El miércoles arranca la campaña

Elecciones en CABA: el test electoral que definirá el futuro de la lapicera de Karina y el liderazgo de los Macri

El día que Jorge Macri decidió desdoblar las elecciones porteñas e implosionó la posibilidad de un acuerdo con Karina Milei, el jefe de Gobierno porteño creía que desnacionalizar los comicios porteños le permitiría debilitar la marca de La Libertad Avanza y reivindicar el PRO allí donde más mide, su bastión, la Ciudad de Buenos Aires. Casi tres meses después, hasta los propios coinciden en que fue un error. El desgaste de la marca y de la gestión macrista amenazan, hoy, con derrumbar el imperio PRO en CABA. Y en LLA se relamen: la secretaria general de la Presidencia tiene planes para la Ciudad y la elección local será su prueba piloto.

La elección porteña es el experimento inicial con el que LLA buscará poner en juego la solidez de un armado 100% karinista. Esto es: candidatos puros que respondan solo a Karina. La secretaria de la Presidencia confía en que el efecto arrastre del sello libertario resultará suficiente para darle impulso a la boleta, más allá de quien encabece la lista, y les permitirá medir fuerzas con el PRO en un territorio que fantasea con controlar a partir de 2027. “No quiere más la extorsión de los partidos chicos. Aprendió de la experiencia de 2023, ahora quieren candidatos que puedan controlar”, explica uno de los dirigentes que participa de la mesa de campaña porteña.

El karinismo quiere evitar escenas como la del jueves pasado en la Cámara de Diputados, en donde la rebelión de un puñado de ex libertarios terminó en un enfrentamiento casi a las trompadas en el recinto. O lo que fue más grave aún: el quórum que el peronismo casi consigue para habilitar el debate de un proyecto que busca quitarle las facultades delegadas a Javier Milei. 

Los protagonistas de la insurrección —Oscar Zago, Marcela Pagano, Rocío Bonacci, Lourdes Arrieta— eran todos dirigentes que se habían enemistado con la hermanísima, quien les había cortado la cabeza apenas notó que no podía controlarlos. “Y todos vienen de acuerdos de mierda que tuvimos que cerrar para quedarnos con los sellos”, agrega un libertario de pura cepa. El objetivo, ahora, es evitar acuerdos y segundas marcas. Y es este el principal motivo por el cual un acuerdo con el PRO resulta casi imposible, al menos en la Ciudad. Una realidad que Jorge Macri viene advirtiendo, con amargura, a los propios cada vez que le reclaman que cierre con LLA: “Es Karina la que no quiere acordar”, insiste.

La LLA observa que la elección porteña es su oportunidad para terminar de destruir al PRO. Con los votos. En las últimas encuestas, el sello de LLA, sin especificar quién será su candidato, mide poco más de 25 puntos: un número que, de verificarse en la elección, sobra para renovar las seis bancas que pone en juego. El PRO está más atrás, con 22-23 puntos, muy por detrás del candidato que pica en punta en esta elección, que es Leandro Santoro

El candidato de Unión por la Patria, que cuenta con un elevado nivel de conocimiento y planea “bajar” a la Legislatura para preparar el terreno para su candidatura a jefe de Gobierno porteño en 2027, es quien mejor mide en todas las encuestas. Hasta sus mayores detractores anticipan que el verdadero batacazo de la elección porteña no lo dará ni LLA ni el PRO, sino Santoro, que es quien mejor puede aprovechar la fragmentación del voto de centroderecha. 

En contraposición, quien está más complicado —insisten dirigentes de LLA, el PRO y el radicalismo— es Jorge Macri. No solo porque pone en juego el control de la gestión local, sino porque su todo su futuro político se ve amenazado. Y no solo por LLA, sino por otro actor que, pese a varios intentos, los Macri no supieron bajar: Horacio Rodríguez Larreta. El ex candidato a presidente vuelve al ruedo la semana que viene y, antes de que cierre el plazo para la presentación de las alianzas, anunciará su candidatura.

La pelea PRO

Si bien LLA aún no define quién encabezará su lista —se barajan nombres de outsiders como Horacio Cabak o Iván de Pineda, pero ninguno ha aceptado aún—, sí logró algo más importante: el corrimiento de Ramiro Marra de la carrera porteña. El miembro fundador de LLA, caído en desgracia por su enfrentamiento con Karina, analizaba renovar su cargo de legislador junto a otros excomulgados y se presentaba como la mayor amenaza al plan karinista: su candidatura rompía con el voto libertario y, en un elección reñida, podría representar la diferencia entre ganarle o no al PRO. En las últimas horas, sin embargo, Marra se tomó un avión a Italia y en los pasillos de Uspallata se rumorea que no presentará lista el próximo miércoles cuando cierren las alianzas.

En el PRO sucede lo contrario. Mauricio Macri, anticipándose hace semanas de que sería imposible cerrar un acuerdo con LLA, viene barajando candidatos de peso para encabezar la lista porteña. Uno de los nombres que suena con más fuerza es el de María Eugenia Vidal, que hoy trabaja como jefa de campaña del macrismo para la elección porteña y ya comenzó a recorrer las comunas de cara al 18 de mayo. Quien comenzó a hacer lo mismo, sin embargo, es su amigo y ex aliado, Horacio Rodríguez Larreta, que está decidido a encabezar una lista a legislador porteño.

En el entorno del exjefe de Gobierno porteño, que quedó golpeado tras la derrota de la interna presidencial con Patricia Bullrich, aseguran que la Legislatura porteña es el lugar ideal para el regreso de Larreta. Argumentan que es una competencia en la que tiene un nivel de conocimiento del 100%, que apenas se necesita aparato porque se vota con boleta única electrónica y que el adelantamiento de la elección permite hacer una campaña focalizada solo en la Ciudad. Una campaña que, argumentan en su entorno, le permitirá exhibir su mayor arma: la defensa de la gestión de los últimos ocho años versus la gestión actual de Jorge Macri, duramente cuestionada en la mayoría de las encuestas y focus que maneja el dirigente porteño.

El problema de la imagen de Jorge Macri es una constante que se registra en todos los comandos de campaña, no solo el de Larreta. En el PRO mismo miran preocupados los números de la gestión, perjudicada por el contexto de ajuste general que atraviesan la mayoría de los gobiernos provinciales. “Jorge mide pésimo, se equivocó al desdoblar”, confiesa un dirigente amarillo que lo conoce hace más de 20 años. Pero el problema no es solo la gestión: las declaraciones de Lilia Lemoine, quien acusó al jefe de Gobierno porteño de mandar fotos íntimas a mujeres, repiquetearon en el espacio más de lo que se conoció públicamente. En la Jefatura de Gobierno desmienten la acusación de la diputada libertaria, pero varios dirigentes del PRO admiten, por lo bajo, que conocen los rumores y que es algo que temen que pueda saltar en la campaña. 

Los Macri, sin embargo, pondrán toda la carne al asador y encabezarán una campaña 100% amarilla que reivindique la historia del PRO como un partido del “hacer”. La elección porteña es la prioridad número uno del expresidente y dedicará toda su energía a no perder el control del distrito que vio nacer su carrera política. Desde participar de recorridas hasta comprometerse con la gestión, respaldado al primo con la designación de Horacio Giménez al frente del Ministerio de Seguridad, luego de la salida de Waldo Wolff, y de Hernán Lombardi al frente del Ministerio de Desarrollo Económico: dos nombramientos que, junto a la designación de Laura Alonso como vocera del gobierno, pretenden darle mayor volumen político al gabinete de Jorge.

“Acá nadie tiene el peso que tenía antes de Milei. Llegó el momento de revalidar los títulos”, provoca, sin embargo, un exPRO cercano a Larreta que anticipa, que para muchos, la elección porteña del 18 de mayo será una gran PASO que definirá quien tiene qué de cara a 2027. Sin saberlo, Karina Milei y Horacio Rodríguez Larreta coinciden en una misma premisa: en la cancha se ven los pingos y mejor ir separado y saber cuánto se mide que acordar para arañar más votos. 

MC/JJD