Entrevista

Esteban Marcioni: “Donde se cierra un comedor, avanza el narco creando soldaditos”

Esteban Marcioni es un referente del Frente Popular Darío Santillán, uno de los movimientos sociales con más historia y presencia en los territorios, tanto en el conurbano bonaerense como en todo el país. A casi tres meses de la asunción del Gobierno de Javier Milei, analiza el impacto de las políticas del libertario sobre los sectores populares y advierte: “Donde se cierra un comedor, avanza el narco creando soldaditos” .

-Tres meses casi del gobierno de Milei, con un ajuste brutal sobre los ingresos. Están los datos de cómo aumentó la pobreza, una pobreza que, por supuesto, preexistía al Gobierno de La Libertad Avanza, pero que, según la UCA, ya está en 57,4% de la población, 27 millones de personas. En diciembre era 49,5%, siempre según la UCA. ¿Cómo impacta esto en los territorios donde ustedes están presentes?

-Lo primero que es importante subrayar es que no es que estamos en Suecia y de repente estamos recibiendo un mazazo, sino que ya tenemos una crisis en muchos casos estructurales. Quedó muy visible en la pandemia, en la desconexión de los pibes con la escuela. La recuperación de la escuela por muchos de los pibes está siendo muy compleja. Y eso este gobierno lo lleva a una profundización en cosas materiales muy concretas como, por ejemplo, la alimentación. Hoy lo que se está jugando es si se come o no se come y eso nos da que tenemos los comedores explotados de gente. Se duplicó de diciembre a ahora el número de gente que asiste a los comedores. Nosotros como organización alimentábamos a cerca de 30.000 personas y hoy estamos hablando de cerca de los 60.000.

-En todo el país.

-En todo el país. Yo soy de la ciudad de Lanús. En promedio, tenemos diez comedores. Más o menos comían 1.500 personas en el total de los diez comedores. Hoy estamos cerca de los 3.000. Tenemos una situación de crisis profunda, estructural, de continuidad de muchos años en los barrios populares, que se profundizó con el gobierno de Macri. La pandemia eso lo llevó mucho más al fondo. Y ahora lo que estamos recibiendo en estos casi tres meses está siendo terrible. Y lo que está de alguna manera salvando que este escenario no se complique aún más es el entramado comunitario, de las organizaciones, de las iglesias, de los clubes de barrio, las salitas comunitarias, los médicos que trabajan en esas salitas. O sea, está fortaleciendo el entramado comunitario atajar la grave situación para que no se nos vaya de las manos y, sobre todo, para que ningún pibe se nos muera de hambre, que es lo que hoy se está jugando.

-Milei dijo en el discurso de apertura de sesiones ordinarias dijo que el gobierno dio de baja 52.000 beneficiarios del Potenciar Trabajo. Obviamente lo dijo en el marco de un discurso donde habló de planeros VIP, de irregularidades. Pero lo concreto es que el gobierno frenó la entrega de alimentos en los comedores populares en un contexto de inflación desatada. ¿Qué está pasando ahora con los comedores populares? ¿Qué está pasando con el Potenciar Trabajo?

-Con los comedores una realidad es el conurbano bonaerense, donde lo que estamos viviendo es un incremento de las familias que asisten. Pero el Gobierno de la Provincia sigue entregando un poquito de mercadería que permite que algo de la estructura se pueda mantener abierta o, en algunos casos, los municipios. En el resto del país, sobre todo en el norte, estamos en una situación catastrófica. Nosotros hemos cerrado. Por ejemplo, en la provincia de Tucumán teníamos 300 comedores, los tuvimos que cerrar a todos. Porque podés sostener una dinámica de alimentación solidaria una vez, dos veces por semana. Ahora, construir un sistema de alimentación diaria de las personas eso no hay manera de hacerlo si no es con el Estado apoyando. Eso nos llevó a que tengamos que cerrar muchísimos comedores y en situaciones, por ejemplo, como la inundación de Corrientes. Tenemos compañeros y compañeras en la provincia de Corrientes que hacían comedores, históricos comedores, desde los 80 y los tuvimos que cerrar. Ahora se está organizando para ver cómo paliar con la inundación, pero la realidad es que hay un montón de familias que están dejando de recibir por lo menos un plato de comida, que era el que garantizaba el comedor. Y lo de los comedores va acompañado por la suba de precios. No es que la gente está dejando de ir al comedor y va y revienta la tarjeta en el supermercado. No, lo marcan los números, que no los construimos nosotros: la caída de consumo es permanente. Y en relación al Potenciar, aprovecho para avisarle a todos los vecinos de Salvador Mazza, frontera con Bolivia, que el Gobierno tomó la decisión de que si cruzaron a Bolivia en los últimos meses, les da la baja. O sea, hay calles que conectan Salvador Mazza y Bolivia. Toman decisiones arbitrarias, completamente deshumanizadas y sin conocer las realidades.

-Con el argumento de que salen al exterior.

-Lo mismo va a pasar en Clorinda, en Formosa, y en todas las ciudades de frontera. Le van a dar de baja a los vecinos y vecinas porque cruzaron, que es lo normal. Tienen familiares del otro lado, cruzando la calle. Pero el Gobierno ha decidido darle de baja bajo el argumento de que salieron del país, construyendo una imagen de que la gente es rica y sale del país por ir a visitar a su familia que está cruzando la calle.

-¿Cuál es el mensaje de los gobernadores? Sabemos que hay una tensión entre gobernadores. No en todos los casos es la misma la tensión, pero el ajuste del Gobierno de Milei va sobre sectores desfavorecidos, sectores populares, y también hay una puja con los gobernadores. En el caso de Tucumán, donde cerraron 300 comedores, ¿cuál es el mensaje en ese caso de un gobierno del peronismo?

-Hubo continuidad de la decisión del Gobierno nacional, argumentando que no le mandaba la partida o no le mandaba los alimentos. En muchas de las provincias está habiendo continuidad. En algunos casos puede ser un argumento válido decir: che, si yo recibía una partida del Gobierno nacional que hoy no la tengo, no puedo comprar la comida para mandarles. Bueno, con argumentos válidos incluso, hay una continuidad de la línea del Gobierno nacional de no sostener los comedores y los merenderos.

-O sea, acoplarse a ese ritmo de ajuste que baja Nación y no buscar manera de contener de alguna manera. Estamos hablando de un ajuste que, podríamos decir, recién empieza. Si bien va con una velocidad escandalosa y una violencia que es muy impactante, también podemos decir que esto es un proceso incipiente. No sabemos cuánto puede durar.

-Sí, y hay que ver también con qué nivel de profundidad, porque a nosotros la sensación que nos da es que el Gobierno plantea, desde un análisis errado, avanzar sobre ciertos programas para destruir el tejido comunitario, las organizaciones sociales. Y la realidad es que en nuestro país las organizaciones sociales somos mucho más que la entrega de alimentos, mucho más que el Potenciar Trabajo. Por ejemplo, en la ciudad de Lanús, donde estoy, y en muchos otros lugares del conurbano y del resto del país, las organizaciones tenemos jardines comunitarios de primera infancia. En un jardín que tenemos en Lanús, van 40 pibes, vecinos del barrio. Van de 45 días hasta los tres años de forma gratuita. No existe otra oferta similar en la ciudad de Lanús que no sea nuestro jardín y experiencias similares. O, por ejemplo, panaderías que están garantizando el kilo de pan a 1.000 $ para que los vecinos lo puedan comprar. Las organizaciones sociales no somos las mismas que cuando nacimos en los 90 o en los 2000. Hoy hay un tejido comunitario. Por ejemplo, en pandemia garantizamos que no se mueran un montón de vecinos de los barrios populares por el COVID, porque estábamos alertando de la situación, acompañando a las familias y en muchos de los casos -a mí me tocó ser parte de eso- éramos nosotros los que sacábamos a los vecinos y los llevábamos a los centros de aislamiento. No somos solo comedores, no somos solo el Potenciar Trabajo. Hay un entramado comunitario que garantiza educación inicial, educación para adultos, bachilleratos populares, cuestiones vinculadas a la salud. En un operativo el otro día que hicimos en un barrio popular acá del conurbano, se colocaron 250 vacunas, que la salita del barrio no las tenía, 47 chips para prevención anticonceptiva. Eso también somos las organizaciones. Y eso no lo van a poder desarmar ni tirando abajo la cuestión alimentaria, ni el Potenciar. Lo que generan es que un montón de vecinos de los barrios populares no puedan comer y ahí además acuden a las organizaciones para poder resolverlo.

-Milei habló de que muchos de los beneficiarios del Potenciar Trabajo estaban cobrando de forma indebida. Y tengo dos preguntas. Por un lado, ¿qué pensaste cuando lo escuchabas? Y por otro lado, ¿cómo se desmonta ese discurso para las organizaciones sociales en el ida y vuelta permanente con sectores populares, con sectores de la clase media con los cuales ustedes también interactúan? Es un gobierno, el de Milei, que obliga a un esfuerzo adicional en esta discusión que ahora vuelve con una violencia muy fuerte. ¿O es la misma disputa de siempre? ¿Cómo lo perciben ustedes?

-Hay una elección de enemigos. El gobierno nacional tiene una elección de marcar algunos enemigos y ha marcado, previo a la asunción, el día de la Asunción y y en el inicio de sesiones, a las organizaciones sociales como uno de sus enemigos dentro de un marco de otro. A nivel personal, lo que da es bronca, sobre todo. Primero, porque hay un serio desconocimiento de la realidad de los barrios populares. No saben de lo que hablan y eso lo comprobamos con las reuniones con los funcionarios. Desde el 10 de diciembre para acá nosotros hemos tenido, salvo con la ministra que nunca estuvo dispuesta a recibirnos, charlas informales, formales, tomando mate, tomando café adentro del Ministerio, afuera del Ministerio. No saben de lo que están hablando. Tienen gente tomando decisiones que no saben de lo que hablan, no conocen la realidad de los barrios populares. Muchos de ellos fueron funcionarios los últimos 20 años. Casi que terminan siendo casta de Estado. O sea, son la casta en persona.

-No solo con el PRO, sino con el peronismo.

-Con el peronismo también. Entonces da mucha bronca. Después, claramente nos requiere muchísimos más esfuerzos. Para nosotros es importante contar todo lo otro que hacemos. O sea, que en el lugar donde se cierra un comedor avanza el narco. No es que avanza el Estado con 200 programas. Hoy la realidad de los barrios populares es que es raro llegar a los 25 años y no haber caído en cana, que te haya matado la policía o que te mate otra banda de pibes del barrio o que te suicides. Porque es un fenómeno que estamos viviendo en los barrios populares: los pibes se suicidan y no porque ven una serie coreana. Se suicidan porque no hay perspectiva de vida, no tienen perspectiva de futuro. Tenemos un montón de casos de pibes suicidados en los últimos años, previo a la pandemia, durante la pandemia y post pandemia, que no se explican por el consumo. No eran pibes que consumían. No tiene ningún tipo de explicación más que ese pibe no encontró salida a su vida o la única salida que encontró fue matarse. Entonces, no es que se corre del medio a las organizaciones y avanza el Estado dando trabajo, formación...

-O el mercado, como ellos proponen.

-No. Nos corren a las cocineras de los comedores populares y avanza el narcotráfico, avanza creando soldaditos.

-Que es una forma de mercado.

-Es una forma de mercado, claro, pero ese fenómeno todavía no tiene gran magnitud en el conurbano bonaerense. Debiéramos estudiar un poco lo que pasó en Rosario o el proceso de lo que pasa en Brasil o en Colombia. Todavía no hay un gran avance del narcotráfico en un sentido de control territorial. Todavía sigue siendo la cana quien controla el negocio narco en los barrios populares. Ahora, cuando aparezca alguien que le ponga más plata a la policía, lo que va a pasar es que sobre los barrios populares va a avanzar el narco organizado y ahí va a ser un problema para quienes militamos en los barrios populares, pero también va a ser un problema para toda la sociedad argentina. Vemos el caso de Rosario. El narco ahí no es un problema de los barrios populares. Es un problema de toda la sociedad y no podemos permitir que eso avance. ¿Cómo hacemos que eso no avance? Fortaleciendo el tejido comunitario, fortaleciendo la red de organizaciones. Ni siquiera organizaciones, movimientos sociales. Para nosotros es importante que estén las iglesias. Es más, si pudieran estar los sindicatos haciendo formación laboral, sería ideal. Si pudiera haber orquestas barriales. O sea, si existiera el Estado en los barrios populares, sería maravilloso. Ahora el Estado en los barrios populares es la cana. No es un programa que te ofrece una perspectiva de futuro.

-La ministra Pettovello envió planillas para que los beneficiarios, las organizaciones sociales, completen con los nombres de los chicos que van a esos comedores populares. Y hay otro fenómeno, no solo está el hambre, obviamente en este contexto de inflación absolutamente descontrolada, sino que en muchos casos las madres de los chicos tienen miedo de llenar esas planillas. Porque justamente el otro mensaje que baja desde el gobierno es la intención de disciplinar, de generar miedo. Y esto ya está generando efecto, ¿no?

-El Gobierno lo que dijo fue: para volver a entregarle alimentos, tienen que cumplir una serie de requisitos y además mandarnos la lista de beneficiarios que reciben los alimentos, un listado de nombre, apellido, número de DNI de cada persona con todos los hijos de esa persona. Lo mandamos y todavía no mandaron un kilo de alimentos. De hecho, la noticia de estos días era que están avanzando en la licitación para la compra de alimento.

-No entregaron nada desde que asumió el Gobierno.

-Además, lo adelantamos, esa licitación va a salir mal, porque era el problema que tuvo el Gobierno anterior y el anterior y el anterior, es que las empresas no se presentan a las licitaciones o se presentan a las licitaciones y se van. Las empresas prefieren pagar la multa que entregar alimentos que les van a pagar seis meses después y que no saben a cuánto lo van a cobrar. Más allá de eso, pedían las planillas y cuando nosotros mandamos a cada compañero y compañera en las provincias, muchas de las respuestas fueron: che, acá los vecinos no quieren llenar la planilla. ¿Por qué? Porque tienen miedo que se lo crucen con la Alimentar, con la AUH y que le den de baja algo. Hay un gran mito construido de que alguien se puede salvar la vida cobrando la Alimentar y la AUH. Si uno hoy suma la Alimentar más la AUH por un hijo, son 77.000 $. ¿Para qué alcanza? Para seis pañales por día. Nadie se hace rico cobrando la Alimentar y la AUH. Lo que nosotros estamos viendo es que hay un sector de la sociedad que está muy desprotegido y que el Gobierno nacional ha tomado la decisión de atacarlo. Lejos de acompañarlo, lejos de apoyarlo y lejos de encontrar cómo salir de la situación en la que está, tiene una decisión de apostar a la destrucción de ese sector y construir una Argentina para pocos. Ese es el proyecto de fondo que lleva adelante Milei. Una Argentina para pocos.

-Leía una nota de Nicolás Salas en Anred y ahí mencionaba un documento del Fondo Monetario Internacional ya de hace un año aproximadamente, que en ese momento decía: hay que dar de baja a 400.000 beneficiarios del Potenciar Trabajo, bajo el argumento de que se iba a crear empleo. ¿Vos pensás que hay un objetivo? No sé si del Fondo, porque no sé si hay sintonía entre Milei y el Fondo en cuanto a la contención social, o si el Fondo está pidiendo efectivamente, como un poco sugería esta nota, dar de baja a 400.000 beneficiarios.

-Ahora dicen que el Fondo está pidiendo que no aplique un ajuste tan grande. Qué sé yo. Sí, claramente, la política económica argentina la viene marcando el Fondo desde que el gobierno de Macri, del actual ministro de Economía, Caputo, decidió pedir ese préstamo, que lo van a pagar nuestros hijos, los hijos de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos por generaciones. Vinculándolo a cuando Victoria Tolosa Paz era ministra, también creo que ahí hay una reflexión que tenemos que hacer los sectores populares, los progresismos, las izquierdas, como lo queramos llamar, los que no nos sentimos representados por este gobierno y por la derecha de alguna manera: no puede ser que todo el tiempo nos corran la agenda. Quien empezó este proceso de estigmatización sobre el Potenciar fue la ministra anterior. El Gobierno actual tiene una decisión de no negociar y de llevar una agenda de profundización permanente. Pero no puede ser que cuando los sectores populares, los progresismos, tienen la posibilidad de ser gobierno, lo único que estén abocados es a ver cómo negociar con la derecha y construir una agenda cada vez más hacia el centro. O sea, o en algún momento se tiene que tomar la decisión de avanzar con una agenda radical en cuanto a recuperación económica de los sectores populares, en cuanto a integración de los sectores populares. Si no, todo el tiempo nos va a estar marcando -o porque sean gobierno o porque sean oposición- la agenda una derecha que está demostrando en nuestro continente que no tiene ninguna voluntad de negociación y que lo que tiene es una agenda cada vez más radicalizada.

-¿Qué pasa con el pulso social y con la paciencia social? ¿Qué percibís en los barrios?

-Creo que está cambiando. Primero porque me parece que el análisis pre 10 de diciembre era que Milei no se iba a meter con nadie. Yo participo en un club de barrio, mis hijas hacen deporte, voy al club de barrio y hablaba con la presidenta y me decía: no, con los clubes de barrio no se va a meter. Bueno, el mes pasado pagó 230.000 $ de luz, este mes 350.000 $ de luz. Se metió con los clubes de barrio. Hablaba con mi vieja jubilada y me decía: no, con los jubilados no se va a meter. O sea, previo a que asuma, parecía que no se iba a meter con uno. Se iba a meter con el otro, con el planero, pero nunca con uno. Lo que está pasando a partir del 10 de diciembre es que se está metiendo con todos: con el que cobra el Potenciar, con el jubilado, con el club de barrio. Eso lo que está haciendo es que haya una pérdida de consenso por parte del Gobierno nacional. No está siendo tan fuerte o tan rápida todavía como nosotros tal vez creemos que podría haber sido o que tendría que ser, pero la realidad es que no estamos ante el mismo gobierno que asumió el 10 de diciembre. Hay un cambio muy importante. Y, sobre todo, creo que hemos aprendido que no sirve un mensaje unificado. Nosotros, previo a las elecciones, hemos hecho una fuerte campaña en contra de que gane Milei. Y lo que aprendimos es que no hay un mensaje único. Hay un mensaje a partir de la realidad de cada persona. Teníamos compañeras que tal vez no les pegaba tanto el mensaje de que iban a privatizar la educación, pero que les molesta lo que está pasando ahora con las personas con síndrome de Down. Hay que aprender que el mensaje tiene que ser mucho más sectorizado, a partir de la realidad de esa persona, y no mensajes tan de cassette. Ahora, sí, el gobierno le pegó a todo el mundo. Hoy todo el mundo tiene algo que le impactó de alguna medida que tomó el gobierno y eso me parece que de a poco está cambiando esa avalancha que era el 11 de diciembre.

Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).

DG/CRM