La propuesta de Javier Milei de eliminar el peso y el Banco Central para adoptar el dólar despierta temores de hiperinflación de los economistas que calculan que la moneda norteamericana podría dispararse de los $ 469 actuales del blue a $8.000. También enciende la preocupación de quienes conocen que ni en Ecuador ni en El Salvador la dolarización solucionó los problemas económicos y sociales, más allá de acabar con la inflación. Pero la propuesta económica del candidato presidencial de La Libertad Avanza va más allá de la idea de abrazar la divisa: implica un fuerte ajuste del gasto público de 13 puntos del PBI, mayor al de 8 puntos que calcula su rival Horacio Rodríguez Larreta; privatización de casi todo, desde el conjunto de las empresas estatales, excepto Aerolíneas Argentinas, a la que considera invendible y se la entregaría a los empleados, hasta la educación (repartirá vouchers para pagar el colegio) y el régimen jubilatorio; una flexibilización laboral que elimine la indemnización por despido; y una suba de tarifas de servicios públicos que sólo se compensaría en parte por rebajas impositivas.
En el plano fiscal, el postulante libertario en ascenso propone una considerable reducción del gasto público. Por un lado, podará los subsidios energéticos y al transporte público, que representan 2 puntos del PBI. Sus asesores niegan que se trate de un tarifazo porque juran que de alguna manera lo compensarán con reducciones de impuestos en la factura final. Por otra parte, se podará el punto del PBI de déficit de las empresas estatales sencillamente privatizándolas todas menos Aerolíneas. Incluso aquellas que no pierden como YPF se privatizarán. Las ventas incluirán desde Energía Argentina SA (Enarsa) hasta los ferrocarriles, desde AySA y el Correo hasta los medios públicos. Sólo quedará fuera la aerolínea de bandera porque creen que nadie la querrá comprar en un mercado desregulado donde crezcan Flybondi y Jetsmart y aparezcan eventualmente otras. Proponen entregársela a los empleados, pero sin subsidios. Que se arreglen como puedan. De todos modos, Aerolíneas acaba de anunciar que redujo en 2022 su rojo al menor nivel desde su reestatización en 2008, unos US$ 246 millones, y apunta al equilibrio en 2023.
En los últimos días, Milei abogó por cambiar el sistema educativo por uno de vouchers que se repartirán a todas las familias para que después paguen la escuela que elijan, ya sea estatal o privada. También dijo que quiere volver al régimen privado de administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP), en el que cada trabajador ahorre para su futuro retiro, en lugar del actual reparto de los aportes entre los jubilados actuales.
En línea con su discurso contra la “casta política”, más allá de que muchos de sus dirigentes hayan estado antes en otras fuerzas, La Libertad Avanza sostiene que apuntará sobre todo a reducir el “gasto político” con disminución del número de ministerios y desaparición de reparticiones. “Hay que bajar todas las estructuras que generan puestos de trabajo, trabajar programa por programa para ver qué eliminar, desde el Ministerio de la Mujer hasta el Inadi (Instituto contra la Discriminación)”, cuentan cerca de Milei.
Transferencias y retenciones
El líder de la derecha extrema también apunta contra las transferencias a las provincias, igual que Larreta, quien considera que hay 5 puntos del PBI con gastos que se superponen entre la Nación y los distritos en materia de educación, salud y gasto social. Pero La Libertad Avanza, que busca diferenciarse a toda costa del jefe de gobierno porteño, al que tacha de “comunista”, aclara que la superposición radica en la “administración de los programas”, no en las erogaciones en sí.
Con el ajuste del gasto de 13 puntos del PBI más que terminará en teoría con el déficit fiscal primario (antes del pago de deuda), que el año pasado fue del 2,5%, aunque en el pasado los recortes de erogaciones hundieron la economía, la recaudación tributaria y, por tanto, elevaron el rojo. Milei se supone que busca recortes tan siderales para a la vez bajar los impuestos. Por lo pronto, ya le prometió al auditorio de la Sociedad Rural Argentina (SRA) el 12 de abril pasado que eliminará desde el arranque las retenciones al campo, a la que vez que liberará el cepo cambiario. Lo mismo les juró a los productores de la SRA Patricia Bullrich, mientras que Larreta les aclaró que ambas medidas no podían adoptarse al inicio dentro de un programa consistente. Con el jefe de gobierno porteño coincidió esta semana en el Consejo Agroindustrial Argentino el economista Carlos Melconian, que desde la Fundación Mediterránea prepara un plan para quien quiera adoptarlo y que recordó que ya la gestión de Mauricio Macri, con su primer ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, levantaron el cepo y las retenciones al iniciarse en 2015 y terminó reponiéndolos en 2018 y 2019. Otros recortes tributarios de Milei apuntarían a impuestos considerados “distorsivos”, como el que grava las transferencias financieras y los cheques.
El libertario planea una reforma laboral, aunque por ahora se limita a dejar trascender que eliminará la indemnización por despido y la sustituirá por un seguro de desempleo. Este subsidio se pagará con un fondo al que irán aportando los empleadores y los trabajadores. La propuesta resulta similar a la que ya elaboraron en 2021 Larreta y el senador Martín Lousteau, inspirados en el convenio de la construcción, aunque la comparación irrita a los libertarios, que quieren distanciarse de ambos. Para felicidad de Milei, el jefe de gobierno porteño reconoció hace poco que aquella idea de hace dos años ha sido puesta en revisión porque ha descubierto que no todos los sectores funcionan como el de los obreros de la construcción.
Milei habla de “offshorizar la banca para evitar que el Estado manotee la plata de la gente”. Es decir, poner los ahorros fuera del país y del control tributario. En su entorno juran que así habrá un “sistema bancario más sólido y que genere inversión”. Por último, buscarán un “sistema de competencia de monedas, que tendería a la dolarización por decisión de los propios actores de la economía”, según sus asesores. En el discurso ante la Rural admitió que adoptaría el enfoque que le acercó el economista Emilio Ocampo, profesor de la ultraliberal Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos (UCEMA). “Ocampo plantea cómo hacer la dolarización, cómo resolver la bola de las Leliq (Letras de Liquidez), calcula cuántos dólares necesitás para dolarizar”, explican cerca del candidato presidencial. “Y si se dispara el dólar, será porque antes había un problema”, se consuelan.
Dolarizar
“Nadie en su sano juicio puede creer que hoy sería viable dolarizar a 2.000 pesos por dólar (base monetaria/reservas), menos aún a 8.000 pesos por dólar (M3/reservas netas), o a los valores que resultaren de estos cocientes el 10 de diciembre de 2023”, escribió Ocampo en su blog el 13 de abril. El M3 es uno de los agregados monetarios. M1 es el efectivo más los depósitos en cuenta corriente. El M2 es el M1 más los depósitos en caja de ahorro (o sea, efectivo más depósitos a la vista). Y el M3 es el M2 más los plazos fijos.
“El tipo de cambio de conversión de una dolarización no es el cociente entre base monetaria y reservas de libre disponibilidad (menos aún tomar M3 como numerador), sino aquel que iguala los activos y pasivos totales del Banco Central (BCRA) con una metodología mark-to-market. Al 31 de marzo de 2023, ese tipo de cambio era de 603 pesos por dólar. Pero con un dolarización acompañada de un plan integral de reformas sería lógico esperar una reducción de la prima de riesgo país (y una revalorización de los activos financieros del BCRA). Bajo tal escenario, y suponiendo que la TIR (tasa interna de retorno) promedio de los bonos argentinos cayera a 15% (que equivale a la TIR del bono del Tesoro norteamericano a 5 años más 1.048 puntos básicos de riesgo país, que es el promedio entre enero de 2008 y enero de 2023), el tipo de cambio que iguala activos y pasivos del BCRA sería de 376 pesos por dólar”, calculaba Ocampo antes de la última corrida cambiaria de esta semana. El número es cuestionado desde Juntos por el Cambio hasta el Frente de Todos, pasando por la inmensa mayoría de los economistas de consultoras, universidades, bancos y think tanks.
“La situación de las Leliq es inviable”, se refiere Ocampo a las letras del Central en las que invierten sobre todo los bancos, que a su vez se fondean con los depósitos de la gente. “Con o sin el peso será necesaria su reestructuración. Caso contrario será imposible eliminar la inflación”, concluye Ocampo. Si se reestructuran las Leliq, se teme que corran riesgo los depósitos. El economista de la UCEMA recuerda que ya en el gobierno de Carlos Menem se reestructuraron las deudas del Central y se entregaron los bonos Bonex a los depositantes a cambio de sus ahorros en 1989. En su blog, recuerda que Domingo Cavallo, ministro de Economía de Menem entre 1991 y 1996, elogió el plan Bonex: “Lejos de ser una confiscación de depósitos, como se dice, fue una forma de ir anticipando la dolarización de los depósitos, para protegerlos de la desvalorización inflacionaria. El único error fue no acompañar el Plan Bonex por el Plan de Convertibilidad”, se refirió al esquema por el que el peso se ató al dólar en 1991.
“Hay que llevar las reformas estructurales al límite para que no sean reversibles”, dijo Milei ante la Rural. Se refería no sólo a la eliminación del peso y la adopción del dólar. Apuntaba a todas las variables que busca cambiar con una receta ultraliberal que no hay país en el mundo que haya aplicado tan a rajatabla. Aunque Melconian confesó esta semana que el plan de Milei es la “nada, cero coherencia de un programa”, coincide con él en algo no menor: la reversión de las contrarreformas que el kirchnerismo aplicó en estos 20 años después de la década menemista. “Si en 2003 no se revertían las reformas noventistas, este era otro país”, confesó el economista de la Mediterránea. Milei, admirador de Menem, no puede más que coincidir con él.
AR