El último cara a cara ocurrió hace un mes. Fue en las oficinas que Mauricio Macri montó en Olivos, a tres cuadras de la quinta presidencial. Ahí, en el tercer piso del edificio con vista a la avenida Libertador, Macri recibió a María Eugenia Vidal. Poco después el expresidente se entregó a su relax habitual de cada fin de año. Partió junto a su familia al country Cumelén, en Villa la Angostura. La exgobernadora pasó las fiestas en Pinamar con su pareja, el periodista deportivo Enrique Sacco.
Cuando se vieron por última vez todavía no se había difundido el video del Gestapo-gate, en el que el exministro de Trabajo de Vidal blanqueaba una de sus fantasías ideológicas. ¿Cuál? La de contar con una policía secreta como la de los nazis para terminar con los sindicalistas. La fantasía del ex ministro Marcelo Villegas era erradicar, según se ilusionó en la reunión de junio de 2017, a todos los sindicalistas y no solamente al ex titular de la Uocra de La Plata, Juan Pablo “Pata” Medina. “Si yo pudiera tener una Gestapo, una fuerza de embestida para terminar con todos los gremios, lo haría”, aseguró el exministro de Vidal.
En ese punto no existían internas entre la gobernadora bonaerense y el presidente Macri. El discurso antisindical, con especial énfasis en contra de algunos dirigentes gremiales y jueces laborales, era compartido de forma unánime por los gobiernos amarillos. El video recientemente difundido revela los métodos y los aliados de la AFI con los que la administración de Vidal pensaba dar esa batalla.
Las diferencias y tensiones entre el macrismo y el vidalismo llegarían después. Un de los motivos de la discordia fue el espionaje de la Agencia de Inteligencia Federal hacia el interior de la familia cambiemita. En 2017, mismo año del encuentro protagonizado por Villegas y tres funcionarios importantes de la AFI macrista, la agencia abrió seis bases en el conurbano bonaerense. El objetivo declamado era combatir el narcotráfico. Pero esa expansión terminó generando una fricción entre La Rosada y el gobierno de Vidal. En el ministerio de seguridad bonaerense de Vidal, a cargo de Cristian Ritondo, sospecharon que el llamado proyecto AMBA derivó en espionaje ilegal contra algunos dirigentes del propio macrismo.
Los exjefes de la AFU, sin embargo, negaron esa versión. Lo hicieron a principios de 2019, cuando se conoció otro escándalo vinculado al espionaje extorsivo en tiempos de Macri presidente. ¿Cuál? El protagonizado por el falso agente Marcelo D’Alessio.
En abril de 2019, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani buscaron dejar algo en claro que Vidal había consensuado el despliegue de las bases de la agencia en el conurbano. Los exdirectores de la AFI así lo destacaron durante su exposición en la comisión bicameral que controla a los organismos de inteligencia, convocados por la entonces oposición kirchnerista. Pero lo cierto es que Vidal fue víctima de espionaje ilegal, realizado por un sector de la AFI, y hasta se presentó como querellante en la causa que investiga ese delito en Lomas de Zamora. Pero la exgobernadora siempre evitó señalar a los responsables políticos de esas maniobras.
Casi tres años después, Mariu apuesta nuevamente al silencio y el siga siga. Los desmanejos de la AFI amarilla representan una caja de Pandora incómoda para Juntos por el Cambio. Y en especial para el PRO. Ningún dirigente macrista muestra demasiado interés en explorar qué pasó en ese sótano entre 2015 y 2019.
“No es la primera vez que nos espían”, afirma un ex funcionario de Vidal. Y agrega, en referencia al video que registró la cita de Villegas con los tres agentes de la AFI y los empresarios platenses: “Obviamente no sabíamos que se filmaba en esa sala del Banco Provincia. Y tampoco podemos saber si hay más videos dando vueltas”. En el canal C5N arriesgaron que existen otras 400 horas de filmaciones ilícitas. Desde la actual conducción de la Agencia de Inteligencia, a cargo de Cristina Caamaño, relativizan ese número. “Si hay más, nosotros no lo descubrimos o directamente no lo tenemos en la AFI”, revela un directivo de la ex SIDE.
Cerca de Macri niegan que el expresidente haya ordenado espiar al vidalismo. Pero tampoco ensayan alguna hipótesis sobre los responsables de un acto de inteligencia ilegal que a esta altura resulta innegable. Los mauricistas ni siquiera se muestran demasiado interesados por el tema. “No podemos hacer autocrítica, si no se sabe bien qué pasó”, se ataja un asesor de Macri. En el entorno del ingeniero de la UCA se enfocan en sus logros políticos recientes. Celebran, por ejemplo, el cese del fuego amigo cambiemita en contra de Macri. “Ya no lo ningunean, ni lo critican en on”, resumen.
En la AFI albertista no creen que en el macrismo convivan las víctimas con los victimarios del espionaje ilegal. En concreto, dudan de que Vidal haya sido completamente ajena a ese modus operandi. Y aportan un dato para reforzar esa mirada: que la AFI macrista le facilitó un teléfono celular encriptado. Un ex funcionario de la exgobernadora confirman la información, pero aseguran que Vidal nunca utilizó el parato provisto por la ex SIDE.
AF