Y la vendimia es política de Estado, por ejemplo. No va a haber golpes bajos. Nuestros estilo no es atacar a los adversarios, es exponer ideas. Y la ciudadanía mendocina lo ve bien.
En la provincia de Buenos Aires, en cambio, hubo cruces ásperos ya entre Manes y los candidatos macristas.
Sí, son los primeros cortocircuitos. Pero ya se están acomodando las cosas para no llegar a este tipo de chicanas. Porque es tirarle tierra al propio espacio.
¿Quién empezó el cruce, Manes o el larretismo?
Fue Facundo con los impuestos de la ciudad al servicio de la campaña de provincia. No cayó bien, por más que uno tenga el corazoncito con Facundo. Pero la falta de experiencia hizo que cometiera un error. No hay que copiar lo malo. En eso Horacio Rodríguez Larreta es un ejemplo porque nunca dio golpes bajos. Creo que ni contestó.
Hubo otro cruce entre radicales: Mario Negri criticó a los senadores macristas de Córdoba y Martín Lousteau le retrucó. ¿Qué pasó ahí?
Se equivoca Negri. Parece que todos tienen el objetivo de ir al senado a ver quién se pelea más con Cristina Kirchner. Buscan polarizar por ahí. Pero los dos senadores cordobeses fueron muy buenos. Tanto Laura Rodríguez Machado como Ernesto Martínez. Pero no son buenos por pelearse, sino porque son trabajadores, presentan ideas y proyectos. Esta forma de expresarse en campaña merece una aclaración. Luis Juez dice lo mismo. Se ve que en una provincia muy antikirchnerista eso rinde bien. Pero a la vez deja mal parados a los que están en el Senado actualmente. Estamos haciendo un gran esfuerzo por mantenernos unidos. Y eso no es fácil cuando sos oposición. Al kirchnerismo y al peronismo no les pasó: se separaron. A veces en el Senado votamos divididos por representar a distintas provincias. Pero se trabajó bien. Y son figuras que merecen respeto. Lo de Negri fue un exabrupto, se equivocó.
¿En estas peleas influye la pulseada por quién va a presidir la UCR en reemplazo de Cornejo?
Influye. Hay sectores que ven con buenos ojos a Lousteau. Y otros, a Gerardo Morales. Veremos qué ocurre partidariamente. Lo que sí veo con buenos ojos es que se mezclen figuras del PRO y la UCR en las listas provinciales, como en Córdoba. Eso genera una mejor simbiosis. Porque sino las consecuencias se ven cuando se gobierna. En la experiencia de Macri, la UCR sólo fue parte de una coalición parlamentaria.
¿Y en la puja entre Lousteau y Morlaes usted a quién apoya?
No lo tengo decidido aún. Además no soy delegado del comité. Pero seguramente la UCR de Mendoza acompañará a Lousteau.
¿La participación de la UCR en el gobierno de Macri se limitó a formar parte de una coalición parlamentaria nada más?
Es que no formamos parte. Nuestra participación fue muy escasa. Tuvimos muy pocos ministros, que encima decidió el PRO. Julio Martínez fue el único sugerido por la UCR. El resto no fue producto de acuerdos partidarios para definir espacios de poder.
Pero el radicalismo hizo algo más. Le dio territorialidad al PRO y sirvió para “blanquear” un poco la figura de Macri. ¿No le parece?
Si la UCR no habilitaba una primaria con el PRO y seguía con el esquema de UNEN, Macri no llegaba a la presidencia. Hubiera sido imposible que ganara. Pero los resultados de la PASO fueron contundentes: los votos de Ernesto Sanz y Carrió fueron mínimos. Por eso ni bien Macri ganó, el PRO se impuso sobre el radicalismo.
En 18 provincias habrá PASO entre distintos candidatos de Juntos por el Cambio. ¿Es positivo o es una señal de debilidad?
Siempre defendí las primarias porque los candidatos que surgen no solo tienen conformidad del partido sino también de la sociedad. Menos riñón partidario y más apego social. Las primarias siempre potencian a los espacios. El tema es que los resultados que se consigan en la provincia de Buenos Aires van a captar mucha atención. Entre Santilli y Manes, el resultado será definitorio para la UCR y el PRO, y especialmente para Larreta en el PRO. Pero la primaria tiene un valor positivo. Claro que el que gobierna en general no quiere correr riesgos y busca acuerdos de unidad.
¿El resultado de la PASO bonaerense será decisivo para definir el liderazgo de Rodríguez Larreta?
Lo veo así. Él se juega mucho. Le pasó a Macri en la primaria de la Ciudad entre Gabriela Michetti y Larreta. Si ganaba Michetti, Macri no hubiera tenido margen para ser el futuro presidente. La Provincia no es el territorio de Larreta, pero él se juega mucho ahí.
¿Y el radicalismo qué se juega en la suerte de Manes contra Santilli?
El radicalismo hasta que no tenga candidatos fuertes en dos distritos importantes como Capital y Provincia se despide de ser alternativa para conducir el país. Y hoy tiene una figura posible: Manes.
¿Cómo lo ve a Manes en este nuevo papel de candidato, sometido a críticas, debates y operaciones?
Lo conozco. Es una persona preparada e inteligente. Pero una cosa es ser candidato y otra su desempeño como neurocientista. Si bien daba mensajes políticos, esto es distinto. Va a tener que estar preparado para recibir elogios y también críticas. Hay que saber medirse. Va a tener que estar bien asesorado y pulir ese aspecto. Facundo tiene vocación por lo público. Siempre me manifestó su interés por hacer política en la Provincia. Ahora lo concretó.
¿Si Manes le gana a Santilli qué panorama se le abre?
Puede pensar en dos cosas: la gobernación bonaerense o proyección nacional. Ir por la presidencia.
¿Macri qué papel está jugando, tan corrido del centro de la escena?
Mauricio se dio cuenta, después de la presión que le metió Larreta con la candidatura de Vidal y corriendo a Bullrich, que lo mejor era tomar distancia y no interferir. Y lo está respetando.
¿Y ese corrimiento de Macri es positivo para el espacio de JxC?
Nos permitió manejarnos con más libertad, sobre todo al PRO de Larreta.
¿Qué presidenciables ve ahora en Juntos por el Cambio?
Hoy Rodríguez Larreta lidera. Tiene prestigio y hay que apoyarlo. No hay que darle golpes bajos. Es una figura interesante. Tiene la oportunidad de mostrar que es un líder político además de ser un excelente gestor en Capital y de la pandemia. Ahora tiene que mostrar que las decisiones que tomó dan resultados favorables. Si Santilli gana la PASO su liderazgo será indiscutible. Pero una derrota alentaría a las figuras del radicalismo para la presidencia.
¿A qué figuras radicales impulsaría para la presidencia un triunfo de Manes?
Al propio Facundo, a Gerardo Morales, a Cornejo, a Lousteau. En lo inmediato Lousteau quiere ser jefe de gobierno porteño. Pero también podría ser.
¿Su oportunidad de llegar a la presidencia ya pasó?
Sí, ya fue lo mío. Estoy en la culminación de mi carrera política. Pensé bastante en aceptar la candidatura a diputado. Pero me siento bien de salud, tengo juventud interna. Quiero transmitir mi experiencia, mis errores y aciertos para que el radicalismo sea una alternativa dentro de dos años.
¿Qué le faltó para llegar?
Fue difícil. El radicalismo no me apoyó en las dos oportunidades que tuve. En 2011, cuando el candidato fue Rircardo Alfonsín. En 2015 nuevamente. Di la pelea en la convención, pero perdí y Sanz condujo el espacio. Desistí. Sin el apoyo partidario es difícil llegar.
Usted conoce bien a Cristina Kirchner y a Alberto Fernández. ¿Cómo imagina la relación entre ambos?
Es difícil. Los conocí bastante a los dos. Él era jefe de gabinete y ella presidenta, cuando yo era vice. Antes también, cuando yo era gobernador. Yo esperaba que Alberto asumiera el poder como presidente, obviamente con respeto a la figura que lo había impulsado.
¿Ve más peso de Cristina que de Alberto?
Los trazos gruesos de política exterior e interior los marca Cristina, en muchos casos a contramano de los que piensa Alberto. Sobre todo en política exterior, con Venezuela y Nicaragua. La de Cuba es una situación distinta porque evoca emociones del pasado, pero los gobiernos a esta altura de la historia tienen que ser democráticos.
AF