El caso Paseo Gigena podría dar un giro. El gobierno de Jorge Macri busca despegarse de la decisión de financiar una obra hídrica con fondos de la Ciudad de Buenos Aires para salvar un proyecto inmobiliario multimillonario, vinculado al ministro de Economía, Luis Caputo, y al presidente del Banco Central, Santiago Bausili. Así lo estableció elDiarioAR en base a fuentes oficiales del gobierno porteño.
La compleja obra hídrica ya cuenta con un financiamiento de $3.019 millones provenientes de fondos públicos de la Ciudad. Se trata del corrimiento de caños maestros de agua potable sobre los cuales se construyó el complejo privado de oficinas y locales comerciales denominado Paseo Gigena, como reveló elDiarioAR en diciembre último.
El edificio de cinco plantas y tres módulos se levantó sobre un terreno de la Ciudad, entre las avenidas Dorrego y Bullrich y está casi listo, pero la empresa pública de aguas, Aysa, se negó a habilitar los servicios de agua y cloacas hasta que no se finalice la obra hídrica mayor, debido al riesgo que correrían el edificio y las personas por la ubicación de caños de alta presión debajo del paseo comercial. Nunca debería haber ocurrido, de acuerdo con Aysa.
La obra hídrica compromete además la provisión de agua potable a gran parte de la población de la Ciudad. El presupuesto inicial de la megaobra hídrica es 48 veces el canon mensual que la Ciudad va a cobrar por la concesión del espacio público.
Aunque la obra fue heredada de la gestión de Rodríguez Larreta, la administración de Macri la confirmó cuando envió la adecuación de las planillas de obras públicas para 2024, como estaba previsto, para subsanar el “error” en el proyecto privado Paseo Gigena. Sin embargo, ante la consulta de este medio, fuentes oficiales porteñas informaron que el gobierno de Macri convocará a una mesa técnica para volver a discutir el financiamiento de esta obra e intentará que Aysa se haga cargo de al menos una parte, explicó una fuente con conocimiento directo del caso.
Hay crisis económica, se están ajustando los fondos destinados a las obras públicas y esta no sería una prioridad para el exintendente de Vicente López, aseguraron en el gobierno porteño.
Desde Aysa reiteraron a elDiarioAR que no se harán cargo de la obra. Larreta había apurado la obra hídrica para el periodo 2024, con el edificio ya terminado. “Esta obra no está dentro de las prioridades porque no implica una mejora para el servicio y hasta el momento no imposibilitaba el acceso a las cañerías”, respondieron desde la compañía púbica. “Según el marco regulatorio de la empresa, en el caso de que un tercero quiera 'adelantar' una obra, la misma corre por su cuenta”, agregaron en Aysa.
El problema
Los caños atraviesan en forma transversal un sector del predio donde se edificó Paseo Gigena. Los riesgos de continuar con el escenario actual son altos, explicaron dos fuentes directas del caso, y si llegara a existir un eventual problema con las cañerías, el edificio podría sufrir daños importantes y por consecuencia también las personas. “No se puede construir sobre caños maestros un edificio donde habrá tránsito de gente”, afirmó una de las personas consultadas.
El edificio fue construido sobre un terreno público de la Ciudad, concesionado en 2019 por el gobierno de Rodríguez Larreta. Entonces se realizó una licitación y se otorgó el uso del predio en concesión por 20 años. El ganador fue Fideicomiso Dorrego, un grupo de desarrolladores privados encabezados por BSD Grupo Asesor SA y Coinsa. El proyecto ocupa lo que fue el viejo estacionamiento del Hipódromo de Palermo.
Caputo y Bausili participaron en la financiación de Paseo Gigena a través de su consultora Anker Latinoamérica, como informó elDiarioAR en agosto. Entonces, los ahora funcionarios se dedicaban al sector privado, formaron el fideicomiso y recaudaron al menos US$46 millones para la construcción de este edificio. Garantizaban a sus selectos inversores recuperar su apuesta económica en unos siete años. El problema de infraestructura, sin embargo, había sido advertido por Aysa en 2021, de acuerdo con los documentos a los que accedió este medio.
Ahora, los porteños deberían pagar una obra de alta complejidad para remover esos caños de alta presión y reubicarlos fuera del Paseo Gigena, de acuerdo a los documentos y fuentes consultadas por elDiarioAR.
¿Por qué Aysa no financia la obra? En octubre de 2022, la secretaria de Transporte y Obras Públicas, Manuela López Menéndez, firmó un convenio con Aysa y Fideicomiso Dorrego —el privado a cargo del desarrollo inmobiliario—, en el cual el gobierno porteño se comprometió a financiar la obra.
La empresa de aguas, entonces al mando de Malena Galmarini —esposa del entonces ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, de muy buena relación con Rodríguez Larreta—, se negó en el documento a ser la responsable de subsanar el “error técnico” de haber construido sobre los caños maestros y circunscribió el rol de Aysa a la supervisación de la obra y su posterior aprobación. “La responsabilidad de la obra del desvío de cañerías no corresponde a AySA”, concluyó la empresa ante la consulta de elDiarioAR.
Una obra en duda
Los fondos que deberá destinar la Ciudad a esta obra hídrica figuran en una planilla anexa del Plan Plurianual de Obras del gobierno porteño, que se presentó con el presupuesto de 2024 en la Legislatura porteña, explicó el legislador peronista Juan Manuel Valdés (Unión por la Ciudad).
La administración de Macri ratificó dichas planillas ante los legisladores porteños, pero en la Ciudad una fuente con conocimiento del caso dijo que eso no significa que necesariamente la obra vaya a realizarse y financiarse con esos fondos, ya que las partidas podrían reasignarse. También reconocieron que el convenio firmado con Aysa en 2022 los ata de manos pero, de todas maneras, conformarán una mesa técnica para debatir con la empresa de aguas ciertas alternativas, como financiar la obra a medias.
La Ciudad apelará a la nueva administración de Aysa en base a un párrafo del convenio mediante el cual las partes se comprometieron a “solucionar amigabemente” cualquier “controversia respecto a la interpretación y/o cumplimiento de las obligaciones” planteadas en el acuerdo y arribar a “un entendimiento que contemple en forma concensuada sus respectivos intereses”.
Aún no está claro por qué el Gobierno porteño permitió que se construyera el edificio sobre caños maestros de Aysa ni por qué los privados iniciaron las obras en dichas condiciones. Estos nunca respondieron las consultas de elDiarioAR. Lo que hasta el momento sí está claro es que, por el momento, la obra la pagarán los porteños.
La obra no es nada fácil, aseguraron fuentes directas del caso tanto en Aysa como en la Ciudad. Estos dos caños abastecen de agua potable a unos 500.000 usuarios de la Ciudad en las zonas centro y sur. La línea 1 tiene casi 7 kilómetros de longitud y lleva agua a la Estación Elevadora Centro (Córdoba y Ayacucho); y la línea 2, de casi 15 kilómetros, lleva agua al sur de la Ciudad: San Telmo, Constitución, La Boca y Barracas.
Aysa estableció que sería necesario realizar una obra de alta complejidad para saldar la decisión de construir sobre ese predio, explicó una fuente con conocimiento del proyecto. Sin embargo, la empresa estatal de aguas no se hará cargo del “error” y sólo supervisará la obra para evitar que ponga en riesgo la provisión de agua potable de una gran parte de la población.
Se trata de caños de 1,10 metros de diámetro que datan de 1913 y constituyen un sistema de alta presión de las denominadas líneas 1 y 2, que provienen de la Planta Potabilizadora General San Martín, explicó Aysa ante la consulta de elDiarioAR en diciembre último.
En caso de rotura de uno de los caños dentro del predio la consecuencia sería una inundación casi inmediata, con potenciales daños estructurales y edilicios, que pondrían en grave riesgo a personas allí presentes, sostuvo una de las fuentes consultadas.
La rotura de uno de estos caños ya sucedió en julio de 2017, cuando Paseo Gigena no existía. Entonces, la zona quedó totalmente inundada sobre la avenida Dorrego, frente al Hipódromo.
ED/JJD