Las primeras llamadas fueron el miércoles por la noche a los celulares de los principales referentes de los movimientos sociales cercanos al Gobierno. Desde la Casa Rosada querían frenar una marcha que podía profundizar aún más la crisis. El Movimiento Evita, Somos Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa y algunos grupos más chicos habían anunciado un rato antes una movilización para hoy a la tarde en la que pensaban meter 150.000 personas en Plaza de Mayo. Sin muchas consultas habían decidido pulsear en la interna del frente de Todos, que había estallado a la mañana con las renuncias anunciadas por los ministros afines a Cristina Kirchner. Por más que las consignas hablaban del llamado a la unidad en la coalición de Gobierno, un despliegue como el que tenían pensado podía ahondar más la crisis y entrar en un modo de difícil gobernabilidad. Alberto Fernández lo sabía, pero los movimientos no confirmaban el levantamiento de la convocatoria, por eso el presidente y sus funcionarios llamaban insistentemente. “Entendimos que era el apoyo ante una situación desestabilizadora y así reaccionamos”, explicó uno de los dirigentes que habló con el presidente.
“Al comienzo pensamos que era un acto desestabilizador y por eso tomamos la determinación de marchar a la Plaza, pero luego entendimos que fue un error de los funcionarios que no midieron el alcance de lo que estaban haciendo. Despejada esa cuestión, por responsabilidad institucional, levantamos la movilización”, señaló a elDiarioAR, Gildo Onorato, uno de los principales dirigentes del Movimiento Evita. “Fue un error grave, no se puede renunciar en los medios, pero creemos que comprendieron lo que hicieron. Y al ver que los respaldos a Alberto fueron inmediatos, no quisimos agregar más angustia a lo que ya sucedía”. “Hay que tener tranquilidad en este momento tan delicado. No hay que tener reacciones espasmódicas y buscar respuestas mágicas. La sociedad nos hizo un llamado de atención y hay que responder a las demandas que nos plantearon”.
Las llamadas de anoche no terminaban de convencer a los dirigentes de levantar la medida. En la mañana de hoy, de hecho, mientras hablaban por las radios dirigentes como Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, confirmaban que la marcha se hacía y que desde la casa de Gobierno los estaban llamando. También Daniel Menéndez, de Somos Barrios de Pie, le dijo a este diario antes de las 10, que se sostenía la medida. Recién a las 11, después de varios idas y vueltas telefónicos y de ver cómo los gobernadores y los intendentes habían salido a mostrar su apoyo, se echó para atrás la convocatoria. A esa hora varios micros habían salido desde el interior de la Provincia rumbo a la Ciudad de Buenos Aires y tuvieron que volverse.
“Nos dijeron que había habido contactos con sectores del kirchnerismo y que ya había un reconocimiento sobre que se habían extralimitado. Que había un acuerdo de que no se podía quebrar el Frente. La situación es delicada pero, en ese contexto seguir con el plan original era echar más leña al fuego. El FdT tiene una geometría variable y veremos cómo se recompone. Me da la sensación de que si hay alguien que perdió en todo esto fueron los que lo forzaron porque no midieron el alcance de la jugada”, señaló un dirigente más cercano al albertismo que pidió no ser mencionado.
También desde el Movimiento Evita, Fernando Chino Navarro, recorrió varios medios explicando el apoyo a Alberto en la interna del oficialismo. “El presidente tiene que ejercer su rol, por mandato constitucional y porque se necesita una jefatura política. Es una crisis política que se resuelve con la autoridad del presidente y con la razonabilidad de cada uno de los actores de la coalición. La coalición es debate, pero con el fin de hacer un mejor gobierno, no para debilitarlo. Nos tranquiliza que Alberto Fernández esté sereno y trabaje por la unidad”, dijo Navarro.
AM