Axel Kicillof atravesó semanas difíciles. Relegado a un segundo plano por el protagonismo de Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador también fue el destinatario principal de reproches y cuestionamientos públicos que se encargaron de mantener vivo el recuerdo del fracaso del Frente de Todos (FdT), diluido en discusiones endogámicas que se repitieron durante cuatro años. Por eso, el equipo bonaerense buscará mostrarse al margen de las internas y organizó una “mateada” para cerrar el año con los vecinos de La Plata.
La convocatoria será este viernes en la plaza Islas Malvinas, un lugar donde se realizaron varios actos de campaña y que tiene peso propio en el universo simbólico del axelismo porque allí, en diciembre de 2022, el gobernador se lanzó a la reelección. Esta vez lo acompañará, al igual que en ese entonces, su mesa chica y algunos intendentes, como el local, Julio Alak, y dos de sus “vecinos” que se mueven en el esquema de Kicillof: Mario Secco de Ensenada y Fabián Cagliardi de Berisso.
Será la primera y última “mateada” de 2024. Antes eran algo recurrente, pero en La Plata admiten que este año debieron postergarlas porque estuvieron concentrados en la gestión. “El gobierno de Milei no dio tiempo para nada, arrasó con todo”, graficó un colaborador de Kicillof, aunque omitió que la postergación también tuvo que ver con el laberinto en el que entró la interna del PJ, donde cada movimiento del gobernador fue leído con suspicacia en el Instituto Patria.
Kicillof buscará recuperar la “épica del Clio” que construyó en 2019, cuando recorrió los municipios bonaerenses a bordo del auto de su principal colaborador, Carlos Bianco. Durante ese año, el entonces candidato desembarcaba en pueblos del interior para dar charlas en plazas y otros espacios públicos. Así nacieron las “mateadas”, entre charlas con vecinos, escenarios bajitos y reposeras. En las recorridas lo acompañaba un grupo reducido de amigos y armadores, que luego se convirtieron en sus espadas en la gestión bonaerense. Algunos bromeaban con que hacían “kirchnerismo uruguayo”, porque todo el circuito era low cost, sin banderas de agrupaciones políticas, caras conocidas ni personal de seguridad.
En rigor, esas recorridas marcaron –de modo muy incipiente– el principio de la bifurcación de los caminos entre él y Cristina. Según la mirada de La Cámpora, la victoria electoral en la Provincia se debió al apoyo de su jefa política y al acompañamiento de la militancia, mientras que para Kicillof la campaña se hizo a pulmón y con mucho esfuerzo de su equipo.
“Nunca abandonamos nuestra lógica. No tenemos que volver al lugar del que nunca nos fuimos”, se atajó ante elDiarioAR un dirigente que suele acompañar al gobernador. Lo cierto es que la “mateada” versión 2024 se da en un contexto difícil, a una semana de la reunión del PJ Bonaerense en donde lo que había sido presentado como una foto de unidad pero se convirtió en una nueva muestra del malestar con Cristina. Si quedaban dudas, dos días más tarde el gobernador decidió faltar a su acto de asunción en el PJ, en el que ella apuntó contra los “peronistas tardíos”.
No habrá, en los próximos días, un posicionamiento sobre la posibilidad de desdoblar la elección, un tema que inquieta a Cristina.
La mateada será el último encuentro con vecinos en la previa a un año electoral. En medio de las especulaciones, desde La Plata buscaron bajar la espuma y subrayar que la invitación al evento no tiene ningún eslogan político. No habrá, en los próximos días, un posicionamiento sobre la posibilidad de desdoblar la elección, un tema que inquieta a Cristina.
Máximo Kirchner también activó sus recorridas por la provincia. El último fin de semana estuvo en la costa bonaerense, donde aprovechó los huecos entre las actividades formales para mostrarse en un partido de fútbol y tocar la batería en un estudio de grabación. Una apuesta por reflejar una imagen más descontracturada, de “cercanía” con la gente. Luego, en un acto junto a Fernanda Raverta, no se privó de dar su propio mensaje a la interna: pidió “dejar de lado los egos”, en lo que pareció una nueva alusión crítica al gobernador.
“Las mateadas son nuestra tradición. Vamos a mostrar que recarga pilas y renueva energía; queremos demostrar que en el gobierno provincial no juegan los egos ni las vanidades personales”, retrucó un integrante de la mesa chica de Kicillof, en lo que pareció una respuesta directa al líder de La Cámpora. El escenario en la calle con el que se encontrará esta vez difiere mucho del que había en 2023, durante su última mateada. Todo cambió desde aquel entonces, sobre todo en los términos de su relación con Cristina. Por eso, la voz que suene en esa ronda de mate será para el mandatario un termómetro para medir sus próximos pasos.
LA/MC