La ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, de Javier Milei, tiene puntos en común con la ley de “Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública”, de Alberto Fernández: las dos tienen nombres largos, fueron impulsadas al inicio de sendas gestiones de gobierno y tienen un voluminoso y muy diverso articulado. Por eso se llaman leyes ómnibus y su trámite de aprobación es complejo y pesado, además de conllevar difíciles negociaciones políticas.
La Libertad Avanza, el espacio del presidente Milei, no tiene los diputados ni los senadores suficientes para aprobar nada. Ni siquiera para abrir los recintos (quórum). Pero al parecer logrará avanzar gracias a acuerdos con la oposición dialoguista y aliada, y sin contar para nada con el kirchnerismo y el trotskismo, la oposición intransigente.
Debido a esta insuficiencia numérica y a la cantidad y heterogeneidad de sus contenidos (desde el otorgamiento de superpoderes al Presidente hasta fruslerías como el hecho de que los jueces deban usar toga en los juicios, como en Estados Unidos), el proyecto de ley Bases, como ya ha contado elDiarioAR, sufrió importantes cambios con respecto a la redacción que llegó de la Casa Rosada el 27 de diciembre úlltimo.
De los 664 artículos de la redacción original bajó a 525 artículos después del debate en comisiones de la Cámara de Diputados y, esta semana, a 385, luego de que el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció el viernes último que el Poder Ejecutivo había decidido retirar el paquete fiscal de este megaproyecto.
Entre otras numerosas medidas, la última versión del proyecto declara la emergencia en varias materias (es decir que se le otorgan facultades especiales o superpoderes al presidente Milei para tomar decisiones directas sin pasar por el Congreso), la privatización de empresas públicas y una reforma de los organismos públicos de cultura, como el INCAA (cine) y el Instituto Nacional del Teatro.
Primero, los dictámenes; después, se levanta el telón
En el plenario de las comisiones de Legislación General, Presupuesto y Hacienda y Asuntos Constitucionales se firmaron la semana pasada cinco dictámenes:
• El de mayoría: 55 firmas (34 en disidencia), de La Libertad Avanza, el PRO, la UCR, parte del bloque Hacemos Coalición Federal, que conduce Miguel Pichetto, y otros espacios como Innovación Federal, que responde a los gobernadores massistas, y de legisladores referenciados en Martín Llaryora, mandatario de Córdoba.
• El primero de minoría: 45 firmas, de Unión por la Patria.
• El segundo de minoría: 3 firmas, de la Coalición Cívica-ARI, que integra el bloque de Pichetto pero se abrió.
• El tercero de minoría: de Margarita Stolbizer (GEN) y Mónica Fein (Partido Socialista), que también integran el bloque de Pichetto y tanbién se abrieron.
• El cuarto de minoría: de Christian Castillo (FIT).
La cantidad de firmas es relevante porque el que más firmas reúna es el que se vota primero. Si fuera rechazado, se votaría de inmediato el segundo con más firmas, que es el del kirchnerismo. Si resultara aprobado, caería el proyecto entero y se terminaría la sesión. Sería un duro golpe para la joven gestión de Milei, cuya gobernabilidad, en tal caso, podría empezar tambalear.
En cambio, si el dictamen de consenso fuera aprobado en general, de inmediato se pasaría a la votación del articulado. Es el segundo acto de la ópera.
Sigue la función
Después de la votación en general, que suele venir acompañada de aplausos en el recinto de Diputados (donde sí está permitido aplaudir, a diferencia del Senado, donde está prohibido), se debe votar artículo por artículo aunque también pueden votarse artículos por segmentos (por ejemplo, del artículo 70 al 75, de una sola vez).
En esta segunda instancia, que se llama votación en particular, puede haber algunos temas/artículos de la ley ómnibus de Milei que no resulten aprobados, porque no reúnan los votos.
Por ejemplo, la reforma de los organismos de cultura podría tener más votos negativos que afirmativos y, por ende, ser rechazada. Esto significa que esa parte específicamente no figurará en el texto sancionado que se enviaría al Senado.
El hipotético rechazo de los artículos sobre organismos públicos culturales significa que no podrán tratarse iniciativas similares sino hasta 2025, ya que el artículo 81 de la Constitución dice que “ningún proyecto de ley desechado totalmente por una de las Cámaras podrá repetirse en las sesiones de aquel año”.
Si en el recinto la ley Bases se aprueba en general, empezará una larga cadena de batallas en la que habrá que estar bien atentos, porque más de un artículo podría caerse por falta de votos.
Es decir que la ley ómnibus de Milei —cuya redacción se atribuye a Federico Sturzenegger— podría aprobarse en general, lo que significaría una victoria política del Presidente, pero en la votación en particular varios de sus planes podrían quedar en el camino por desavenencias con la oposición. Gajes de la política, la rosca y las instituciones democráticas.
JJD